CAP 1 - TIEMPOS CRUZADOS

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Estoy frente a la chimenea, leyendo a altas horas de la noche cuando escucho la puerta detrás mío abrirse.

—¿Rea? —escucho al pequeño Zale, llamarme en susurros—. ¿Estás dormida?

—No pequeño, ¿qué pasa? —le digo suave mientras él se acerca a mí.

Cierro mi libro y él me abraza con fuerza.

—Tuve una pesadilla... —dice mirándome con unas pocas lágrimas en sus ojitos azules. Arrugando su pijama azul con el puño izquierdo mientras con la otra sostiene a su muñeco de ballena favorito—. Soñé-.. soñé que ya no estabas.. y fui a tu habitación y no estabas y-...

—Aquí estoy, no te preocupes.. No me iré a ningún lado hasta que ya no me necesites más. —lo interrumpo para abrazarlo más fuerte, lo cargo en brazos y camino a su habitación.

—Siempre te voy a necesitar... —dice mientras nos echamos en la cama juntos—. ¿Me cantarías algo?

—A ver, ¿qué podría ser...? —me pregunto a mí misma dándole un toquecito a su nariz—. Ya sé. Pero intenta dormir mientras lo hago. —él asiente, emocionado con una sonrisita. Y yo canto la leyenda del origen de nuestro mundo.

"En épocas remotas, cuando dioses tejieron el manto,
Seis seres divinos crearon tierras con gran encanto.
Dioses caminaban entre los mortales, compartiendo la vida,
Enseñando la caza, agricultura y la magia.

Pero la convivencia no podía ser eterna,
Dioses zarparon, dejando atrás la tierra.

Humanos temerosos, solos no querían estar,
A los dioses suplicaron, no los querían dejar zarpar.
Compasión divina, amor a su creación,
Guardianes quedaron y eterna protección."

Cuando terminó la canción, un rayo ilumina la habitación cegándome y la escena cambia. Truenos retumban y la lluvia nos cae a la vez que el barco se mece, estando rodeados de enemigos.

— No... —el susurro escapó de mis labios mientras veo lo que ahora está en mis brazos. Donde antes estaba abrazando al pequeño Zale para dormir, ahora se encuentra sin vida con una daga hundida en su cuello. Siento mis ojos llenarse lágrimas y el dolor desgarrador, tan familiar como el día en que pasó, como si cortaran mi alma nuevamente. Como cada vez que recuerdo este momento.

En medio de todo el dolor y tormenta, abre los ojos. Blancos como el papel. Y con una voz sibilante dice:

En la calma del bosque, los susurros del viento advierten que la luz del guardián se desvanece.

Me detengo, desconcertada. Esto no es parte de mis recuerdos.

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Knoc, knoc, knoc, tocan la puerta de la cabina.

—Capitana, ya estamo' llegando a Emberpeaks. —abro los ojos, tragando las lágrimas que amenazan con salir. Aclaro mi garganta antes de responder—. Gracias Soren, ahí voy.

—Permiso, Capitana. —termina de decir mi contramaestre y se retira.

Cierro los ojos de nuevo mientras escucho las olas chocando con el barco y la madera que cruje en respuesta. A lo lejos se oye el cantar de las aves, lo que significa que de verdad estamos cerca de la costa, y el sonido de mi tripulación preparándose para atracar en el muelle. Doy un suspiro largo antes de animarme a sentarme al borde de la cama. Muy aparte del gran desorden de ropa, papeles y libros tirados por el piso y sobre el pequeño escritorio, es bastante acogedor en mi opinión.

Flames & TidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora