Capítulo 13: Cállate

21 3 1
                                    

El resto del equipo se encontraba en estado de shock. Akim había sido asesinado por Carlos bajo la maldición del demonio, el cual, empezó a reír agudamente y empezó a echar maldiciones a los estudiantes y profesores que salían corriendo en dirección hacia la salida. Las paredes caían sobre los jóvenes, los profesores volaban por los aires dejando tripas desplomadas contra los asustados alumnos. Aquel demonio era algo comparable a un dios, ya que su poder verbal carecía de límites. Las salidas del colegio quedaron cerradas y tapadas por escombros que el joven demonio dejaba a su paso. No obstante, en un momento de euforia para el sádico ser, un líquido negro le enrolló el tobillo al mismo tiempo que se le subió esa misma sustancia hasta la boca empezando a coserse por él solo. Los intentos desesperados del demonio por quitárselo de encima no surgieron efecto, ya que el látigo negro que lo agarró lo derribó hacia el suelo y el líquido se forjó de manera que se autocosió en su boca. Efectivamente, Carlos, usando puramente la imaginación, consiguió callar al demonio sumado a dañar su arma principal, su voz. Este gimió de dolor en silencio intentando desesperadamente descoserse la boca, por lo que, para ganar tiempo, cogió un cuchillo que portaba en su mochila, cortó el látigo oscuro de Carlos y comenzó a huir de él clavándose en el transcurso del camino el cuchillo en la boca para cortar los oscuros tejidos de Carlos. Este, tratando de no quedarse atrás, lo persiguió a gran velocidad con una expresión de confusión, inseguro de sí enfrentarse él solo al demonio. Sin embargo, el demonio sin su poder, era incluso más cobarde que un ratón, por lo que debía de seguir presionando. Aunque el demonio era ágil y rápido, por lo que perderlo de vista era inevitable.

Por otro lado, Leire se quitó los audífonos para poder escuchar con claridad su alrededor mientras que Victoria lagrimeaba.

—Victoria, lo siento mucho por lo que acaba de pasar, pero él ha hecho lo más sensato si no queríamos más muertes, —dijo Leire apoyando su mano en el hombro de Victoria, a su vez que se colocaba a su altura para poder hablar cara a cara.

—¡Él me gustaba, joder! ¡Y ese hijo de la gran puta lo ha matado! —Gritaba Victoria entre lágrimas.

—Victoria... Él era ruso de todas maneras, ni aunque ambos hubieseis revivido, os podríais haber conocido. Hay que lamentar la caída del compañero, pero... No te dejes llevar por eso. —Leire decidió actuar comprensiva pero lógica al mismo tiempo para, de esa forma, convencer a Victoria de no tomar represalias contra Carlos.

Victoria se mantuvo callada mientras se secaba las lágrimas, pero segundos después replicó llena de rabia.

—¡Tú no tienes ni idea de cómo me siento! —Victoria se fue en dirección contraria a Leire para evitar la conversación, pero, en aquel preciso momento, dos figuras femeninas reconocidas por Victoria pasaron corriendo una detrás de otra en el vacío pasillo de la parte subterránea del instituto. La que iba por detrás portaba una pistola. Lo que despertó un grito ahogado de Victoria que le dio las energías para seguir a ambas chicas.

—¿¡A dónde vas!? —Voceó Leire a Victoria. Después gruñó angustiada y se dispuso a seguir a Victoria con la esperanza de que el demonio no bajase a la parte subterránea del colegio.

Mientras tanto, Silvain y Dani se encontraban buscando ciertamente agitados a Carlos y Akim, a su vez que se encontraban en alerta para avistar al demonio. Estaban ubicados en el piso de arriba, cuyo alumnado abandonó a una velocidad abismal con el objetivo de salir con vida, por lo que se encontraban relativamente solos, hasta que percibieron a un joven que se había descosido la boca a base de enterrar un cuchillo dentro de su boca, soltando un rastro de sangre severo.

—¿Es ese? —Dani preguntó realizando un círculo mágico de color amarillo en caso de combate. Se sentía en gran tensión. Su corazón bombeaba con velocidad

Carlos Sánchez y el trozo de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora