Capítulo 2: Por la cara

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La sangre de ambos policías se iba derramando por el suelo. Nadie sabría cómo reaccionar ante algo tan aleatorio como ver a un militar con acento ruso matando a un policía local y a una adolescente sacando las tripas de un policía con una guadaña que, sorprendentemente era de acero real y muy afilada. No había tiempo que perder. Carlos no se lo pensó ni dos veces, por lo que comenzó a correr en dirección contraria a los sujetos que parecían haber salido de la nada. Encima uno de ellos podía, por lo que parecía ser, teletransportar gente.

La chica, al ver a Carlos huir a tanta velocidad, realizó un círculo color carmesí, invocando del suelo, literalmente, un ser sombra con ojos humanos translúcidos para que lo persiguiera sin piedad. Sus movimientos eran confusos, se movía a cuatro patas pero a gran velocidad. Verdaderamente intimidante. El resto se dispersó para evitar que Carlos consiguiera escapar por ninguna calle y pillarle desprevenido.

Carlos no entendía qué estaba pasando, estaba siendo perseguido por cinco personas con disfraces y vestimentas raras que por razones inexplicables poseían magia, no podía pensar más, debía correr y conseguir perderlos de vista, aunque sería bastante difícil si se pueden teletransportar entre ellos.

Afortunadamente y desgraciadamente el tranvía iba a pasar cortando el paso de Carlos, lo que lo obligó a acelerar aún más para no ser atropellado. Parecía que lo iba a pillar, estaba solo a cinco metros de Carlos, pero gracias a un milagroso salto que ejerció Carlos con todas sus fuerzas, consiguió evitar ser atropellado y conseguir unos pocos segundos para seguir huyendo. De repente, frente a él, parecía como si la realidad se estuviera rompiendo, hasta que tres segundos después, aparece el señor vestido de presentador de circo abrazándolo para que no escapara y elevándose hasta por encima de los edificios aleteando con sus alas de su espalda.

-¡Gracias a ti, daddy podrá seguir con sus espectáculos! -Exclamó el señor estrujando a Carlos.

-¡Suéltame puto pederasta con olor a colonia cara!-Ordenó Carlos mordiéndole el cuello haciendo que el señor le soltara a unos veinte metros de altura, por lo que Carlos se vio obligado a agarrarse a su pierna-. ¡No me sueltes, no me sueltes, no me sueltes!

Carlos se agarró a la ropa del señor provocando que perdiera el equilibrio y empezaran a caer, así que aprovechando eso, Carlos se subió a la espalda del hombre para manejar él mismo sus alas y huir del resto de sujetos, pero entonces, hubo una pelea entre ellos dos por recuperar el control empezando a planear hasta chocar contra un edificio y caer a siete metros de altura. Por fortuna, Carlos cayó sobre el hombre, el que salió más herido por la caída, por lo que Carlos aprovechó para darle una patada en la entrepierna y sacarle el dedo para seguir huyendo, pero en un instante, un cerbero de diez metros de altura invocado por la mujer con orejas de perro se dispuso a perseguir a Carlos apareciendo al principio de la calle.

-¿¡Pero estamos de broma!? -Exclamó Carlos cambiando de dirección provocando que se tropezara por el temblor que este provocaba a cada paso.

Todo se estaba descontrolando, a Carlos se le estaban agotando las energías. Del miedo y fatiga se cayó rodando por una empinada pendiente hasta la carretera, en la cual pasaba un camión que estaba a punto de atropellar a Carlos al haber rodado hasta colocarse en medio del asfalto.

-¡Por favor, no quiero morir! -Dijo Carlos sin fuerzas viendo al camión al cual no le daba tiempo de frenar.

Pero, en ese momento, tanto el camión como el resto de sujetos fueron detenidos por una fuerza extraña que les impedía moverse.

-Me dejáis sin teletransporte, voy hasta aquí a pie y lo primero que se os ocurre ¿¡Es perseguirlo usando magia en un mundo inmágico!? -Dijo el hombre con ojos carmesíes habiendo hecho un círculo color morado controlando al camión y a los sujetos para luego enviar al camión por otra carretera para evitar el atropello.

-El jefe dijo que usáramos todo si hacía falta para traerlo con nosotros -dijo el militar con acento ruso con un AK47 en sus brazos.

-¡Cállate, francés! Por tu culpa, tenemos que hacer este interminable trabajo de mierda para salvarnos de TU error -respondió la mujer con orejas de perro señalando al señor con ojos carmesíes.

Carlos estaba en shock, de ser perseguido a estar en medio de una discusión entre personas mágicas. Este se levantó lentamente.

-Acabáis... de matar... ¡A dos policías locales! Que bueno, me la sopla bastante, o sea, son inútiles de cojones, pero de todas formas ¿¡Qué coño es esto!?

-¡Y a mí me acabas de patear my nuts! -Dijo el señor presentador de circo apareciendo de una rotura espacial.

-Y lo volvería a hacer con gusto
-respondió Carlos con una sonrisa amenazadora hacia el hombre-. Ahora en serio, ¿Qué es esto?

-Somos los Demonios Carmesí, sí, nuestro nombre sonará como un grupo criminal, aunque en mayor medida también causamos caos, pero nosotros nos dedicamos a proteger todas las dimensiones existentes gracias a una desconocida diosa, la cual las dejó al cuidado de nuestro todopoderoso jefe, Ábracax, el cual arregla el estropicio que dejamos por medio como... víctimas inocentes -Dijo el hombre con ojos carmesíes ayudando a Carlos a levantarse y quitándole la suciedad de los hombros y cintura.

-¿Vale, y habéis venido a hacerme llegar tarde a mi casa por la cara?

-¡Por la cara! -Exclamó la chica con guadaña-. No, ahora en serio, es que nuestro jefe dijo que debíamos reclutarte.

-¿¡Por la cara!?

-Dice que te analizó y que tenías potencial como para ayudarnos a matar a los demonios escapados del infierno a pesar de parecer retrasado -dijo el militar ruso.

-¿Demonios escapados del infierno? Paso. Ni de coña, co, soy un miedica, me acabo de dar cuenta que la magia existe, que supuestamente tengo potencial como para matar demonios malvados... ¿Junto a demonios que son buenos? O sea, amo la fantasía, la magia y añoro una vida mágica, pero viendo que tendré que ver gore pues... No.

-No tienes opción -dijo el hombre presentador de circo levantando levemente los hombros.

-¿Y por qué no, británico? -Preguntó Carlos fulminando al hombre con la mirada.

-Porque te estamos salvando, tu dimensión está siendo agrietada.

Al acabar la frase, de repente, una grieta apareció en medio del cielo.

-¡No hay tiempo, Carlos, ven, o no podremos salir y desapareceremos junto a ella! -Dijo el hombre con ojos carmesíes cogiendo a Carlos de la mano para así lanzar un trozo de cristal y que este se hiciera grande, abriendo un portal a otra dimensión.

El resto de sujetos excepto el presentador de circo, el cual, se estaba fijando en una extraña figura en el cielo, se dispusieron a cruzar el portal, el cual, era literalmente un trozo de cristal enorme.

Carlos estaba exhausto, el cielo se estaba agrietando y debía volver a casa, pero según esa gente, la dimensión se estaba destruyendo.

-Pero, mis padres me echarán la bronca y no me dejarán salir con mis amigos... -Respondió Carlos confundido.

Justo en ese momento, un demonio de tres metros calló del cielo, aunque justo antes de caer, el señor presentador de circo invocó su bastón para sacar de él una espada y cortar al demonio en dos separando torso y piernas. Este empezó a gritar de dolor mientras sus órganos se separaban de su cuerpo derramando grandes cantidades de sangre.

-¡Vamos! -Ordenó el señor con ropa de presentador de circo atravesando el portal.

El señor con ojos carmesíes arrastró a Carlos de la mano hasta el portal, este no entendía nada, solamente estaba llegando tarde a casa y ahora todo el universo se estaba agrietando y destruyendo, no pudo hacer nada más que hacer caso al señor y atravesar el portal junto él y ver como él lo cerraba haciendo al trozo de cristal pequeño y guardarlo en el bolsillo de la chaqueta del traje.

Carlos Sánchez y el trozo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora