Maddison no había tenido profesor de filosofía, hasta que un día, su padre le dice que el problema está resuelto y le presentará a su nuevo profesor.
O su nueva perdición.
Theodore Nott.
❝𝑻𝒉𝒊𝒏𝒌 𝑰 𝒏𝒆𝒆𝒅 𝒔𝒐𝒎𝒆𝒐𝒏𝒆 𝒐𝒍𝒅𝒆𝒓❞
Maddison M...
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Theodore Nott
Solté el humo del cigarro y dejé que el aire se lo llevara.
Vi a lo lejos a Lupin acercándose a mí, mientras colocaba otro cigarro entre sus labios y acercaba el encendedor a él. Era un profesor de mí misma edad, por esa razón, habíamos entablado una amistad tan rápido. Agradecía que mis tiempos libres no los pasara con señores de sesenta años.
—Deberías de entrar. Hay una pintura que dicen que se parece a ti —soltó el humo que estaba reteniendo y se apoyó en mi coche, junto a mí.
Había sido uno de los invitados de Trelawney para ver la exposición de arte de uno de sus grupos. Claro que agradecía la invitación, pero tampoco quería pasar mi tiempo libre viendo pinturas con pubertos a un lado.
—¿De quién es? —atrape el cigarrillo entre mis labios, mientras le daba otra calada.
—Mmh, le das clases al grupo 211, ¿no?
Asentí.
—Es de una chica de esa clase. Ah, ¿cómo era que se llamaba? —suspiro, frustrado—. ¿Mel...? ¿Matilde?
Un nombre en específico llego a mi cabeza.
—Maddison.
—¡Ah si! Ella. Su pintura está en boca de todos los maestros. Creo que eres su musa.
El cigarrillo estaba a medias, pero poco me importo y lo apague contra en piso. Abrí el auto, tome una menta y me coloque perfume. Si quería entrar a ver dicha pintura, no podía tener el olor a tabaco impregnado.
—Te hare caso. Nos vemos luego —comencé a caminar a la institución.
—¡Adiós! —escuche a mis espaldas.
── ⋆⋅☆⋅⋆ ──
No podía entrar e ir directamente a la pintura de Maddison. Sería demasiado obvio por que, para mi desgracia, era de las ultimas. Así que opte por ver toda la exposición. Me detenía con algunos alumnos y admiraba sus cuadros. Todos eran buenos, a excepción de los que eran abstractos, me generaban dolor de cabeza el simple hecho de tener que encontrarles un significado a sus garabatos.
Hasta que por fin llegue al tan esperado lienzo. No podía decir a ciencia cierta que era yo porque solo había plasmado medio rostro. Pero eso sí, tenía mí mismo color de ojos.
Maddison aun no me miraba, así que me tome la libertad de leer su placa.
—"¿El hombre de mis sueños?" —pensé.
Eso sí que podía malinterpretarse, pero a ningún profesor parecía importarle por que estaban más atentos a que yo lo viera, que lo que decir su placa.
—Todos los maestros están hablando de esta pintura. Dicen que le encuentran un leve parecido a mí —hable por primera vez desde que había llegado.
