CAP 3 - INTEGRACIÓN

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POV Sergio

Había planeado una salida para cenar y tomar algo con mi círculo cercano de amigos: mis hermanos Fernando y Carlos, Lance, el esposo de Fernando, Jules, mi único amigo de la infancia, y su hermano Charles. Esta vez decidí invitar a Max, para integrarlo un poco o, al menos, para que sepa de quién debe esconderse cada vez que esté con su... novio. La cita era a las 7 p.m. Sí, era bastante temprano, pero solíamos salir pronto para regresar igualmente tarde y así tener más tiempo para estar juntos. Casi todos habíamos llegado puntuales, así que decidimos esperar un poco más antes de entrar.

—Admiro a la gente como tú —dijo mi hermano Carlos a Charles—. Sabes, va por el mundo sin importar lo que la gente piense de él —no pude evitar reírme. Conociendo a mi hermano, no lo estaba alabando; todo lo contrario.

—Lastimosamente, no todos tienen un buen sentido de la moda —respondió Charles—, y amo mis pantalones.

—¿Cómo es que le dicen? —participé riéndome—. ¿Pantalones de supermercado?

—Pantalones de centro comercial —dijo Carlos soltando una risotada.

—No entiendo cómo los soporto y seguimos siendo amigos—dijo Charles indignado.

—A Carlos lo soportas porque siempre ha sido tu crush —dijo Jules mientras miraba su celular—. Y a Checo... porque lo amas.

—¿Sigo siendo tu crush? —preguntó Carlos con cara de fastidio.

—Pensé que ya lo habías superado —intervino Fernando, y para ser honesto, yo pensé que eso era tema del pasado.

—Dime la verdad, Jules —dijo Charles agarrando el cuello de la camisa de su hermano—. ¿Yo soy adoptado?

—¿Qué dices, Charles? —respondió Jules.

—Porque no encuentro otro motivo para que digas semejante estupidez.

—No me amas —dije divertido.

—Sergio querido —dijo Charles mirándome—, no quieres iniciar nada y menos antes de que llegue tu futuro esposo.

—Amor, tengo hambre —se quejó Lance ante Fernando.

—Él siempre se queja de que tiene hambre —dijo Charles—. Siempre. Y yo no veo que se metan con él.

—Charles querido —dijo Fernando sonriéndole—, porque todos son muy conscientes de que donde se metan con mi tesoro, yo mismo me encargaré de hacerlos llorar.

—La verdad yo también tengo hambre —dijo Jules—, y bueno, tratando de traer la paz, ninguno de nosotros tiene la culpa de que luzcas como la versión extraña de un miembro de One Direction.

—¿Qué dices? —bufó Charles.

—Cariño, no es solo el pantalón —dijo Jules—, es lo que tienes en la cabeza. ¿Qué es?

—Parece un pañuelo —dijo Carlos analizándolo.

—Chicos, ya tenemos mesa —dijo Fernando.

Pasamos a una de las mesas e inmediatamente pedimos una tanda de margaritas. Desde que cumplí la mayoría de edad, le tomé un gran cariño a las bebidas alcohólicas; me encantan. No soy alcohólico, pero me encanta salir a tomar con mis hermanos, decir estupideces, insultarlos, que Fernando haga llorar a Carlos, y luego que este llore porque Carlos llora, mientras yo río de la situación.

—He decidido que voy a ser padre —soltó Jules de pronto.

—¿Ya tienes un omega? —preguntó Carlos muy interesado.

Mi pequeño PrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora