Capítulo.10. La mentira.

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Gretta Luvóttson

Cuando vi a Gaby entrar por la puerta, mi corazón dio un vuelco. Había estado esperando este momento con una mezcla de ansiedad y esperanza. Su primer tratamiento para evitar que la leucemia llegue a su cuerpo había sido hoy, y no sabía qué esperar. Pero ahí estaba él, con una sonrisa en el rostro, como si nada hubiera cambiado.

—¡Gaby! —exclamé, corriendo hacia él y abrazándolo con fuerza—. ¿Cómo te sientes? Él me devolvió el abrazo, riendo suavemente.

—Estoy bien, Gretta. Un poco cansado, pero bien. El tratamiento no fue tan malo como pensé.

Lo miré a los ojos, buscando cualquier señal de dolor o incomodidad, pero solo vi determinación y valentía.

—Eres increíble, ¿lo sabes? —le dije, tratando de contener las lágrimas. Gaby se encogió de hombros, restándole importancia.

—Solo estoy haciendo lo que tengo que hacer. Además, tengo a la mejor hermana del mundo apoyándome.. corrección y la mejor hermana y a mi tío hermano favorito apoyándome, ¡ah! y la tía Ruby — Vionndo y yo sonreímos sintiendo una oleada de orgullo y amor por nuestro hermano.

— Bueno, sabes que la doctora te dijo que tiene que tomar reposo.— dijo Vionndo con autoridad, Gaby asintió.

— Lo se tío y es lo que haré, después de comer.

— Excelente porque la comida ya está lista. — respondí emocionada, mirándolos a los dos.

preparado algo especial, siguiendo las indicaciones de la doctora para la dieta de Gaby. En la mesa había una ensalada de espinacas frescas con nueces y arándanos, acompañada de un filete de salmón cocido con un toque de limón y hierbas. Para beber, un batido de frutas con espinaca y un poco de jengibre, todo aprobado por la doctora.
Gaby se sentó a la mesa, y aunque estaba cansado, su apetito no había disminuido. Comimos en silencio, disfrutando de la comida y de la compañía mutua. Después de terminar, Gaby se levantó y me dio un abrazo.

—Gracias, Greta. La comida estuvo deliciosa. Creo que voy a descansar un rato.

—Claro, Gaby. Descansa todo lo que necesites —le respondí, acariciando su cabello antes de verlo ir a la habitación. Una vez que Gaby se fue, me volví hacia Vionndo, quien había estado observando todo en silencio.

—¿Qué te dijo la doctora mientras Gaby estaba en su tratamiento? —le pregunté, mi voz apenas un susurro. Vionndo suspiró, su expresión se volvió seria.

—La doctora dijo que Gaby había respondido bien al tratamiento hasta ahora, pero que debemos estar atentos a cualquier cambio. La quimioterapia es dura, y aunque está solo en inicios de la leucemia, debemos ser aún muy cuidadosos con su dieta y su descanso. — susurro bajo. Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación.

—Lo sé. Haré todo lo posible para que Gaby esté bien. No puedo imaginar perderlo.— Vionndo me tomó de la mano, su mirada llena de determinación.

—No estás sola hermana. Estamos juntos en esto, y vamos a hacer todo lo necesario para que Gaby se recupere.

Sentí una oleada de gratitud y fuerza al escuchar sus palabras. Sabía que el camino sería difícil, pero con Vionndo a mi lado y el amor que sentíamos por Gaby, estaba segura de que podríamos enfrentar cualquier desafío.

Observé el viejo reloj de la sala, sus manecillas avanzaban implacables hacia la hora en que debía ir con Aegott a su oficina. El momento de entregar el dinero a Mirco Morrigan, el mafioso más temible de la ciudad, se acercaba rápidamente. Sentí un nudo en el estómago, una mezcla de preocupación, nervios y terror. No quería volver a verlo, pero sabía que como mujer de Aegott, debía cumplir con mi papel, ya que se dinero cayó en mis manos, para una buena causa claro, pero el hecho de saber que es de un Morrigan me deja sin aliento y desarmada por el miedo.

"LOS MORRIGAN"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora