La lluvia caía con una furia implacable, empapando cada rincón de Konoha mientras Sakura corría sin rumbo fijo. Sus lágrimas se mezclaban con la lluvia, y el frío la atravesaba, pero no sentía nada más que el dolor desgarrador en su pecho. Sasuke la había engañado con Karin. La traición pesaba tanto que apenas podía respirar, su mente luchaba por comprender lo que había descubierto.
De repente, sintió unas manos firmes sujetándola. Kakashi estaba frente a ella, empapado, con el ceño fruncido por la preocupación. Intentaba hacer que lo mirara, pero Sakura seguía perdida en su propio dolor, las lágrimas y la lluvia cegándola.
-Sakura, tienes que venir conmigo -dijo Kakashi con calma, su voz firme pero suave.
Sakura no reaccionó. Estaba desorientada, sus piernas temblaban, su cuerpo agotado por el frío y la conmoción. Kakashi suspiró, viendo que ella no respondía, y sin dudarlo más, la levantó en brazos. La lluvia seguía cayendo con fuerza, pero él la cargó con cuidado, protegiéndola del viento mientras avanzaba hacia su casa.
Ella no se resistió. Estaba demasiado rota como para luchar. Sasuke y Karin... ¿cómo había llegado todo a esto?
Kakashi la llevó directamente a su casa, el trayecto breve pero lo suficiente para que ambos estuvieran completamente empapados. Al llegar, la dejó suavemente en el sofá, envolviéndola con una manta que encontró en el perchero. Se agachó frente a ella, observando su rostro desolado, mientras el agua goteaba de su cabello.
-Sakura, dime qué pasó -dijo Kakashi con voz tranquila, sentándose a su lado.
Por un momento, Sakura no pudo hablar. El nudo en su garganta la ahogaba, y cuando finalmente habló, su voz salió rota.
-Sasuke... me engañó... -sollozó-. Con Karin.
Kakashi se quedó en silencio, permitiendo que ella procesara lo que acababa de decir. Sus manos temblaban bajo la manta, y él no la soltó ni por un segundo.
-No puedo creerlo... -Sakura continuó, las lágrimas cayendo por su rostro-. ¡Ella me ayudó cuando di a luz! Karin conoció a Sarada, la vio crecer. ¡Y aun así... se metió con él! -Su voz se quebró-. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿A Sarada? ¡Tiene solo cuatro años! ¿Por qué?
Las palabras salían en medio de sollozos, y Kakashi no interrumpió. En lugar de intentar consolarla con palabras, la rodeó con sus brazos, atrayéndola hacia su pecho. Ella no ofreció resistencia, solo se dejó caer en su abrazo, llorando con fuerza.
-¿Cuánto tiempo lleva esto sucediendo? -preguntó Sakura, su voz apenas un susurro entre el llanto-. ¿Cuánto tiempo me mintió, Kakashi? ¿Cómo no lo vi antes? ¿Cómo pude ser tan ciega?
Kakashi apoyó su mentón sobre la cabeza de Sakura, sus brazos fuertes sujetándola mientras ella se desahogaba. Podía sentir el dolor en cada palabra, en cada sollozo que ahogaba contra su pecho. No intentó hablar de Sasuke, porque sabía que en ese momento lo único que Sakura necesitaba era desahogarse, liberar todo lo que llevaba guardado.
-Ella... ella fue tan amable conmigo... -continuó Sakura-. Karin estuvo a mi lado cuando Sasuke no lo estuvo. Yo confié en ella. Nunca pensé que... que podría hacerme algo así. ¡Nosotros... éramos una familia!
El dolor en su voz era palpable, desgarrador, y Kakashi cerró los ojos, apretándola más fuerte. Sabía que no podía darle las respuestas que ella buscaba. No podía explicarle el porqué de la traición de Sasuke ni de Karin. Pero lo que sí podía hacer era estar allí, para sostenerla cuando sentía que su mundo se derrumbaba.
Sakura lloró en sus brazos, sollozando hasta que apenas le quedaba aliento. Finalmente, su respiración se hizo más suave, pero el dolor seguía ahí, latente en su pecho. Se apartó ligeramente para mirar a Kakashi, sus ojos rojos e hinchados.
