Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos (Jacinto Benavente)
Kate
Salí de la pista de hielo, exhausta pero eufórica después de una sesión de patinaje intensa. Mis guardias personales, asignados por mi madre para protegerme de la atención constante, me rodearon de inmediato.
—Su madre mando a llamarle temprano, Señorita — dijo uno de ellos, mientras me guiaban hacia la salida.
Mientras caminábamos sentí un leve mareo, Siempre había sido así, rodeada de gente, sin un momento de privacidad. Pero era el precio que debía pagar por ser la hija de uno de los empresarios más ricos de New York y una modelo famosa.
Sentí el frío calar en mis huesos y varios reporteros me rodearon, cerrándonos el paso
—Kate, ¿cómo te sientes después de tu última competencia? — preguntó un periodista, corriendo hacia mí con micrófono en mano.
—Me siento orgullosa de mi desempeño. Trabajaré duro para mejorar en la próxima competencia. —Trate de sonreír amablemente, Pero el que uno de ellos pusiera una cámara demasiado cerca de mi rostro hizo que hiciera una mueca de incomodidad
Mientras respondía, recordé mi infancia, pasando de una mansión a otra, nunca estando en un mismo lugar por mucho tiempo. Pero mi padre siempre me había apoyado, incluso cuando mi madre no le importaba nada de mi vida.
—¿Tienes algún comentario sobre tus rivales? —insistió otro periodista.
—No, solo me enfoco en mi propio patinaje. No tengo tiempo para preocuparme por los demás. —Rei un poco y sentí una leve molestia en mi pierna
Mis guardias me empujaron suavemente hacia adelante, alejándome de la multitud. Mientras caminábamos, saque mi celular viendo una llamada entrante de mi prima
Mientras caminábamos hacia el coche, respondí la llamada de Abigail.
—Hola Abby —Respondí, agarre una de las botellas de agua y me di un trago grande al escuchar el ruido del otro lado.
—Holis ¿Cómo te fue en la competencia? — preguntó, Animada.
—Me fue bien —Dije aclarándome la garganta — Pero estoy exhausta. Y con estos periodistas siempre encima, no puedo ni respirar.
—Dios mío, ayer hable con Alex —El cambio de tema tan brusco me hizo levantar una ceja — ¿Te he dicho que su sonrisa me mata?
—Sí, supongo que sí. —Le dije sin darle tanta importancia —Seguro que a Xime también le mata su sonrisa, por eso está con él.
Alex no solo era el chico que le gustaba a la pelirroja, sino que también era uno de mis mejores amigos y novio de Ximena
—La verdad me da igual, ella antes se comió con Mateo —Me recordó y yo suspiro hastiada
—Ya habían terminado, Abigail. —acomodé mi cabello y seguí hablando —No debiste acostarte con él, Si Ximena se entera...
—Me lo comí, No debí, Pero ya me lo comí. —dijo alzando un poco la voz — ¿Casualidad? ¿Destino? No sé, Pero si me lo comí fue por algo
Mientras hablábamos, mis guardias me abrieron la puerta del coche y me ayudaron a subir. Me acomodé en el asiento, sintiendo el calor del coche en mi cuerpo helado.
—¿Abby, estás en la casa? —pregunte confundida al sentir la voz de Owen
—Estoy en la casa de Liam, los chicos están en la sala —Me revise el maquillaje y acomode mis lentes de sol una vez más —te llamaba para saber si ibas a venir
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Fragile Balance
RomanceFragil Balance: Donde el hielo se quiebra y el amor es un peligro En el mundo de la patinadora de hielo Kate Blackwood, la elegancia y la gracia esconden un oscuro secreto. Obsesionada con conquistar el corazón del enigmático jefe de la mafia rusa...