2003

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La vida le estaba sonriendo.

Su amistad con Michael y Corinna se afianzó después de la charla con Jos, fueron invitados a la celebración privada en Madonna di Campiglio, un municipio de Italia. Ambos pilotos de Ferrari se vistieron de novia, Michael llevaba velo, Barrichello una especie de balde en la cabeza y tomándose las manos danzaron en el salón donde él y otras cuantas personas aplaudían y se reían con ellos.

—Es de Corinna, se lo pedí prestado.

Mike logró que se uniera, tanto él como el brasileño le hicieron probarse un largo vestido sin mangas. Tenía encaje y cola larga que terminó siendo pisada por el brasileño. Él y Schumi se habían quitado su polera, Rubens se había quedado con un pullover de lana azul, haciéndolo ver más gracioso con solo la falda pomposa puesta.

Era su momento de divertirse por lo que solo les siguió el juego y como niños pequeños danzaron de un lado a otro con música jazz de fondo. Mas surreal no podía ser.

Cambiaban de pareja como si fuera un baile de la realeza y daban vueltas en el aire, tropezando con la tela y riendo más fuerte.

Los niños habían sido dejados con una niñera que los alemanes habían contratado, después de todo era una fiesta de adultos.

Se la paso muy bien aquella noche y más al darse cuenta de que su marido se había excitado al verlo con aquella indumentaria, lo cuál terminó en una ronda rápida de sexo en el auto cuando estaban fuera de la casa de la niñera.

—Tienes que usar vestidos más seguido. Me ha gustado mucho como te ves.—Le pidió el treintañero entre golpes hacia su próstata aquella noche y él no pudo hacer más que gritar una infinita de veces "sí" entre lloriqueos.

Se puso aún mejor cuando el ciclo escolar 2003-2004 estaba por comenzar pues sería el primer año de clases normales de sus dos hijos, en una escuela, con compañeritos y maestros.

Las primeras semanas fueron algo difícil. Extrañaba levantarlos y prepararles el desayuno sin prisas, mientras sus retoños adormilados se mecían en sus sillas esperándolo o viendo televisión en la sala.

Ahora los despertaba igual pero tenía que apresurarse a lavarles la cara, ponerles el uniforme y peinarlos, a Max su pelo corto al costado y a Jane unas hermosas coletas con broches de su elección.

Dirán, ¿por qué no deja que usen el transporte escolar?, su corazón no podría con la preocupación, tenía que asegurarse que llegaran a salvo.

Y más aún al ver los problemas de adaptación que el mayor de ambos niños tenía. Con seis años, el portón de la escuela se convertía en un mar de lloros y súplicas por parte de Emilian. Tuvo que acompañarlo a su aula en varias ocasiones para que se calmara y ver si podía despegarse, pocas veces lográndolo y teniendo que darle alguna prenda con su olor. Su favorita era una bufanda roja.

Jane, al contrario, el primer día solo le dio un beso de despedida y se fue tomada de la mano de su maestra. Eso lo indignó.

Johannes se miraba más jovial, más atento con él y los menores y eso le fascinaba. Paul Stoddart había contactado con el mayor a finales del año pasado y lo había ascendido a piloto de Minardi después de unas pruebas, él no estaba convencido del todo, hubiera preferido que el mayor aceptara el puesto en Marlboro Peugeot para el Campeonato Mundial de Rally pero el muy cabezota seguía con la idea de continuar en Fórmula Uno.

La escudería tenía fondos limitados como motores con poca potencia y por ver a su marido feliz tuvo que invertir un poco del dinero que ser piloto le había dejado para ayudar a la crisis. Stoddart le juró que habría resultados.

Ik Houd Van Je, MamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora