Capitulo 20

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20. El cumpleaños rarito

Hazel

—Hola papá. ¿Como va todo? —saludo al teléfono.

—Hola, haz. Todo bien por aquí. ¿Y tu como estas? —pregunta.

Antes de decir cualquier cosa, cierro la puerta de mi cuarto con seguro y me meto al baño, porque ahí nadie puede escuchar nada.

—Más o menos. —respondo—Estoy algo confundida.

—¿Porque?

—Es una historia larga.

—Tengo mucho tiempo. —asegura.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

—¿Que te guste una mujer es malo? —pregunto rompiendo el silencio. —o sea, siendo mujer.

—Claro que no, Haz. —responde de inmediato—Esta bien eso, no tiene nada de malo.

—Pero igual es raro.

—No es raro. Es algo normal y ya. ¿Jamás has visto una pareja de lesbianas en la calle?

—No...

—¿No?

—Es que no salgo mucho, y tampoco presto atención.

No sabes ni donde estas parada.

—¿Y conoces a alguien homosexual?

—Ah, si. A Martina, una de las chicas más jóvenes del equipo. Y también a... Noah. —lo último lo digo en un susurro. —Pero Martina no tiene novia, tan solo tiene doce años.

—Yo tuve mi primera novia a los nueve.

—Pero es distinto.

—Ya, ya. —hace una pausa—¿Quien es Noah?

—Una chica de la escuela, es amiga mía... pero no se, ella es... tan... —me detengo antes de decir algo que no quisiera decir con mi papá. —La cosa es que ella hace unos días me confesó de que le gustan las mujeres y que le gusta una chica, oh bueno, eso lo descubrí yo, pero la cosa es que no se como sentirme al respecto, porque muy adentro de mi, quiero que la chica que le gusta sea yo.

—Ay hija mía. Así que por eso viene toda esa charla.

—Supongo.

—Primero que nada, tienes que meditar un poco la situación, unir todos los puntos. Yo no podría decirte si ella te gusta o no, así que eso lo descubres tu. Pero lo que si te puedo decir, es que nada de eso está mal, que te guste una mujer esta bien.

—¿Enserió?

—Claro que si. Así el único hombre en tu vida seré yo.

—Estúpido.

—Mira quien habla, la que me anda preguntando si ser homosexual esta bien.

—Pero papá. Yo no sabía.

—Ay, hija.

—Bueno.

—Ah, por cierto, Haz, quiero que por nada del mundo le digas esto a tu mamá o a el marica de Anderus.

—Ya se.

—Te lo pido por tu bien.

—Ya lo se. Conozco a Andreus y se que es un homofobico de mierda. —digo mientras me miro en el espejo.

—Si. Así que por tu bien, ni saques el tema.

—Ya se.

—Por favor.

Estamos destinadas a perder | Estamos destinadas a ganar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora