Un año después de salvar al mundo y liberar a todos de la oscuridad, Boruto Uzumaki regresa a una Konoha reconstruida, solo para enfrentar una nueva amenaza que pone en peligro todo lo que ama.
*) BoruSara
*) MitsuHima
*) Kazuto Uzumaki Uchiha
El aire de Uzu se volvía más espeso con cada paso que daban. Kawaki y Mitsuki avanzaban por el laberinto de sombras, sabiendo que el peligro no los dejaría en paz. La niebla oscura que los rodeaba parecía cobrar vida, envolviendo cada rincón del castillo, susurrando amenazas y escondiendo trampas en cada curva.
La desesperación parecía palpabley el fríoque emanaba de las paaredes impregnaba hasta los huesos. De pronto, como surgidos de la propia niebla, un grupo de figiras etéreas apareció delante de ellos. Eran como fantasmas hechos de humo y sombras, pero sus ataques resultaban ser certeros y precisos como los de cualquier ninja experimentado.
Las figuras se movían con una agilidad inquietante, lanzandose sobre ellos con una fercidad inesperada.
Kawaki, instintivamente, se colocó frente de Mitsuki usando su propio cuerpo como escudo contra los ataques. Cada golpe que recibía parecía atravesar su piel como cu hillas de viento. Las sombras ersn incansables, y cada vez que una de ellas caía otra surgía de la niebla misma, como si el enemigo fuese inagotable.
- No te dejaré...caer aquí.... - murmuró Kawaki.
Mitsuki intentó apartarlo, queriendo luchar por su cuenta, pero su cuerpo, debilitado por el cautiverio y el dollr, no le respondía con la fuerza que deseaba. En su interior, la confusión y el resentimiento aún ardían, pero el ver cómo Kawaki se interponía una y otra vez, absorviendo el impacto de cada ataque, lo hacía detenerse por un instante.
De repente, una de las sombras lanzó un golpe de desvastación, y Kawaki, son dudarlo, se arrojó frente a Mitsuki para recibir el impacto. El golpe lo lanzó al suelo con una fuerza brutal, y la sangre comenzó a brotar de sus heridas, empapando el suelo a su alrededor, como si las sombras estuvieran absorviendo su vida misma.
El rojo de su sangre contrastaba violentamente con la negrura de las sombrss, una herida abierta en medio de un vacío infinito.
Kawaki con la respiración pesada, giró la cabeza hacia Mitsuki, su cuerpo apenas capaz de sostenerse.
- Sal de aquí, Mitsuki....Apúraye...Sal....
Las palabras salían entre jadeos, cada una de ellas cargada de dolor. Mitsuki lo observó en silencio, viendo cómo la vida parecía escurrirse lentamente del cuerpo de Kawaki, mezclándose con el suelo. El resentimiento que había sentido durante tanto tiempo empezó a quebrarse al ver el sacrificio que Kawkai estaba dispuesto a hacer.
La sangre de Kawaki seguía empapando el suelo, formando charcos oscuros que brillaban debilmente bajo la tenue luz que se colaba por las grietas del castillo.
Mitsuki, quien aún no había olvidado los días en los que había considerado a Kawaki como un enemigo, sintió una punzada de confusión. ¿Por qué alguien que había sido una fuente de dolor para tantas personas, ahora estaba dispuesto a morir para salvarlo?
- Eres un idiota Kawaki - mutmuró Mitsuki.
Suspiró profundamente, sintiendo una mezcla de frustración y gratitud, mientras se inclinaba para recoger a Kawaki. Aunque aún no confiaba plenamente en él, algo dentro de Mitsuki cambió en ese momento. Ver a Kawaki arriesgarlo todo , verlo sangrar hasta el borde de la muerte, lo hizo reconciderar su visión de él.
El peso de la situación era más grande que el rencor que albergaba. Con un esfuerzo tremendo, Mitsuki levantó a. Kawaki, sintiendo cómo el cuerpo del otro ninja se deslizaba, cada vez más pesado, por la cantidad de sangre que perdía. Los ataques seguísn viniendo, pero con un último empujón, Mitsuki avanzó hacia la salida del castillo.
El aire afuera se sentía diferente. El cielo, aunque cubierto por una niebla grisácea, edtaba más abierto que dentro de las paredes sombrías del castillo. Mitsuki, jadeante, cayó de rodillas en el suelo con Kawaki aún en sus brazos.
Cada bocanada de aire que tomaba parecía llenarlo de vida, aunque su mente seguía luchando contra la fatiga y la confusión.
- ¿Por qué haces esto....? Aún no lo entiendo.
Kawaki no respondió, yacía inconciente. Su rostro pálido, su respiración débil. A su alrededor, la sangre comenzaba a formar pequeños charcos en la tierra, como si el mundo mismo estuviera absorviendo su sacrificio. El cielo gris sobre dllos parecía un reflejo del estado de sus almas, nublado, lleno de incertidumbre.
Mitsuki, con los pulmones ardiendo y el corazón acelerado, dejó caer su cabeza hacia atrás, mirando hacia el cielo mientras intentaba recomponerse. Sabía que estaban fuera de peligro por ahora, pero el desafío más grande aún estaba por delante. Y en ese momento, mientras respiraba con dificultad, algo dentro de él comenzó a cambiar, aunque el peso del pasado seguía cargando sobre sus hombros.
- Quizás....solo quizás....aún pueda creer en tí Kawaki - susurró Mitsuki.
El susurro se perdió en el viento, Mitsuki mantenía a Kawaki a su lado, sin saber qué vendría después, pero sabiendo que de alguna manera ambos habían llegado más lejos de lo que jamás habían imaginado.
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