Capítulo.13. Trato y encierro. Parte: 1.

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Gretta Luvóttson

Me removí lentamente en la cama, sintiendo el peso del sueño aún sobre mis párpados. Intenté moverme más, pero algo me lo impedía. Al abrir los ojos con esfuerzo, vi a Niccolo aferrado a mi cuerpo, me tensé de nervios y preocupación, creo que las 6 grandes almohadas que pusimos en el medio de la enorme cama no sirvieron de nada.
Su rostro está enterrado en mi pecho como si mis senos se hayan partido justo para aplastar su cara, esta durmiendo muy tranquilo. Su respiración es suave y rítmica, su abrazo, aunque firme, tenía una calidez reconfortante sobre mi cintura. No pude evitar alzar las comisuras ante la escena, ¿Qué es esto? ¿Cree que soy una almohada? Lo peor es que temo despertarlo, es un Morrigan y me aterra incluso el hecho de estar en su habitación. Pero admito que siento una mezcla de ternura, el verle así, parece un niño, es como mi pequeño hermano Gaby cuando duerme en mis brazos. Decidí no moverme más ya que, número uno, no puedo hacerlo, y dos, corro el riesgo de ser asfixiada por este asesino. Así que volví a cerrar los ojos y deje que el sueño volviera arroparme.

— Si..da..me..

—Mmm — murmure después de sentir unos extraños movimientos y logrando que yo me moviera.

— ¡¡Qué carajos es esto!!— el grito aterrador me despertó de golpe logrando que mire en todas direcciones aún sin poder enfocar.

—Mm ¿que dice?..— dije tallando mis ojos.

— ¡¡Gretta que hicimos!!.— su rostro está confundido, y él mío somnoliento, logre identificar la figura de Niccolo.

— Usted me..— bostece y asentí.

— ¡¡¿Qué?!!.. Tu y yo..

— ¿Ahh?. — fruncí el ceño con desconcierto al verlo casi pegado en la pared.

— ¿Tu y yo.. hicimos algo?.— bajo sus azules ojos a su zona, yo también fui a ella y luego los abrí al ver su ajustado short deportivo, negué extrañada y mire por debajo de la sabana. "Estoy bien" ¿Se siente bien este señor?.

— ¡No!.. no señor, no, usted estaba durmiendo mientras me abrazaba.. tal vez creyó que era una almohada.— hable rápido antes de que se haga más historias.

— Discúlpame.. es que tenia mi mano en tu se.. — murmuró con nervios. — ¡¡bueno ya!!.— su grito hizo que diera un brinco y salí de la cama preocupada con el short hecho un calzón. Mis piernas estaban desnudas ante sus ojos "vaya, también puedo moverlas con más precisión, los productos que uso el señor Donnato son buenísimos."

— Perdón.. discúlpenme, la ropa se me sube cuando no es de mi talla. — baje el short con rapidez. El hombre miró a la sabana y negó con la mano resignado.

— ¿Te sientes mejor?.— miró mis rodillas.

— Si, aunque solo me arden cuando se estira la piel.. pero están mejor.

— Bien, porque si me voy no te podré cargar.. no me molesta hacerlo, es solo que tendrías que gritar hasta que te escuche alguien.

— Yo puedo hacerlo sola, las curaciones que me hizo su hermano fueron una maravilla.— mire mis rodillas y sonreí.

— Ya veo, bueno yo, me iré a la ducha, puedes seguir descansando.. Donnato debe estar en las cocinas, Mirco dormido y yo tengo que ir a la bodega. — dijo mientras llega a su enorme ropero y busca entre sus trajes finos.

— Gracias señor, pero.. tal vez necesite bajar a..

— Ve a dónde quieras, pero no se te olvide ratoncita que no puedes intentar huir de aquí.— alzo una de sus cejas.— porque te irá peor.. — expresó tranquilo, negué. ¿Por qué me llaman ratoncita..¡yo no robé nada!."

"LOS MORRIGAN"©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora