CAP 10 - SU ALTEZA, EL LIMPIADOR DE CUBIERTAS

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Criaturas mágicas:
Animales alterados por los dioses.
Son los únicos que pueden ser aether-kins porque
poseen habilidades. Aún existen
animales que no las poseen.

-Enciclopedia de Seres Sobrenaturales: Orígenes, Comportamientos y Magia.
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Las horas pasan y las rutinas se mantienen. A la mañana siguiente, todos despiertan con el sol brillante que ilumina la cubierta del barco, adoptando el color azul marino que tanto lo caracteriza. Observo desde lo alto de malhumor por la mala noche que tuve, pero al menos, tengo con quién desquitarme. Soren aparece con el guardia real y van a despertar al príncipe. Luego de unos minutos los tres salen, listos para trabajar.

—Ahora, esto le'servirá—escucho que dice Soren.

Escucho risas por lo bajo y veo el por qué, Soren acaba de darles sus herramientas de trabajo muy importantes.

—¿Un cepillo de dientes y un balde de agua sin jabón? —pregunta Marx indignado.

Me imagino al príncipe haciendo una mueca de disgusto y río mentalmente.

—¿Alguna objeción, alteza? Quizá' podemos pedirle a la Capitana un cambio. —responde Soren señalándome con una mano hacia donde estoy.

Veo que dice algo entre dientes, pero no logro entender qué. Solo sé que Soren da una sonrisa de lado en respuesta para después irse a gritar órdenes al resto de la tripulación. Cualquiera pensaría que ese es mi trabajo como capitana, sin embargo, a veces hay que vagar un poco y "delegar" los cargos, ¿no creen? Por ahora, a disfrutar la vista.

Y con respecto a esos dos... doy un suspiro en desaprobación a mí misma. ¿Cómo es que llegué a estar involucrada con un príncipe? Siempre he intentado no involucrarme demasiado en asuntos reales y termino teniendo a uno en mi barco, genial. Válido, trabajar para ellos no es exactamente sutil, pero igual. Y el guardia me saca de quicio. No puedo creer que simplemente se coló en mi barco de lo más fácil. Además, que, a pesar de mi reputación, me ofende que crea que tiene que proteger a Aiden de . Pff. Jamás me han faltado el respeto de esa manera, siempre cumplo con mi trabajo como se debe. Si quisiera matarlo ya lo hubiera hecho allá en Emberpeaks.

Observando al príncipe, no está mal. Es decir, se comporta y sabe su lugar. Sabe cuándo obedecer y cuándo intervenir. La ropa de marinero no le queda nada mal y en verdad parece uno de nosotros por fuera, aunque igual debe aprender lo que significa ser un pirata de verdad. Pero, el sonido del cepillo golpeando y raspando la madera me da una sensación de satisfacción, mínima, pero existente. Claro que, necesita más que un simple trabajo de limpieza para mostrarle una lección. Es el primero de muchos.

—Capitana. —escucho una voz baja que me saca de los pensamientos—. Tengo a los aspirantes.

Despego la vista del príncipe para voltear hacia Kael que está con una hoja pequeña en mano. Miro por última vez a nuestro principito trabajador y me doy cuneta que me está observando. Con una sonrisa burlona hacia él, asiento con la cabeza en señal de que continúe y me dirijo hacia las escaleras.

—Llama' to'os. —le digo mientras tomo la carta para ir leyéndola.

Una vez bajo cubierta, paso por la primera puerta que es la de mi oficina. Apenas entras, lo que te llama la atención es el gran escritorio circular con varias sillas de madera para mi Réquiem y detrás un mapa enorme colgado en la pared. En la mesa se encuentra lo último que estuve revisando; aparte de los mapas, cartas de navegación y demás, está la bitácora del capitán, o capitana, en mi caso. Al fondo, cerca de una ventana, está colgada la hamaca que uso para dormir y el sofá se encuentra debajo, en caso de que me caiga o prefiera dormir ahí.

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