𝒪𝓁𝒹ℯ𝓇 - Theodore Nott.

01

Blaise se encontraba con la cabeza en mi regazo y yo le hacía leves carias en ella. Todo mi grupo de amigos estaba sentado en las jardineras de la escuela y charlábamos de cualquier tema que se nos atravesara.

—¡Ah! No sé qué haremos cuando llegue el profesor de filosofía —se quejó Blaise.

—Dudo que lo tengamos —dije—. Ya estamos a mitad de curso y sería una idiotez que lo pongan ahora.

—Pues ya hay rumores de que hay un candidato —añadió Pansy.

—Ese tipo de rumores existen desde hace tres meses.

—¡Pero ahora es en serio! Ojalá que sea una mujer. Ya me aburrí de ver a puro señor panzón y cuarentón.

—Seguro que quieres que sea mujer solo para echarle el ojo, ¿no? —dijo Mattheo que se encontraba a un lado de ella.

—¡Claro que no! —se defendió—. Solo que no hemos tenido ni una maestra —hizo un leve puchero y todos soltamos una risa.

—Bien, ¿cuál será el plan dentro de unos meses? —pregunto el moreno. Todos posaron una mirada sobre mí.

—¿De que hablan? —pregunte.

—¡Pues de tu cumpleaños, idiota!

Solté una leve risa.

—Aún faltan como cuatro meses. Además, dudo que este año quiera hacer algo, tal vez ahora sea algo más tranquilo.

—Eso dijiste el año pasado y terminamos en una gran fiesta en tu casa donde nos besamos entre todos —dijo Mattheo mientras miraba a cada uno del grupo.

—¡Eso fue diferente! —me defendí—. El año pasado estaba dejando de ser una niña para convertirme en una adulta responsable —dije con burla, citando las palabras de mi madre.

—¡Haz otra fiesta! —hablo Pansy—. Y si corres con suerte, por fin podrás romper la tensión que hay entre Enzo y tú —su mirada viajo al pasillo de la escuela y yo la seguí, dándome cuenta que el mencionado caminaba por ahí.

Enzo desde inicio de curso estaba detrás de mí, más de una vez le había dado a entender que no quería nada con él, pero el seguía insistiendo mandándome cartas o chocolates que odiaba.

No era un chico feo, pero no era para nada mi tipo y no me iba a obligar a querer a una persona que no me atraía en ningún sentido.

—Ya les he dicho más de una vez que no me interesa. Y no cambiare de parecer solo por una fiesta.

Pansy me lanzo una mirada juzgándome, pero no dijo nada más.

—Como sea, creo que es hora de irme, mi hermano debe estar esperándome afuera —dijo Mattheo mientras se ponía de pie y colocaba su mochila en su hombro.

—Si, yo también ya me iré —dije, y todos copiamos la acción del castaño.

Nos despedimos en el estacionamiento, y cuando todos se fueron, estiré mi cuello buscando algún carro que me pareciera familiar, y ahí lo vi, acompañado de una cabellera blanca dentro de este.

Papá asomo la cabeza y me sonrió en cuanto me vio. Entre en el asiento del copiloto y lo salude.

—¿Qué tal la escuela? —pregunto.

—Ah, nada interesante. Mis amigos comienzan a preguntarme que hare en mi cumpleaños —conteste.

—¿Qué? Pero aún faltan meses para eso.

—Lo sé, pero supongo que quieren que haga algo a lo grande, así como el año pasado —me encogí en mi lugar mientras miraba a mi padre.

—¿Y tú quieres hacerlo?

—No tengo muchas ganas, pero supongo que sería algo bueno ya que este año nos vamos a la universidad.

De solo pensarlo tuve una desagradable sensación en el estómago. Me había postulado a varias universidades especializadas en las artes, pero existía ese miedo de que la demanda fuera demasiada y no quedará en ninguna.

No me preocupaba por lo que fuera de mi vida cuando terminara la carrera. Mi padre y mi madre tenían los suficientes contactos como para asegurarme un buen futuro, pero tenía miedo de no ser lo suficientemente buena en lo que me dedicaría.

—Creo que es una gran idea. Cuando entren a la universidad, no sabrán cuando tendrán tiempo libre y cuando todos puedan coincidir.

Me quede un momento pensándolo, alejando las malas ideas que tenía sobre mi futuro.

—¿Y tengo el permiso para hacerlo?

—Si nos avisas con un mes de anticipación, claro que lo tienes.

Solté una risa y apoyé mi cabeza en la ventana. El resto del camino nos quedamos en completo silencio, lo único que hacía ruido era la radio que reproducía viejas canciones.

── ⋆⋅☆⋅⋆ ──

—¿Puedo pasar? —pregunto mi padre al otro lado de la puerta.

—Claro —conteste mientras dejaba mi libro a un lado.

Entro en mi habitación y se sentó justo a mi lado.

—¿Recuerdas que me mencionaste que no tienes profesor de filosofía? —asentí—. Pues el problema ya está resuelto.

Levante mis cejas, mientras esperaba una respuesta de su parte.

—Tengo un contacto que estudio conmigo desde la preparatoria —continuo—, y no solo es abogado como yo, también sabe algo de filosofía o sabe lo suficiente como para poder impartirla en tu escuela o algo así me menciono, no le preste mucha atención cuando me lo contaba. Supongo que mañana tu misma lo averiguaras.

—¿Mañana? —pregunte confusa—. Pero mañana es sábado, no tengo escuela.

—Ah, sobre eso. Organice una cena aquí en casa para que lo conozcas y puedan llevarse bien. Eso te beneficiaría para tus notas.

Lo pensé un momento y me di cuenta que ya tenía a aquel maestro de mi lado. Sonreí y miré a mi padre.

—Bien, ¿a qué hora es la cena?

—A las siete.

—Entonces estaré lista a esa hora —volví a tomar el libro entre mis manos.

Mi padre se acercó a mí y dejo un beso en mi cabeza, para después, irse de mi habitación.  

¡Primer capitulo! Muchisimas gracias (otra vez) por darle la oportunidad a mi historia, los primeros capitulos pueden dar un poco de flojera, o incluso, parecer "vacios" o de relleno, pero les juro que en los capitulos a futuro eso cambia.

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¡Si hay alguna falta de ortografía, por favor, haganmela saber. Besossss!