Capítulo 2

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El evento

Hazel

Me pido un trago para mi y otro para Miranda.

Pierre me esta mirando fijamente, siento su mirada en mi espalda quemándome.

En eso volteo un poco y me doy cuenta de que Pierre no es el único que me está mirando.

Una mujer de pelo negro, largo y sedoso, piel blanca, bonitos rasgos, ojos cafés, delgada, con labios carnosos y un piercieng en estos.

Noah.

La mujer que ame, que fue mi primer beso, mi primera vez, mi primer amor, la mujer que dibuje un millón de veces. Noah esta aquí, a unos metros de mi.

Quiero ir a verla, preguntarle que ha sido de su vida desde que la deje, pero, simplemente no puedo.

Ella me odia seguro.

Sus ojos conectan con los míos y ahí sentí el verdadero terror.

Ella me miró tan mal, que no pude reconocer la mirada con la que lo hizo.

Antes Noah me miraba como si fuera el ser más hermoso del mundo, y ahora... creo que nunca aprecie realmente como era ella conmigo.

Ahora me mira como miraba a las chicas que le caían mal.

Me odia definitivamente. Creo que eso no se pone en discusión.

—Oye tu —escucho una voz detrás mio, así que por inercia me volteo—, la alta.

—Hola enano feo —saludo a Jackson con una sonrisa.

—Tengo que hacerte unas preguntas, ¿me dejas? —Jackson suelta una pequeña risa, antes de acercarse a abrazarme.

—Hace ocho años que no te veía, creciste mucho —me separo de el para observarlo bien.

Esta mucho más alto, su piel está mucho más cuidado y sin acné, también sus ojos verdes resaltan un montón en el, sus rizos perfectamente definidos, su mandíbula está realmente marcada y esta mucho más grande, se nota que va al gimnasio.

—Sip, y aun creo que deberías estar con mi hermana, en vez de con tu maridito —sonríe, apoyandose en la barra.

—Jackson, no funcionó, acéptalo —contesto.

—Ustedes están destinadas a ganar, a estar juntas, yo lo se.

—Jackson, estoy casada, tengo un hijo, no, de verdad que no.

—Mi hermana te ayuda con el divorcio, y se lleva bien con los niños, así que...

—No. Ella me odia.

—Bueno, eso es verdad.

—¿Podemos dejar de hablar de Noah? —pregunto, evadiendo el tema.

—Uy, que eres aburrida.

Giro los ojos y agarro los dos tragos. Me encaminó hasta la mesa en donde se encuentra Miranda y dejo el trago de ella frente a sus ojos.

Estamos destinadas a perder | Estamos destinadas a ganar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora