POV Carlos
Todavía me dolía el cuello. No podía creer que me hubiera quedado dormido en el piso. De verdad que no puedo confiar en Sergio. Claro, liberó sus feromonas y nos puso a dormir a todos sin importarle mi bienestar. Había decidido no salir en todo el día; estaría en mi habitación durmiendo o viendo televisión. Cené con mi padre, algo muy sencillo, y luego nos dispusimos a ver una película juntos. Me gusta pasar tiempo con él.
A la mitad de la película, sentí entrar a Sergio, y venía con compañía. Sin temor a equivocarme, debía ser Jules quien lo acompañaba. Al terminar la película, papá se despidió ya que se disponía a dormir, y yo recogí las copas y la bandeja con los quesitos y otras cosas que comimos mientras veíamos la peli. Me dirigí a la cocina y, al llegar, vi a Charles, vestido con un traje color crema, metido de cabeza en el refrigerador.
—¿Qué haces? —le pregunté.
—¿Por qué me asustas? —dijo a punto de llorar. Es divertido meterme con él.
—Caramba, ¿por qué tan elegante? —dije sorprendido—. Te ves muy guapo, pareces otro.
—Carlos —dijo serio—, no estoy de humor.
—Y yo que quería, no sé... darte unos besitos —dije coqueto, solo para molestarlo.
—Es en serio, no me jodas. ¿Dónde guardan las cervezas? —volvió a buscar en la nevera—. Sergio dijo que en la nevera tendría algunas.
Normalmente, Charles siempre está de buen humor, pero ahora notaba su cara de confusión y molestia.
—Charles, ¿estás bien? —le pregunté, preocupado.
—No —lloriqueó—, no estoy nada bien, Carlos —dijo llorando.
—¿Qué pasó? —me acerqué a él.
—Nada... todo —lloró más, y no pude evitar sentirme mal por él.
—¿Puedo abrazarte? —preferí preguntar, porque Charles y yo tenemos una dinámica muy extraña y complicada.
—Por favor —dijo mientras se acercaba a mí. No lo dudé y lo abracé. Se sujetó a mí y lloró aún más. A los pocos minutos se calmó, se separó y miró mi pecho.
—Ups.
—Me dejaste lleno de mocos.
—Lo siento.
—¿Estás mejor?
—Sí.
—¿Se puede solucionar?
—¿Qué cosa?
—El problema que tienes.
—No es un problema, Carlos. Es solo que no sé cómo tomarlo. Pero no es malo; solo que es un cambio grande que se viene, y no sé si estoy listo para enfrentarlo.
—Vas a estar bien, además tienes a tu hermano... ¿por qué llorar de nuevo?
—Es mi hermano.
—¿Está enfermo?
—No —dice entre lágrimas—. No, él está bien. Y está feliz, y yo, de verdad, si él está feliz, yo soy feliz. Pero me da nostalgia.
—¿Por qué?
—¿Qué sentiste cuando Fernando dejó el nido? —preguntó—. Sé que tu papá lloró antes de la boda, y Sergio lloró muchísimo cuando Fer se mudó a su nuevo hogar. Pero tú, ¿cómo lo llevaste?
—Igual que todos —le confesé—. También lloré y me sentí triste porque mi hermano se iba de la casa, pero al final, todo debe pasar. Asumo que ahora que Sergio se vaya, también lloraré. No estaremos juntos en esta casa toda la vida; la gente crece y eso es parte de la vida.
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Mi pequeño Prometido
RomanceEn un rincón del mundo donde las antiguas tradiciones aún tejían los destinos de los más poderosos, dos niños fueron comprometidos en matrimonio para asegurar la unión de dos grandes familias y la prosperidad de una empresa. Max Verstappen, apenas u...