29.- Poder descontrolado

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No es por asustarlos pero... último capítulo

Gilbora

-¡¿Acaso eres estúpida?! - le grito a Emma cuando casi choca contra mi sumergible.

-¡No veo nada!

-¡Eres la peor persona para realizar esta misión!

-¿Te recuerdo que acabo de salvarte la vida?

-¡Para matarme aquí!

-¡Ojalá te hubiera dejado allí abajo!

-¡A TU DERECHA!

Su sumergible apenas logra esquivar al enorme tiburón. Y es que es muy complicado tener que esquivar animales que no le temen a la Vieltana que nos está persiguiendo.

-Mierda - suspiro - ¿Al menos tienes alguna idea de dónde está la piedra?

-Tengo una corazonada.

-Muy conveniente estar arriesgando la vida por una corazonada ¡para ti todo es una corazonada!

-¡Al menos yo intento hacer algo!

-¿Tú qué crees que estoy haciendo?

-¡Estorbar mi plan y criticarlo! ¿Tienes alguna mejor idea para completar esta porquería? Al menos, yo sí quiero regresar a casa con vida.

-¿Por qué no tratas de decirle eso mismo a la serpiente gigante que nos quiere asesinar? Seguro que si la invitas a una fiesta de té, se relaja un poco.

-Podría hacerlo.

-Quisiera verlo.

Ambas nos quedamos en silencio cuando, en medio de la oscuridad, un punto rojizo brillante comienza a verse, debajo de nosotras.

-¡Esa es la prueba de mi corazonada!

-Pues ve a por ella.

Volteo el sumergible hacia la Viletana y suelto una lanza directo a su boca. Puede que las leyendas no sean del todo correctas, pero al menos su propia sangre si puede distraerla un poco.

Ojalá no consuma los sumergibles también.

Por si acaso, me alejo lo más rápido que puedo, lo justo como para alcanzar a ver una pequeña piedra incrustada justo en la punta del glaciar. Esa cosa debe medir lo mismo que mi dedo meñique, si no es que menos.

-¿En serio? - pregunto anonadada - ¿¡Tanto problema por esa cosa?! ¡Ni siqueira se ve bonita, joder!

-No subestimes las cosas más pequeñas, Gil, son esas las más mortales.

-Pues yo creo que es mucho revuelo por una simple piedra mítica.

Antes de que Emma pueda replicar nada, veo, horrorizada, cómo las grandes fauces de la serpiente se ciernen alrededor de su nave, arrastrándola de nuevo hacia abajo.

-¡Emma! - exclamo, la comunicación se corta de nuevo pero me convenzo de que es por la profundidad del agua mientras empiezo a bajar otra vez, cuando escucho un pitido vuelvo a entrar en pánico - ¿Emma?

-Estoy bien - anuncia con la voz cortada - Bueno, no tan bien, el agua está entrando al sumergible y si ese animal sigue apretando tan fuerte, esta cosa va a explotar.

No puede ser.

Odio las misiones, las detesto.

-Voy por ti.

-Necesito que tomes tú la piedra, Gil - suspira - Tenemos que completar esto.

-¡No te voy a dejar morir allí abajo, si es lo que estás diciendo!

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⏰ Última actualización: 8 hours ago ⏰

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Hubo alguna vez un corazón doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora