Capítulo.18. Entrenamientos.

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Gretta Luvóttson

El sonido de golpes fuertes en la puerta me despertó abruptamente. Me levanté de la cama, aún somnolienta, y abrí la puerta solo para encontrarme con Mirko quien lleva puesto un short deportivo y una playera de resaque mostrando sus músculos marcados. Intenté cerrarla de inmediato, no quiero verlo, pero él no me lo permitió. Con un suspiro de frustración, me di la vuelta y volví a la cama, ignorándolo deliberadamente.

— Gretta, tenemos que hablar,—dijo con la voz cargada de impaciencia.

Pero yo seguí ignorándolo, enterrando mi rostro en la almohada. Su paciencia se agotó rápidamente. Sentí cómo me levantaba de la cama con fuerza, llevándome en el hombro hacia el armario.

— ¡Déjeme en paz!—protesté, pero él no me escuchó.

Abrió el armario y buscó rápidamente alguna ropa deportiva, sacando un conjunto de leggings y un top del mismo color.
Intenté bajarme de sus brazos, pero él me sostuvo firmemente y me llevó al baño. Me dejó en el suelo y me lanzó la ropa en las manos.

— Vístete vamos a entrenar..— ordenó, su tono es autoritario.

Lo miré con desafío, pero sabía que no tenía otra opción. Con un suspiro resignado, comencé a vestirme mientras él se quedaba en la puerta, observándome, creí que se iría, pero no, se quedo mirando cada rincón de mi cuerpo cuando quede con el conjunto de lencería en color negro, no voy a bajarle la mirada, me jure que jamás volverá a humillarme.

Mis ojos lo ven con coraje, sé atreve a tratarme como si nada hubiera pasado, después de tratarme como una golfa, como si lo que hacía era por gusto. Después de ponerme la ropa deportiva, me mire en el espejo del baño, tome mi cepillo de dientes, coloqué pasta y los cepille, la tensión es insoportable y el hombre no se larga de mi vista.
Enjuague mi boca, tome la liga para el cabello y hacerme una coleta. Caminé a la salida y lo empujé, su mano golpeó mi trasero y mi única reacción fue abofetearlo tan fuerte moviendo su rostro, por un miento maldecí por mi estupidez, pero algo dentro de mi se sintió satisfactoriamente.
Solo se sobo la mejilla, sonrió y yo gire para tomar unos tenis cómodos del armario y calcetines. Los puse en mis pies y por último los tenis. Fui hasta la puerta y la abrí para salir, pero antes de que lo hiciera, camino a mi girándole con solo un agarre en la muñeca, tomando mi mentón y apretándolo.

— Jamás se te ocurra, volver a golpearme ratoncita.— sus ojos están llenos de enojo, pero los míos también.

Por último dejó un beso, mordiendo mis labios y me soltó, saliendo de mi vista por la puerta mientras me limpio la boca y salgo de mi habitación. El aire fresco de la mañana me golpeó el rostro mientras caminábamos en silencio. A lo lejos, podía ver a Donnato y Niccolo entrenando, sus figuras moviéndose con gracia y precisión. Decidí bajar lentamente las escaleras, tratando de ganar algo de tiempo.
Sentía la mirada de Mirko sobre mí, su rostro serio y tenso a unos metros de distancia. Cuando finalmente llegué al patio, me detuve a unos metros de él y sonreí burlonamente. Sabía que mi actitud lo enfurecería.
La reacción del castaño fue inmediata. Su expresión se oscureció y en un instante, estaba a mi lado, sosteniéndome del brazo con la misma intensidad con la que me había sacado de Angel&Debil aquella noche.

— ¿Qué demonios estás haciendo, Gretta?.— gruñó, su voz es baja y peligrosa.

— ¿Acaso le molesta?.—respondí con sarcasmo, sabiendo que estaba jugando con fuego. Pero había algo en mí que no podía resistir el impulso de provocarlo.

— Sí, me molesta,.—replicó Mirko, apretando más fuerte su agarre en mi brazo, mientras me quejó.—Tienes que tomarte esto en serio.

Sentí una mezcla de miedo y desafío.— Estoy aquí, ¿no es suficiente?.

"LOS MORRIGAN"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora