Capítulo.11. La mentira, parte 2.

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Gretta Luvóttson

Después de dos días encerrada en este lugar asqueroso, finalmente me doy cuenta de lo desalineada que ya estoy

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Después de dos días encerrada en este lugar asqueroso, finalmente me doy cuenta de lo desalineada que ya estoy. Mi vestido, que alguna vez fue blanco, ahora está cubierto de manchas de suciedad y sudor. Mi cabello, normalmente bien peinado y alaciado, cuelga enmarañado y grasiento alrededor de mi rostro.

El olor a humedad y moho impregna cada rincón de este lugar, y no puedo evitar sentir náuseas cada vez que respiro. Me traen de comer, pero no tengo ni apetito. No dejó de pensar en mis hermanos, en Ruby y la angustia que deben estar pasando.

No se que es este lugar, pero me aterra la idea de estar bajo el mismo techo donde los mafiosos más buscados del país también se refugian. Estoy rota de dolor, de no saber cómo están mis hermanos, necesito verlos, decirles que estoy bien y qué Aegott me metió es este maldito problema, me dejó morir en lo más profundo del mar.. ¿cómo pude ser tan estúpida cuando me cito en la oficina sabiendo que un día antes el me dio el dinero de su patrón?, dinero que utilice para pagar el tratamiento de mi hermano y le entregue su dinero a Ruby. No quiero morir.. no en manos de los criminales más despiadados de Cavoria.

Mirko me trajo aquí.. le cumplió la promesa de ir a la misma hora en que Aegott me cito, "el bastardo me mintió" supo manipular muy bien las fichas a su favor. Pensé que en verdad pagaría ese dinero y en lugar de eso, me encontré siendo arrastrada a este lugar sin dejarme de pedirme explicaciones que ni yo se.

La puerta del lugar nuevamente a sido abierta, la luz es cegadora y el dolor de estómago volvió a mi por el miedo de verlo. La silueta del mismo hombre castaño, igual de elegante aunque solo porte ese chaleco gris en conjunto de su pantalón.

Está frente a mí desde el otro lado de la reja, habla con su acompañante, no se en que clase de idioma se estén comunicando pero es extraño, no les entiendo nada. Su rostro estaba contorsionado por la rabia y sus verdes ojos no tienen compasión en mi.

—¿Dónde está Aegott?— su voz es amenazante.

— No lo se..— respondo aterrada, mi voz apenas un susurro debido a la sed y el cansancio. Mirko me lanzó una mirada de odio.

— Te lo preguntaré de nuevo. ¿Dónde está Aegott Gretta?.

— Se lo juro que no lo sé señor. — me levante del suelo y caminé al rincón del lugar ya que uno de sus hombre comenzó abrir la puerta.

— No te creo ¿dónde está ese maldito desgraciado traidor?.

— No lo se, no lo se.. se lo juro.— un sollozo salió de mi boca.

— ¡¡Eres su amante!!, ¡¡claro que lo sabes, habla maldita sea, si sabes lo que te conviene.!!. — entró por la angosta puerta y se acercó hasta mi.

— ¡¡Por favor!!.. no me haga daño, no se donde está ese desgraciado..— negué mientras continúo llorando y tiemblo.

— Si no te quieres morir, ¡¡Dime de una puta vez en donde está ese perro!! — me tomó por ambos brazos y me sacudió con fuerza.

"LOS MORRIGAN"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora