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Los preparativos de la graduación no me dieron mucho tiempo para pensar en todo lo que había ocurrido la semana pasada

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Los preparativos de la graduación no me dieron mucho tiempo para pensar en todo lo que había ocurrido la semana pasada. Los rumores corrieron demasiado rápido y prácticamente ya toda la escuela sabia de las atrocidades que Lorenzo había hecho. Mis amigos se encargaron de darme apoyo, pero fue en vano, aun sentía ese peso de culpa sobre mí del porque esas chicas tuvieron que sufrir y porque yo me había "salvado".

Mi madre me saco de mis pensamientos cuando me obligo a darme una vuelta con mi vestido de graduación. El vestido verde esmeralda se amoldo a mi cuerpo haciendo resaltar mi figura, contaba con diamantes en el escote y una abertura en el costado para dejar expuesta una de mis piernas. Me admiré en el espejo y le sonreí a mi madre. Evite todo tipo de malos pensamientos porque sabía que mis padres no les gustaría verme así.

—Luces bellísima —mi madre se colocó detrás mío, tomándome de los hombros.

—Ya están list- —mi padre entro a la habitación, pero se detuvo en cuanto nos vio. Podía jurar que sus ojos se llenaron de lágrimas—. Por dios... Luces bellísima.

—Es lo mismo que yo le dije —dijo mi madre, colocándose a un lado de él.

—Muchas gracias a los dos —sonreí—. ¿Qué querías decirme, papá?

—La limusina ya llego. Tus amigos te esperan abajo —su mirada me seguía viendo con cariño y con un brillo en ella.

—Bien —tome mi bolso—. No prometo estar aquí temprano —besé la mejilla de cada uno y salí de la casa.

Al ser un evento así de importante y especial, mi padre decidió contratarnos una limusina con luces, música y mucho alcohol. Entre al vehículo, encontrándome con la escena de Mattheo y Blaise peleando por un regaliz y a Pansy tomando champagne desde la botella.

—¿Se están divirtiendo sin mí? —me senté a un lado de mi amiga.

¡Madiiiiiii! —me abrazo la pelinegra y pude percatarme que ya tenía gran cantidad de alcohol en su sistema.

—¿No creen que será un problema cuando lleguemos? —les pregunte a mis amigos.

—No lo creo. No estaremos ahí más de una hora, además, tarde o temprano terminaría así —contesto Mattheo.

Y es que, iríamos a la escuela solo a la cena y a que los maestros nos dieran las palabras de despedida e incluso podíamos quedarnos a su fiesta que sería muy vigilada y sin nada de alcohol, en cambio, un chico de otro grupo haría una fiesta en su mansión y seria todo lo contrario a lo que nos ofrecía la escuela. Por suerte, podíamos asistir con todo y nuestra ropa de graduación.

── ⋆⋅☆⋅⋆ ──

Después de que nos torturaran con casi una hora de discursos, pudimos llegar a la verdadera fiesta. Le dije al chofer de la limusina que sería una larga noche, que podía ir a dar una vuelta y regresar más tarde.

𝒪𝓁𝒹ℯ𝓇 - Theodore Nott.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora