Capitulo 09

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"Aprender a sanar II"

Emma

Me dejo caer sobre el sofá cama de la sala y lanzo las llaves del departamento sobre la mesita de centro, dejando escapar un largo suspiro. Recuerdo la voz de Axel, cuando me dijo que ya se sentía mejor y que necesitaba estar solo para reflexionar. Lo entiendo. Sé que no debe ser fácil para él que, tras haber decidido terminar nuestra relación, yo aparezca de repente y le confiese mi arrepentimiento, pidiéndole perdón sin previo aviso.

Pero para mí tampoco es sencillo. Nada es fácil cuando se trata del amor. Sin embargo, romper con Axel, a pesar de nuestras discusiones, me hizo comprender que, a pesar de todo, lo que siento por él supera cualquier discordia. La distancia me ha permitido ver cuánto lo necesito y lo incompleta que me siento sin él.

Respiro profundamente mientras recuerdo uno de esos momentos tóxicos que me llevaron a tomar la decisión de alejarnos.

Era un día cualquiera, pero la atmósfera estaba cargada de tensión, como si el mundo supiera que algo iba a estallar. Axel y yo habíamos estado discutiendo por cosas pequeñas, pero esa tarde en casa se sentía diferente. Había un peso en el aire que no podía ignorar.

Cuando comenzamos a hablar, intenté expresar cómo me sentía: que a menudo me sentía invisible, como si mis necesidades no importaran. Pero cada vez que abría la boca, él respondía con desdén y sarcasmo, como si mis palabras fueran un ataque personal. Me dolía profundamente. No estaba buscando una pelea; solo quería que entendiera mi perspectiva.

Recuerdo claramente la forma en que su rostro se tornó serio cuando empecé a hablar de mi frustración. La mirada que me lanzó era una mezcla de incredulidad y enojo. Era como si intentara descalificar mis sentimientos, y eso me hizo sentir aún más herida. A medida que la conversación avanzaba, se convirtió en una batalla de egos, donde cada uno intentaba demostrar que tenía razón.

Mis palabras se volvieron más agudas, y aunque sabía que estaba cruzando líneas, no podía detenerme. Sus comentarios hirientes me empujaban a seguir. Era como si un volcán estuviera a punto de erupcionar y no pudiera controlarlo. En ese momento, todo lo que quería era que él viera el dolor que llevaba dentro, pero cada vez parecía más distante.

La culminación llegó cuando le grité que estaba cansada de ser la única que abogaba por nosotros. Su reacción fue instantánea: se cerró como un libro viejo, y esa distancia entre nosotros se hizo palpable. En lugar de acercarnos, nos estábamos alejando más, y eso me rompió el corazón.

Cuando finalmente se levantó y se fue, sentí una mezcla de alivio y vacío. La ira se disipó rápidamente, dejándome sola con el eco de mis propias palabras. Me di cuenta de lo tóxico que había sido nuestra discusión; habíamos dejado de ser Axel y Emma para convertirnos en dos enemigos en lugar de dos personas que se amaban.

Me incorporo nuevamente, el arrepentimiento comienza a consumir mis pensamientos. Se que he herido a alguien a quien amo profundamente y deseo con todas mis fuerzas poder volver atrás para manejar las cosas de otra manera. Esa pelea es un recordatorio doloroso de lo fácil que es perderse en el caos del ego y las emociones sin procesar.

Y me siento mal por haberme dejado llevar por un momento de ira e inestabilidad. Me quedo así sentada, sintiendo el peso del silencio de la habitación y decidida a encontrar una forma de sanar las heridas que ambos nos hemos infligido.

La teoría de las constelaciones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora