—¡Icen las velas principales! ¡Revisen las amarras! ¡Aseguren la carga! —grito, mientras Soren repite las órdenes, seguidas por un "¡ayye!" de los que obedecen.
Doy un vistazo al cielo y un recorrido frío pasa por mi cuello junto con la brisa marina. Después de despedir a esos tres pasada la medianoche, decidimos esperar despiertos hasta el primer reporte que llegó a las cinco horas exactas.
—Huele a una tormenta, ¿no crees? —le pregunto a mi timonel.
—Las nubes y el viento dicen lo mismo, Capitana. —responde Lyra. Mi contacto con la naturaleza, se podría decir.
Al ser de Verdantys, puede saber cuándo aparecerán tormentas y demás desastres naturales. Ella es tan fuerte como para dispersar tormentas y calmar temblores, pero a la madre naturaleza no le gusta ser controlada, así que a veces se le opone y debemos sufrir un poco. Doy un suspiro.
—¿Puedes con ella? —pregunto cautelosa.
Después de unos segundo de silencio, niega con la cabeza.
—No parece ser una tormenta normal. Habrá gusanos de aire. —responde mirando varios kilómetros al horizonte donde ya se ve luz resplandeciente desde dentro de las nubes.
Lo que me temía. Le decimos gusanos de aire cuando, aparte de lluvia, rayos y truenos, se forman pequeños tornados. Pequeños es un decir, claro, siguen siendo mortales y el aire a alta velocidad te puede llevar en direcciones contrarias y destrozar tu barco. Me preocupa que no llegamos a hacer reparaciones completas en Emberpeaks por el apuro del rey. Doy un suspiro cansado y no son ni las diez de la mañana...
—¿Cuánto tenemos? —pregunto para idear un plan.
—Cuarenta minutos, a lo mucho. El viento está viajando rápido. —dice mirando al cielo.
Si la vieran, pareciera que ella está perdida en sus pensamientos cuando en realidad, ella está observando el viento. Es algo extremadamente útil en estos casos y, por eso, amo tenerla conmigo.
—¡Refuercen los mástiles! ¡Cierren las velas mayores! ¡Icen las velas de tormenta! —empiezo a gritar.
Soren me mira desde la cubierta preocupado, antes de repetir mis órdenes de nuevo y la tripulación obedece veloz. Saben que, si pido las velas de tormenta, velas más pequeñas reforzadas que ayudan a maniobrar con mayor facilidad, es porque Lyra no puede disipar la tormenta. Cerrar las velas mayores nos dará un poco de tiempo para no llegar a la tormenta tan rápido y poder prepararnos.
En lo que sigo gritando órdenes, veo a Aiden salir con los ojos saltones recién despierto y el cabello despeinado.
—Perfecto, ven. Soren, tú igual. —digo mientras voy bajo cubierta.
Escucho dos pares de pasos y sé que me están siguiendo, bien. Pasamos varios escalones, y cada que cruzamos con gente que está abajo, avisamos sobre la tormenta y que aseguren todo lo que puedan. En especial en el establo con los aether-kins. Aiden le avisa a Drakorath y, con eso, el resto de las criaturas entran en un estado de calma y empiezan a dormitar, algo que tiene que ver con el poder de un guardián me supongo.
Hasta que por fin llegamos a nuestro destino. La mazmorra. No he venido desde que el guardia real decidió aparecer en mi barco y Kael es quien se ha estado encargando de él la mayor parte del tiempo, mientras Soren solo lo manda a hacer sus tareas extras.
—¿Cómo ha'ido la comida aquí? ¿Deliciosa? —pregunto burlándome.
Suenan sus cadenas cuando se levanta de la semi cama que dejamos aquí. A veces uso la mazmorra como zona de castigo para la tripulación si hay problemas, así que, en verdad es más cómodo de lo que debería ser para un prisionero.
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Flames & Tides
FantasiaEn un mundo dividido en seis reinos, la paz se quiebra cuando Mystaraeth comienza a cazar a los herederos de todas las tierras. Con el príncipe de Emberpeaks como el próximo objetivo, la capitana pirata es contratada para protegerlo y llevarlo a sal...