𝒪𝓁𝒹ℯ𝓇 - Theodore Nott.

23

Mis clases en la universidad ya habían comenzado. Estaba intentando adaptarme a todo este cambio en mi vida, pero, había algo que me tenía más preocupada: no había visto a Theo.

Desde aquella última vez que lo había visto, no se ha comunicado conmigo. Le he mandado varios mensajes, pero ni siquiera los lee.

—¡Maddison! —la voz de Regulus, mi amigo de carrera, interrumpió mis pensamientos.

Estábamos en una de las mesas al aire libre del campus, estaba esperando a que fuera la hora en la que Dobby me recogería. Desde aquel suceso con mi padre y Theo, solo me dejaron irme a vivir sola si Dobby iba conmigo y, además, dejarme y recogerme de la universidad, asegurándose de que no iría a otros lados y por mi seguridad.

—¿Eh? ¿Dijiste algo?

—Sí, que ¿qué te pasa? Mira, no llevo mucho tiempo conociéndote, pero desde que lo hago, siempre llega un punto en el que te pierdes y no me respondes a lo que te digo. No creo que sea normal que lo hagas cada hora, ¿qué te pasa?

Claro que había notado que parte de mi día se iba en mis pensamientos sobre Theo, pero, ¿tanto?

—No... Es solo que... —suspire. El no conocía a Theo, ¿no? Entonces creo que puedo contarle—. Hay alguien, ¿sí? —fijo toda su atención en mí—. Por muchas cosas no podemos estar juntos, pero habíamos decidido que las enfrentaríamos porque nuestro amor es más grande, pero... —se formó un nudo en mi garganta—. Desde que entre aquí no he recibido ni una llamada de él y le he enviado miles de mensajes. Ni siquiera sé si aún me ame, ¿sabes?

—¿Y porque no vas a buscarlo tú?

—Primero, mis padres me tienen con vigilancia para que no vaya a otros lados, segundo, acostumbrarme a la universidad me está robando más tiempo del que creía.

—Bueno, creo que lo capto. Pero, ahora no tenemos clase, falta mucho tiempo para que Dobby llegue y —saco algo de su bolsillo— tienes mi auto para que vayas y regreses en menos de dos horas —me mostro las llaves de su vehículo.

—¿E-Es enserio? —lo mire, incrédula.

—Ajá. Sabes que te confiaría hasta mi vida. Además, necesito un poco de chisme en mi vida —me entrego sus llaves en mi mano—. Corre a ver a tu amado, Maddi.

—¡Ay, te amo demasiado! —me acerque a él para abrazarlo y dejar un beso en su mejilla.

—¡Ve con cuidado!

—¡Lo hare!

Al llegar al estacionamiento, pude notar el Jeep blanco en el que siempre llegaba Regulus. Entre en él y, al adaptarme a todo su sistema, comencé a conducir hacia la casa de Theo.

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No sabía a cuanta velocidad había conducido, pero, en menos de media hora, ya estaba frente la puerta de la casa de Theo. Di dos toquidos sobre ella y, al poco rato, Kreacher apareció.