2005

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—Estoy tan orgulloso de ti cariño. Mi lindo leon.

Max había participado en el Campeonato Mini Junior de Limburgo a la edad de siete—casi ocho— años donde ganó el Campeonato VAS de la misma categoría.

Su pequeño era un prodigio.

—Gracias mamá.—Dijo saltando sobre él como un koala.

Lamentablemente, Jos siguió siendo un problema, las veces que fue a verlo a las prácticas de go karts escuchó comentarios ofensivos hacia su hijo por su parte. Había intentado hablar con él de ello en varias ocasiones.

—La suavidad hará que no tenga hambre de ganar. Debo ser duro con él.

—Apenas cumplió ocho años, por favor. No puedes hacerle eso.—Le explicó.—¿Como puedes tener tan poco tacto como para llamar a tu propio hijo inservible?

—¿Ves? Por eso no quería que me acompañaras a las clases de Max. Sabía que te pondrías así.

—¿Así como, preocupado por mi hijo como un padre normal?

Los problemas incrementaban y Max era la principal victima de ellas.

Y eso era muy evidente.

Era mucho más retraído, en especial con su hermana al punto de darse de baja del fútbol para entrar de lleno al karting para no estar con ella porque decía que la distraía.

Estaba tan enfrascado en el karting que incluso bajo su rendimiento en la escuela.

Emilian era un estudiante regular, nada extravagante pero sus notas habían bajado considerablemente. De un 16 o 17,9 había bajado a 10, todo por quedarse hasta tarde con su padre y no hacer la tarea.

Para el rubio no todo era negro porque sabía que después de un largo día su madre le recibiría con un cálido abrazo y un beso en cada mejilla lo que aligeraría el estrés en su pequeño ser, sentía que solo lo hacía para él porque ya no había visto a sus padres mostrarse cariñosos.

Eso era lo mejor de todo.

Notaba que ambos adultos peleaban cada vez más, los había escuchado en distintas ocasiones desde el piso de arriba y era un vuelco a su corazón cuando el castaño le defendía, lo sentía tan especial. Tal vez él se llevaba los desquites de su padre pero por verlos no tener ningún tipo de interacción lo valía.

Ese día no sabe porque sus padres pelearon pero Jos salió, y en su mente deseaba que ese hombre jamás regresara pasa tener a su mamá para si solo.

Más o menos.

—Mamá...—Vio al castaño dentro del baño, rasurándose la poca barba que le había crecido, suspotando porque le gustaba más lampiño. La barba le picaba cuando este le daba besos.

—¿Qué sucede Maxie?—Pregunto viéndolo desde el espejo. Llevaba una camiseta de tirantes blanca y una bermuda azul. Era ropa para meterse en la pileta. —¿Tienes hambre?

—No, ¿por qué traes esa ropa?

—¿Se me ve mal?

—No, se te ve bonita pero es para nadar.

—Porqué usaremos la pileta del jardín Maxie, llegarán visitas.

Frunció su ceño.—¿Quienes vendrán?

—Tío Michael y su familia. Se los comenté hace unos días. Eres muy olvidadizo hijo.

—¿De verdad?

—Mhm, vendrán con Gina y Mick.

Ugh, los hijos de sus tíos.

No podía decir mucho de ellos pues casi no los veía pero reconocía que se llevaba neutral con Maria pues esta prefería jugar con su hermana a pesar de que ambos tuvieran la misma edad; por otra parte, Mick parecía una garrapata andante desde que tuvo conciencia y supo correr.

Ik Houd Van Je, MamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora