Doloroso Pasado

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El camino que se extendía ante ellos estaba iluminado por la luz plateada de la luna, un reflejo pálido de la esperanza que apenas comenzaba a renacer en el corazón de Naruto.

Mientras caminaban en silencio a través del bosque, los pensamientos de Naruto se agolpaban en su mente, enredándose en una maraña de emociones que era difícil desenredar.

El dolor de lo que había ocurrido, la culpa por lo que había hecho bajo el control de Kazuto, y la comprensión amarga de los motivos que impulsaban al joven enemigo, todo se mezclaba en un torbellino caótico que lo dejaba exhausto.

Mientras se adentraban más en el bosque, Naruto sintió cómo el peso de todo lo que había experimentado en los últimos días comenzaba a oprimir su pecho.

Había visto, a través de los ojos de Kazuto, los horrores de su infancia, el rechazo, el odio y el dolor que lo habían moldeado en lo que ahora era.

Había visto cómo la aldea que él mismo había jurado proteger se había convertido en un lugar de sombras y desesperación para un niño que, como él, había nacido con un destino marcado por el sufrimiento.

- Lo vi todo, Kazuto - pensó Naruto, su mirada fija en el suelo mientras caminaba - Vi el odio en los ojos de los aldeanos, el desprecio en las palabras de aquellos que debieron protegerte. No es que no te entienda, Kazuto... Sí, que te entiendo. Sufriste mucho, y lo lamento de verdad. Como Hokage debí preveer eso.

Los recuerdos de Kazuto se superponían a los suyos propios, creando una mezcla de empatía y tristeza que lo dejaba con el corazón pesado. Naruto había sido rechazado también en su niñez y juventud, había sentido el frío del aislamiento, había conocido el dolor de ser un paria.

Pero mientras él había encontrado en Konoha una razón para luchar, una razón para perdonar, Kazuto solo había encontrado razones para odiar.

- Pero lo que me pides es imposible para mí - susurró Naruto en su mente, recordando las palabras que había intercambiado con Kazuto en aquel oscuro rincón de su prisión mental - Jamás traicionaré a Boruto... ni a Konoha.

Aquellas palabras, pronunciadas con una convicción que brotaba de lo más profundo de su ser, habían enfurecido a Kazuto, quien, cegado por su odio y dolor, había intensificado el control sobre él.

Naruto recordó cómo se había sentido en ese momento, como si cada fibra de su ser fuera desgarrada por la fuerza de ese odio, como si la oscuridad lo consumiera por completo, dejándolo sin voluntad, sin conciencia, solo una herramienta para el dolor de otro.

El peso de esos recuerdos hacía que su pecho se sintiera pesado, como si una piedra invisible estuviera incrustada en su corazón. El hecho de que había sido forzado a levantar la mano contra su propio hijo, el único ser que siempre había protegido con su vida, le producía una angustia que lo hacía cuestionar todo.

Se preguntaba si realmente había fallado como padre, si había fallado como ninja, si su fuerza no había sido suficiente para proteger a aquellos que amaba o si debía renunciar a su puesto de Hokage y a su titulo de ninja directamente.

Boruto, caminando a su lado, percibió el cambio en su padre. El silencio en el que se había sumido, la mirada distante, los hombros encorvados por el peso de la culpa, todo hablaba de un dolor que iba más allá de lo físico. Era un dolor que Boruto entendía, un dolor que lo impulsó a detenerse y colocar una mano en el brazo de su padre.

- Papá - dijo Boruto suavemente, con una voz que parecía estar hecha de luz en medio de la oscuridad - Sé que estás sufriendo, que todo esto te ha afectado profundamente. Pero no tienes que cargar con este peso solo.

Lazos De Sangre Y Furia (Boruto Uzumaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora