Sakura miraba el techo de su oficina, escuchando el bullicio de la aldea a través de la ventana. Había pasado otra tarde ocupada, revisando pacientes y expedientes, pero su mente estaba en otra parte. Últimamente, no podía evitar pensar en las familias que sus amigos estaban formando. Ino, con su pequeño hijo que recién comenzaba a caminar, y Temari, quien esperaba a su segundo bebé con Shikamaru. Incluso Naruto y Hinata parecían irradiar una felicidad única al hablar de sus hijos, Boruto y Himawari.
Sakura siempre sonreía al hablar con ellos, compartiendo sus alegrías y disfrutando de los momentos. Pero cada vez que la conversación terminaba, una sensación de vacío se alojaba en su pecho. Sus amigos seguían adelante, construyendo algo más grande, mientras ella se sentía atascada. Soltera y sin hijos, observando cómo sus seres queridos creaban lazos nuevos y profundos.
Lo último que supo de Sasuke fue que se había casado con Karin. La noticia le había llegado como una bofetada en la cara. Aunque hacía mucho que había dejado de esperar algo de Sasuke, saber que él había decidido seguir adelante con otra mujer la dejó sintiéndose… sola.
Una lágrima resbaló por su mejilla, y se sentó en el borde de la ventana, mirando hacia la aldea mientras el sol comenzaba a ocultarse.
—Sakura… —La voz grave de Kakashi la sacó de su ensimismamiento.
Ella se sobresaltó al verlo allí, parado en la puerta de su oficina. Había venido para que ella firmara unos documentos, pero se detuvo al ver el brillo en sus ojos.
—¿Todo está bien? —preguntó Kakashi, su tono lleno de preocupación mientras se acercaba a ella.
Sakura se secó rápidamente las lágrimas y negó con la cabeza.
—No es nada. Solo… una tontería. —Su voz sonaba vacía, como si tratara de convencerse a sí misma.
Kakashi se acercó más, inclinándose ligeramente para mirarla de frente. —No parece nada. ¿Qué sucede?
Sakura suspiró, sintiendo cómo el peso de sus emociones se acumulaba en su pecho. No quería hablar de eso, pero las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.
—Quiero un bebé, Kakashi… —Su confesión fue suave, pero la intensidad detrás de sus palabras era innegable.
Kakashi parpadeó sorprendido. No esperaba escuchar eso.
—¿Un bebé? —repitió, como si necesitara procesar la idea.
Sakura apartó la mirada, mordiéndose el labio.
—Es algo que he sentido crecer dentro de mí. Ver a mis amigos formar familias, ser felices… Yo también quiero saber lo que se siente, lo que es ser madre. No se trata de no sentirme sola, no es eso. Solo… quiero experimentarlo.
Kakashi asintió lentamente, comprendiendo el trasfondo de sus palabras.
—Entiendo que quieras ser madre, pero… ¿has pensado en cómo hacerlo?
Sakura asintió, sus dedos jugueteando con los bordes de su bata. —He estado considerando la inseminación artificial. No quiero una relación solo por tener un bebé. Estaba pensando en buscar un donante o algo similar.
El silencio llenó la habitación, y Kakashi la miró con detenimiento.
—Si eso es lo que deseas, te apoyaré en lo que decidas.
Sakura levantó la vista, algo insegura, pero había una pregunta que no podía evitar hacerle.
—¿Tú nunca has pensado en ser padre?
Kakashi suspiró, tomando asiento en una silla frente a ella.
—La verdad… nunca lo he deseado. Siempre pensé que mi vida estaba bien como está. Pero… ahora que lo mencionas, no puedo evitar pensarlo. Quizás, con la persona adecuada, podría ser diferente.