La Promesa de la Esperanza

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Minho llegó a un pequeño pueblo al amanecer, agotado y con el corazón pesado. La noticia de la guerra aún estaba fresca, y la gente estaba aterrorizada y en busca de refugio. El aire estaba cargado con el olor a humo y el lamento de quienes habían perdido todo. Minho se dirigió hacia el centro del pueblo, donde un grupo de refugiados se había reunido en busca de ayuda. Su mente estaba fija en encontrar a Donghyun, el hermano de Jisung, y cumplir la promesa que le había hecho.

—¿Han visto a un joven llamado Donghyun? —preguntó Minho a un hombre mayor que parecía estar al mando del grupo de refugiados. El anciano, de rostro arrugado por el tiempo y la preocupación, levantó la vista, sus ojos llenos de una tristeza palpable.

—Sí, un joven ha estado aquí, pero se fue hace unos días hacia el sur. Estaba buscando a su hermano. No sé si ha encontrado lo que buscaba, pero espero que sí —dijo el anciano con voz temblorosa.

Minho sintió un nudo en el estómago. La noticia de que Donghyun había salido hacia el sur no hacía más que añadir peso a la carga emocional que ya llevaba. Sin perder tiempo, se preparó para seguir la pista de Donghyun. Se despidió del anciano, quien le ofreció una manta y algo de comida, y comenzó su viaje hacia el sur, con la esperanza de encontrar al hermano de Jisung y cumplir su promesa.

Días después…

Minho llegó a una aldea en el sur. El lugar era pequeño y parecía estar desolado, con casas de madera dispersas y una atmósfera de desolación que reflejaba el impacto de la guerra. La gente estaba dispersa y cansada, con la esperanza casi extinguida. Sin embargo, encontró a una mujer, Yeji, que estaba organizando a un grupo de refugiados, tratando de ofrecerles un atisbo de orden en medio del caos.

—¿Has visto a Donghyun? —preguntó Minho, su voz cargada de ansiedad y esperanza.

Yeji, con el cabello recogido en un moño desordenado y el rostro marcado por la fatiga, frunció el ceño al escuchar el nombre.

—Sí, lo vi hace poco. Está en un campamento cercano, pero está muy afectado por todo lo que ha pasado —dijo Yeji—. Puedo llevarte allí si quieres.

Minho asintió con gratitud, sintiendo un alivio momentáneo. Yeji lo guió hacia el campamento, situado a las afueras de la aldea, al borde de un bosque que parecía ofrecer una protección frágil contra los estragos de la guerra.

Mientras caminaban, Yeji le contó más sobre la situación en la región. Relató cómo la guerra había cambiado la vida de todos, dejando a muchos sin hogar y sin esperanza. La gente estaba dispersa, y el campamento donde estaba Donghyun se había convertido en un refugio temporal para aquellos que buscaban un lugar seguro.

—Donghyun ha perdido mucho —dijo Yeji con voz suave—. Su hermano ha muerto en combate, o al menos eso se rumorea. No sé cómo lo ha soportado, pero sigue buscando.

El corazón de Minho se hundió al escuchar esto, pero no podía permitirse rendirse. La promesa hecha a Jisung lo mantenía en movimiento, empujándolo hacia adelante.

Finalmente, llegaron al campamento. El lugar estaba lleno de gente, con tiendas improvisadas y niños que corrían alrededor. La atmósfera era tensa pero cargada de una esperanza tenue. Minho buscó entre los refugiados, y pronto se encontró frente a un grupo de jóvenes sentados en el suelo, hablando en voz baja. Entre ellos estaba Donghyun, con el rostro pálido y cansado, los ojos reflejando una tristeza profunda.

—Donghyun —llamó Minho, su voz temblando—. Soy Minho, un amigo de tu hermano Jisung.

Donghyun levantó la vista, sus ojos llenos de una mezcla de sorpresa y desconfianza. Se levantó lentamente, sus movimientos eran lentos y pesados, como si llevara un peso invisible.

—¿Qué… qué pasa? —preguntó Donghyun, su voz apenas un susurro.

Minho sintió el corazón acelerarse al ver la confusión y el dolor en el rostro de Donghyun. Dio un paso adelante, con el pecho apretado por la tristeza.

—Tu hermano… —comenzó Minho, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Respiró profundamente antes de continuar—. Jisung… él… murió en combate.

Donghyun se quedó inmóvil, sus ojos se llenaron de lágrimas que comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Sus manos temblaban mientras se cubría el rostro con ellas, sollozando en silencio. La noticia fue un golpe devastador, un nuevo golpe en una vida ya llena de sufrimiento.

Minho se acercó y se arrodilló a su lado, colocando una mano en su hombro en un gesto de consuelo.

—Lo siento mucho, Donghyun. Jisung me pidió que encontrara a su hermano y te trajera a salvo. Quiero que sepas que él te amaba mucho y que su último pensamiento fue en ti —dijo Minho, tratando de ofrecer algo de consuelo a través de su propio dolor.

Donghyun asintió lentamente, sus lágrimas fluyendo libremente. Minho se dio cuenta de que, aunque la promesa había sido cumplida, el costo emocional era inmenso para ambos. La tristeza compartida por la pérdida de Jisung unió a Minho y Donghyun en ese momento, en un entendimiento silencioso de lo que significaba el sacrificio y la pérdida.

Mi soldado [Minsung/Hanknow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora