Bajo el Fuego Cruzado

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El amanecer llegó lentamente, y con él, el ruido de la guerra a lo lejos. Jisung y Minho sabían que no podían permanecer en la cueva por mucho más tiempo. Necesitaban moverse, encontrar una manera de llegar a territorio seguro antes de que los soldados del Norte los encontraran.

Jisung ayudó a Minho a levantarse, asegurándose de que estuviera lo suficientemente fuerte como para caminar. Sabían que sería un viaje largo y arduo, pero no tenían otra opción.

—Tenemos que cruzar el río —dijo Jisung, señalando un mapa improvisado que había dibujado en la tierra con un palo—. Si llegamos al otro lado, deberíamos estar cerca de un puesto aliado.

Minho asintió, aunque sabía que cruzar el río era arriesgado. La corriente era fuerte y helada, y si los atrapaban a la intemperie, no tendrían dónde esconderse.

—Vamos, no tenemos tiempo que perder —dijo Jisung, tomando la delantera.

Se movieron con rapidez, manteniéndose agachados entre los árboles. Las ramas crujían bajo sus pies, y el sonido del río crecía a medida que se acercaban. Jisung miraba constantemente a su alrededor, atento a cualquier señal de peligro.

Cuando finalmente llegaron a la orilla del río, se detuvieron un momento para evaluar la situación. El río era ancho y su corriente, más fuerte de lo que habían anticipado. Jisung sabía que sería peligroso, pero no tenían otra opción.

—¿Estás listo? —preguntó, mirando a Minho.

Minho asintió, tomando una profunda respiración.

—Vamos.

Ambos entraron en el agua, sintiendo el frío cortante que les calaba hasta los huesos. La corriente era fuerte, y cada paso requería un esfuerzo enorme. Minho, débil por sus heridas, luchaba por mantenerse a flote, pero Jisung lo sostenía con fuerza, negándose a dejarlo ir.

El agua les llegaba hasta el pecho cuando un disparo resonó a lo lejos. Jisung levantó la vista rápidamente y vio figuras en la distancia. Los soldados del Norte los habían encontrado.

—¡Rápido, Minho! ¡Tenemos que cruzar! —gritó Jisung, tirando de él con todas sus fuerzas.

Los disparos continuaron, salpicando el agua a su alrededor. Cada bala que pasaba zumbando cerca de sus cabezas los hacía moverse más rápido. Finalmente, llegaron al otro lado del río, jadeando y temblando de frío.

Jisung ayudó a Minho a salir del agua y se escondieron detrás de unas rocas. Los disparos continuaban, pero al menos estaban cubiertos.

—¿Estás bien? —preguntó Jisung, mirando a Minho con preocupación.

Minho asintió, aunque su rostro estaba pálido y su respiración era irregular.

—Estoy… estoy bien —respondió con dificultad—. Pero necesitamos movernos. No podemos quedarnos aquí.

Jisung asintió, sabiendo que Minho tenía razón. Miró a su alrededor, buscando una ruta de escape. Sabía que tenían que alejarse de la orilla del río, adentrarse en el bosque donde podrían perder a sus perseguidores.

—Vamos —dijo, ayudando a Minho a ponerse de pie—. No estamos lejos de un puesto aliado. Solo tenemos que aguantar un poco más.

Mi soldado [Minsung/Hanknow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora