Sombras Liberadas

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El viento en Uzu soplaba con una intensidad que parecía anunciar la tormenta que estaba por desatarse. Boruto y Kawaki se mantenían firmes, uno junto al otro, mientras la figura de Yuki permanecía delante de ellos, envuelta en una neblina densa y oscura. El silencio era como un preludio de la batalla, una calma tensa que estaba a punto de romperse en mil pedazos.

Yuki, con sus cabellos azules y rosados ondeando al viento, los observaba con una mezcla de frialdad y confusión. Aunque su postura era desafiante, sus ojos verdes, como el hielo que cubre un lago en invierno, revelaban un tumulto interno que luchaba por salir a la superficie.

A pesar de su aparente determinación, había algo en su mirada que Boruto no pudo ignorar: una sombra de duda, una chispa de humanidad que parecía estar sofocada por la oscuridad que lo rodeaba.

El suelo tembló ligeramente bajo sus pies, y antes de que pudieran reaccionar, Yuki se lanzó hacia ellos con la velocidad de un rayo.

Boruto y Kawaki respondieron al unísono, como si sus movimientos estuvieran sincronizados por una fuerza invisible que los unía como hermanos. Las manos de Boruto se movieron rápidamente, formando sellos mientras activaba su Jogan, y Kawaki, con sus habilidades innatas, desató una barrera de defensa que envolvió a ambos.

El primer impacto fue brutal. Yuki, con una agilidad inhumana, se movía entre ellos como una sombra, sus ataques rápidos y precisos. Pero Boruto y Kawaki no retrocedieron.

Cada vez que Yuki lanzaba un golpe, ellos lo esquivaban con la misma fluidez, contrarrestando con movimientos igual de ágiles. La batalla era un juego de reflejos, una danza de luz y sombras que se entrelazaban en el aire como dos corrientes opuestas.

- Sarada... Mitsuki...- murmuró Boruto.

Mientras peleaba, Boruto no podía evitar sentir el dolor de sus amigos, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Cada golpe, cada esquive, era como un latido que resonaba en su alma. Sentía el sufrimiento de Sarada, el vacío en el que Mitsuki se encontraba atrapado, y eso solo alimentaba su determinación.

La idea de rescatarlos, de salvarlos de las garras de Kazuto, era lo único que mantenía su corazón firme en medio de la tormenta.

Boruto giró en el aire, esquivando un golpe devastador de Yuki que golpeó el suelo con la fuerza de un trueno. La tierra se agrietó bajo ellos, pero Boruto aterrizó con la gracia de un felino, sus ojos resplandecientes con el poder del Jogan.

En cada movimiento, en cada acción, podía sentir la presencia de Sarada y Mitsuki, sus chakras eran como una luz débil en la oscuridad, llamándolo, pidiéndole que no se rindiera.

- Puedo sentirlos. Están tan cerca... pero su dolor es tan profundo. No puedo fallarles. No puedo fallarles - dijo Boruto.

A su lado, Kawaki combatía con la misma furia contenida, pero en su interior, las emociones eran igual de intensas. Cada golpe que lanzaba, cada barrera que levantaba, estaba impregnada de un deseo ferviente de redimirse.

Boruto había confiado en él, le había dado una segunda oportunidad, y Kawaki estaba decidido a no fallarle esta vez.

No solo estaba luchando para salvar a Sarada y Mitsuki, sino también para reconstruir el lazo que alguna vez compartió con el equipo 7, el equipo que lo había acogido como un miembro más de su familia.

- No voy a fallar esta vez. No seré una carga. Boruto confía en mí, y yo confío en él. Juntos... podemos vencer cualquier cosa - murmuró Kawaki.

La batalla continuaba, y Yuki seguía atacando con una intensidad que parecía no tener fin. Pero algo en sus movimientos estaba empezando a cambiar.

Boruto, con su Jogan, podía ver las pequeñas fisuras en su defensa, las dudas que comenzaban a manifestarse en sus ataques. A pesar de su ferocidad, había un frágil hilo de confusión en sus movimientos, como si una parte de él estuviera resistiéndose a la batalla.

