𝒪𝓁𝒹ℯ𝓇 - Theodore Nott.

13

Normalmente, nunca me arrepentía de lo que hacía ni sentía vergüenza, pero el hecho de tener que ver a Theo después de acostarme con él, no me dejaba la mente tranquila. Si bien, era algo ridículo después de lo que habíamos vivido, pero mi cuerpo no podía evitarlo.

Y no sabía si su clase iba a empeorarlo o mejorarlo.

Parecía ser la segunda opción. Había dejado una lectura en equipos, me junte con mis amigos y, hasta ese momento, no había tenido contacto visual con él. La lectura estaba empezando a aburrirme, Shakespeare no era de mis escritores favoritos. Comencé a mirar hacia otros lados mientras Pansy leía en voz bajita para nosotros, hasta que mi mirada se detuvo en aquellos orbes verdes, alzo sus cejas en mi dirección mientras sonreía. No quería causar problemas, así que opte por mirar a otro lado y fingir que estaba poniendo atención.

La pequeña clase —o tortura— había terminado. Se sentía liberador no tener que pelear con Theo después de clases.

—Mads, ¿quieres ir a estudiar con nosotros? —me pregunto Pansy—. Todos tenemos tarea pendiente y queremos ponernos corriente sobre nuestros días.

Era cierto, al ser final de año, nos ponían mil proyectos encima provocando que no tengamos tiempo ni para respirar y, además, todos los acontecimientos en mi vida me estaban impidiendo juntarme con mis amigos.

—Me encantari-

—Señorita Maddison.

No pude terminar mi frase porque esa voz me interrumpió.

Me gire a verlo.

—¿Pasa algo, profesor? —pregunte inocentemente.

Tenerlo ahí enfrente, me provoco flashbacks de todo lo que habíamos hecho y de todos los lugares en los que estuvo su lengua sobre mí. Intente despejar mi mente pensando en que Pansy seguía ahí y ninguno de los dos podía cagarla ahora.

—Creo que aún no le he quitado el castigo, ¿verdad?

Quise oponerme, pero sabía que no se refería a un castigo.

Solté un falso suspiro con fastidio. Me gire viendo a mi amiga.

—Lo siento, Pansy, no puedo ir. Prometo invitarlos a mi casa y recompensar todo esto —fingí tristeza.

Claro que me ponía mal llevar un buen tiempo sin mis amigos, pero si era por pasar tiempo con Theo, todos esos malos sentimientos se esfumaban como el humo.

—Está bien. Nos vemos —dejo un beso sobre mi mejilla y salió del aula.

Cuando me quede a solas con aquel hombre, me gire sobre mis talones y lo mire fijamente.

—¿Ahora ese es tu plan? ¿Secuestrarme después de cada clase? —reí.

—Claro que no, eso sería raro —coloco su mano sobre mi mejilla, acariciándola—. ¿Qué no puedo pasar un pequeño rato a solas contigo?