CAP 3 - OJOS CURIOSOS

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Se escucha el gallo cantar y se ve el sol salir, y eso solo significa que pasé otra noche sin dormir. Es difícil sabiendo que mi reino puede ser atacado o hasta invadido en cualquier momento, que mi padre haya decidido mandarme a Thalassa a estudiar no significa que no me doy cuenta que es por el peligro en el que él cree que me encuentro. Para colmo, ¿por qué debo ir con una sucia pirata? Es verdad que al menos "La Capitana" tiene fama de ser "mejor" que otros, aunque los rumores de ella se contradicen siempre. Igual sigue siendo una ladrona y en el peor de los casos, una hábil asesina. Me levanto y me visto para el desayuno con la familia real y despedida del rey de Thalassa. Bajo las escaleras, al gran comedor donde están esperándome.

—Perdone la tardanza, Majestad. —me disculpo, haciendo una leve reverencia, no solo a mi padre, sino al rey Marek.

—No te angusties hijo, ven, empecemos. —me responde mi padre. Es un buen rey, bondadoso y siempre ha querido lo mejor para nuestra familia. Todos comemos en silencio, de un lado: el rey Marek, y mi padre y yo del otro lado.

—Ha sido un placer conversar de nuevo, viejo amigo. Veo que el Príncipe Aidan cada vez está más que listo para asumir su rol en el reino. —escuchamos decir al rey Marek, mi padre y yo levantamos la mirada.

Mi padre con un ligero atisbo de orgullo en su rostro.

—Gracias, Marek, la verdad que sí y por ello sé que la visita a tu reino le ayudará a ampliar horizontes con respecto a su educación. —responde mi padre.

—Sí, con respecto a eso, espero que no le moleste la diferencia entre los cielos y los mares. —ríe el rey Marek considerando que es de costumbres diferentes.

—Aun no entiendo por qué debo ir allá. Sin ofender, Su Majestad. —digo antes que pueda detener las palabras.

Escucho cómo el tenedor de mi padre golpea el plato con ligera fuerza.

—Ya hemos conversado sobre esto, hijo. Vas a ir porque te falta aprender muchísimo. —dice mi padre algo harto de mi actitud con respecto al tema.

Levanto la mirada para ver cómo frunce el ceño en señal de desaprobación. ¿Qué más necesito aprender? He pasado horas de horas en los estudios con cada instructor de cada materia que pueda existir en el reino. Siento mi cara hacer la misma expresión que mi padre y eso me fastidia más.

—¿Y por qué no puedo ir con la guardia real de nuestro país o el del rey Marek? ¿Por qué de pronto debo estar al cuidado de esta "Capitana"? Creí que éramos mejores que esos nobles usando a esas pirañas de desagüe para hacer el trabajo sucio. —pregunto exasperado, en parte porque me sorprende que mi padre haya decidido tomar esa ruta cuando siempre me enseñó que si hacías las cosas bien y con sabiduría, no necesitarías a los piratas.

—La Capitana puede no ser de tu agrado, pero no hay mejor guía que escuchar a quien conoce a dónde sopla la marea. —respondió el rey Marek con otra analogía de mares y navegación, con la mirada fija en la sirvienta que está retirando con los platos, al rato mi padre también la mira fijamente.

Cuando quiero ver quién es y por qué tendría que llamar la atención de ambos reyes, se retira. Al mismo tiempo que se terminó la conversación y el desayuno.

Decidí ir a la sala de entrenamiento para desahogar la frustración que llevo. Ya hay varios soldados en entrenamiento y me uno a ellos por el momento. Luego de treinta minutos de calentamiento y práctica de ciertos movimientos en parejas, empiezan los enfrentamientos uno a uno. Usualmente no me dejan participar en grupos y me entrenan en solitario, pero hoy estaba de malas e insistí hasta poder participar. Me tocó enfrentar a uno de los mejores soldados de ese grupo. Tristan es un muchacho alto, un poco más musculoso que yo, un par de cicatrices en los brazos, probablemente por entrenar con espadas sin protección o alguna misión de seguridad.

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