Sobre Verdantys, un reino ideal,
Sylvafyrus, con su esplendor divino,
En sus bosques encantados,
Una Hydra majestuosa, su reino guardaron.
En la naturaleza encontraron la armonía eterna,
Las tormentas y temblores calmaron.
Y las plantas y animales cuidaron.-Canción de la leyenda del origen del mundo.
_______________________________________________________________________________Antes que amanezca, me dirijo a los baños para cambiarme al uniforme de mesonera de cocina para poder caminar libremente por el castillo desde temprano sin levantar sospechas y salgo para averiguar la rutina del príncipe. Como asumí, se estaba preparando el desayuno así que me pusieron a trabajar. Evitaba acercarme al comedor, pues no quería que los reyes me reconocieran. Estaba ayudando en la cocina un momento y llegó la encargada del desayuno.
—Tú, linda, vaya a darle más jugo a Sus Majestades. —le escucho decir, pero sigo limpiando el área de cocina—. Te digo a ti, muchacha. —escucho mientras me toman del codo y me voltean bruscamente.
—Oh, lo siento mucho, creí que se dirigía a otra persona. Por supuesto. —trato de hacerme la más compungida por el despiste.
Tomo la jarra y salgo por la puerta, voy por el pasillo hasta el comedor. Apenas entro, sirvo jugo de naranja y empiezo a recoger platos vacíos. Parece que discutían algo de gran importancia porque escucho al rey Marek decir:
—La Capitana puede no ser de tu agrado, pero no hay mejor guía que escuchar a quien conoce a dónde sopla la marea. —con la mirada fija en mí.
Yo continúo como si no hubiera notado que hablan de mí cuando noto que ahora el rey Aurelio también me mira. Les sonrío a ambos mientras doy una leve inclinación de cabeza en muestra de respeto y me voy para evitar que el príncipe me note.
Esperé afuera y luego de varios minutos, veo salir al príncipe apurado, en dirección a la sala de entrenamientos. Busqué rápidamente el uniforme de lavandería que se encargan de recoger toallas y ropas sucias del área y me cambié como rayo. Al entrar, inspeccioné a cada soldado, revisando que ni uno pueda reconocerme de mis previos trabajos aquí y lo vi.
Su presencia era innegable. Y no hablo solo de altura o su físico, aunque sí era alto, sino de la forma en que se movía e interactuaba con el resto. Aún sin corona podías notar que tenía porte real. Cada ejercicio, movimiento de espada hasta la práctica de pelea cuerpo a cuerpo, irradiaba una autoridad natural que hacía que todos lo respetaran. Además, del perfeccionismo de cada ejercicio dice mucho sobre la dedicación que ha tenido desde hace ya un buen tiempo y su musculatura definitivamente va de acuerdo con la práctica constante, lo suficiente como para imponerse, pero lo bastante ágil para moverse con destreza.
Su cabello tenía un tono entre marrón y cobrizo cuando le daba la luz del sol que entraba por las ventanas era una de las señales que era parte de la familia real. Cada miembro de las familias reales destaca por el color de pelo o el color de ojos, más importantes son los ojos. En especial cuando usan sus habilidades, pueden llegar a cambiar de color, pero son casos especiales. Hablando de ojos, su mirada irradiaba concentración cuando lo llaman a pelear contra un soldado ligeramente más alto que él y la calma en la que evita los golpes y patadas. Después de un rato, me di cuenta que estaba tanteando para saber el lado dominante del soldado. Listo también. Y justo cuando lo pienso, recibe un golpe en el estómago. Vamos, ¿tuvo que se justo cuando te hago un cumplido?
—Hey, tienes que terminar de doblar esas toallas. —escucho detrás de mí.
—Oh, sí, disculpa. Ya sigo. —digo mientras tomo la cesta de toallas limpias de sus manos.
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Flames & Tides
FantasyEn un mundo dividido en seis reinos, la paz se quiebra cuando Mystaraeth comienza a cazar a los herederos de todas las tierras. Con el príncipe de Emberpeaks como el próximo objetivo, la capitana pirata es contratada para protegerlo y llevarlo a sal...