- ¿Por qué no puedo... acabar con ellos? ¿Por qué siento esta duda? - susurraba Yuki.

Yuki, aunque físicamente luchaba con todo su poder, sentía que algo dentro de él no estaba bien. Cada golpe, cada intento de derribarlos, se encontraba con una barrera invisible, no solo de fuerza, sino también de voluntad.

Boruto y Kawaki no solo eran enemigos, eran algo más, algo que su corazón no podía ignorar. Y eso lo atormentaba.

En medio de la lucha, Boruto comenzó a ver más allá de la superficie. Con el poder de su Jogan, pudo ver lo que Yuki realmente ocultaba.

No era solo un guerrero lleno de odio y rencor, no era solo un defensor ciego de Uzu. Boruto podía ver, con una claridad que le golpeó como una ráfaga de viento helado, que Yuki también era una víctima. Una víctima del mismo poder que había atrapado a Naruto.

- Está siendo controlado... igual que mi papá lo fue. No es su culpa - susurró Boruto.

La revelación fue como una luz en medio de la oscuridad. Boruto entendió que Yuki no estaba luchando por su propia voluntad, sino que estaba siendo manipulado, su mente atrapada en una prisión creada por Kazuto.

El intenso deseo de Yuki de ver resurgir a Uzu, de restaurar el clan Uzumaki a su antigua gloria, había sido utilizado por Kazuto para esclavizarlo, para aprovechar su vacío y su dolor.

- Yuki, ¡puedo verlo! ¡No es tu culpa! Estás siendo controlado por Kazuto, igual que mi padre lo estuvo. ¡Lucha contra él! ¡No eres su prisionero! - murmuró Boruto.

Las palabras de Boruto resonaron en el aire, mientras esquivaba un nuevo ataque de Yuki. Pero algo en su tono, en la sinceridad de su voz, pareció penetrar la barrera que mantenía a Yuki bajo el control de Kazuto.

Por un momento, los ataques de Yuki se ralentizaron, y en sus ojos, Boruto pudo ver la chispa de confusión transformarse en una chispa de comprensión.

- ¿Controlado...? ¿Yo...?

El temblor en su mano fue casi imperceptible, pero suficiente para que Boruto supiera que sus palabras estaban comenzando a llegar. En lo profundo del corazón de Yuki, una parte de él sabía que había sido manipulado, que su verdadero deseo no era matar a Boruto y Kawaki, sino liberar a su clan del sufrimiento, encontrar un lugar al que pertenecer sin el yugo de la oscuridad.

Kawaki, al ver la reacción de Yuki, también se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

- Es igual que con Naruto - murmuró, sus ojos centellearon con comprensión - Kazuto ha estado jugando con su mente, usando su dolor y su vacío para controlarlo.

El viento de la batalla disminuyó, la niebla alrededor de ellos comenzó a disiparse mientras Boruto y Kawaki, con renovada esperanza, se preparaban para liberar a Yuki de las cadenas invisibles que lo ataban.

Kazuto, con su poder del Sharingan, había usado a Yuki como un peón más en su juego, pero Boruto, con su Jogan, podía ver más allá de las ilusiones. Sabía que el verdadero enemigo no era Yuki, sino el hombre que tiraba de sus hilos.

- No te preocupes, Yuki. Te sacaremos de esto. No eres nuestro enemigo, y no permitiré que Kazuto siga controlándote - exclamó Boruto - Ni a tí ni a nadie más. Los salvaremos a todos los Uzumakis que están aquí y se encuentran atrapados bajo el conttrol de Kazuto.

Yuki, con el sudor corriendo por su frente, temblaba, no de miedo, sino de lucha interna. La verdad, que había estado oculta en lo más profundo de su alma, comenzaba a salir a la superficie, pero aún quedaba una última barrera por romper y sinceramente era algo imposible de lograr, al menos para él solo.

 La verdad, que había estado oculta en lo más profundo de su alma, comenzaba a salir a la superficie, pero aún quedaba una última barrera por romper y sinceramente era algo imposible de lograr, al menos para él solo

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Lazos De Sangre Y Furia (Boruto Uzumaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora