Al día siguiente todos se levantaron y se vistieron para bajar a desayunar a la cocina del castillo, lugar donde Ábracax se encontraba preparando un powerpoint del enemigo al que se iban a enfrentar con bastante entusiasmo. No era especialmente largo pero no demasiado corto.
-Buenos días, equipo. Durante toda la noche preparé esta presentación porque el demonio que nos toca matar hoy es bastante mortal y debo de dar varias indicaciones. Es un demonio que no tiene nada de fuerza física, pero sí verbal y tiene el aspecto de un estudiante de instituto. Cualquier maldición que él os eche y vosotros lleguéis a oír y responder, se cumplirá. No tiene ningún límite, podría lanzaros un "canto mortal" con el que os podríais morir al estilo de Destino Final.
-¿Con "canto mortal" no se mataba en tres turnos? -Preguntó Dani levantando la mano.
-Bien hecho captando la referencia, pero ojalá fuese así. -Respondió Ábracax levantando levemente los hombros-. Este demonio es de los más peligrosos, ya que puede cambiar de forma con tocar a una persona.
-¿Y no es mejor que vengas con nosotros esta vez? Quiero decir, aunque te maldiga, puedes volver a la vida, ¿Verdad? -Preguntó Carlos con inseguridad debido a lo aterrador que sonaba el poder del demonio.
Ábracax suspiró con una leve mueca.
-Resulta que no sé ni yo si podría volver a la vida, y hay un grupo de ángeles rebeldes que no les gusto y harán lo posible para matarme. Así que mejor prevenir que curar. -Ábracax apretó los puños conteniendo su ira camuflada con una apretada sonrisa. No le gustaba hablar sobre aquellos temas.
El resto del equipo reaccionó con indiferencia excepto Leire, de cuyo grupo no fue informada y la tomó por sorpresa.
-Perdona pero, aparte de que estoy expuesta a morir por cualquier alocado demonio como ese, ¿Encima soy la enemiga de los ángeles? ¿¡Acaso ni tú sabes cuando va a terminar esto? -Leire se levantó con agresividad de su silla arrastrándola hacia atrás casi tirándola hacia el suelo.-.
-Leire, son las nueve de la mañana, respira hondo -respondió Ábracax rompiendo el mando que controlaba la presentación.
-¡Ya basta de jugar con nosotros! ¡Nos estás llevando, junto a dos niños, a morir, literalmente! Y todo porque al misterioso señor con gafas de Nobita Nobi se le ocurrió vete a saber qué para DIOS sabe qué y meter a gente inocente en esto. A niños que ni entienden en qué plano astral están ahora mismo, a que encima puedan morir a manos de seres que mi abuela me los pintaba como la salvación. Yo creo que es hora de que asumas, como tú mismo dices, el papel de "guardián" que tú mismo te colocaste ¿No? -Leire miró con decisión a Ábracax con un ligero temblor en las piernas.
Ábracax dejó de sonreír tan pronto como Leire terminó de hablar. El aire en la cocina se volvió denso, y la chispa en sus ojos se apagó, reemplazada por una mirada afilada. Sus labios se torcieron en una mueca falsa de paciencia, mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba con dureza en la mesa, como si estuviera conteniendo una explosión.
-¿Sabes, Leire? -comenzó Ábracax, su tono goteando sarcasmo-. Me encanta que siempre tengas algo que decir, especialmente cuando yo, que estuve toda la noche, te prepare una serie de indicaciones para que tú puedas jugar a los Sims sin tener que pensar en nada más, ¿Sabes?
Leire frunció el ceño ante la acertada afirmación, pero Ábracax no le dio tiempo a responder.
-Mira, todos sabemos que este demonio es peligroso, hasta yo lo digo ¿Pero adivina qué? Que para algo vosotros estáis aquí, y es para salvar el multiverso, porque supongo que tú quieres que tu universo y el de todos los que está aquí se repare y no sufra de amenazas demoníacas, ¿Verdad?
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Carlos Sánchez y el trozo de cristal
Fantasia¿Os imagináis si pudieseis viajar entre dimensiones con un trozo de cristal? Pues parece ser que se puede, lo que hará que la vida normal de este anormal adolescente llamado Carlos, se vea perturbada por un grupo de "personas" que van en su búsqueda...