Cap. 17

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Los golpes en la puerta seguían y seguían, me confirmaban que no estaba soñando y me animaron a levantarme para saber quien era, quien estaba tan loco para salir a esa hora con esa tormenta. 

Entre el horrible clima y la oscuridad de la noche, la vi, parada frente a mi, con los ojos llorosos y las manos temblantes.

Elena: Pero que haces aquí, deberías estar allá descansando 

Gloria: Lo sé... Pero no puedo...

Elena: Mejor pasa y me cuentas 

La hice pasar y le dije que se sentara frente al fuego, le llevé un abrigo y puse más leña al fuego. 

Elena: ¿Si te das cuenta de cómo está allá afuera? Podría pasarte algo malo 

Gloria: Peor sería que me quedara...

Elena: ¿Me dirás por qué tomaste está descabellada idea? 

Gloria: Encontré unas cartas en la oficina de mi padre, dicen que estaré obligada a casarme con Elisio, y casualmente están escritas con TU letra

Elena: ¿Cómo encontraste eso? 

Gloria: Eso no importa, me vas a explicar eso 

Elena: Explicar que, ¿Qué me pagaron por escribir unas cuantas cartas? 

Gloria: El porqué no me lo dijiste antes 

Elena: Era confidencial, no debías enterarte 

Gloria: ¡Claro que debía enterarme! Elena, se trata de que me obligarán a casarme con un idiota y no me lo dijiste 

Elena: Gloria, estás muy alterada, no tenías que venir hasta aquí 

Gloria: Claro que tenía que hacerlo 

Elena: Pero viste como está ahí afuera- 

Gloria: ¡No me importa el maldito clima! - Un relámpago junto con un trueno se escucharon de lejos - ¡Se supone que debías contarme y no te importó! 

Elena: ¡Y que quieres que hiciera! Solo me pagan por escribir, eso no lo puedo cambiar - Hice una pausa para respirar - Ni tu ni yo podemos cambiarlo 

Me levanté y caminé hacia la cocina, ella miraba el fuego y en sus ojos se notaba la decepción mesclada con el enojo. Preparé un té para que no se sintiera mal luego y se lo llevé. 

Gloria: No lo quiero

Elena: Es para que estés mejor y luego no te enfermes 

Gloria: Eso no importa, ahora tengo que irme 

Elena: Ni creas que te dejaré salir

Gloria: Es mejor estar allí afuera a que estar con una mentirosa

Elena: Cree lo que quieras pero de aquí no sales, hasta que no mejore el tiempo tendrás que quedarte aquí 

Se levantó y se dirigió hacia la puerta, agarré su mano, la cual estaba sobre el pestillo de la puerta, deteniéndola para que no saliera.

Elena: Si sales es probable que no llegues al castillo

Provocarle un poco de miedo fue lo único que se me ocurría. Sin decir nada, se quedó quieta en la misma posición mirando hacia el suelo, luego noté algunas lagrimas. 
Solté su mano y la abracé, mi corazón no soportaba verla llorar. Ella siguió llorando silenciosamente sobre mi hombro.

Gloria: Ya no se que hacer... Odio todo esto...

Elena: Lo sé, y créeme que me gustaría hacer algo   

Gloria: Si quisieras ayudarme no me hubieras ocultado nada 

Elena: ¿Y de que servía decirte? ¿Para rechazarlo? Gloria, entiende, no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso  

Gloria: Claro que la hay, hay mil maneras, solo que tú no quieres ayudarme - Se alejó y abrió la puerta - ¡No quiero verte más Elena! 

Elena: ¡¿Al  menos podrías escucharme?!

Gloria: ¡Ya escuche suficiente! 

No iba a dejar que se fuera sola con ese clima así que la tomé con fuerza de la muñeca y caminé hacia adentro.

Gloria: ¡Suéltame! ¡¿Te volviste loca?!

Entramos y cerré la puerta con llave

Elena: No dejaré que corras peligro por una tontería, si no quieres hablarme no lo hagas pero de aquí, hasta que eso no pare, no sales - Dije de manera firme muy cerca de ella

Nuestros rostros estaban a muy pocos centímetros de distancia, casi que nuestras narices podían tocarse. 
Guardé las llaves en mi bolsillo y me dirigí el sofá, le dije que mejor se sentara y esperara a que la lluvia pare, se quedó quieta en el mismo lugar unos segundos, como si dudara de acercarse pero al final lo hizo. Se sentó a mi lado y miró fijamente el fuego, me llenaba de curiosidad el echo de saber que pasaba por su mente, saber que pensaba y porqué estaba tan seria. 
Fue un error no decirle antes pero tampoco iba a cambiar nada, el hecho de decirle no iba a cambiar el futuro. 

Gloria: Elena...

Elena: Dime linda 

Gloria: Lo siento...

Elena: ¿Por qué dices eso?

Gloria: No debí tratarte así y me siento culpable 

Elena: No hace falta que te disculpes, lo entiendo perfectamente 

Sin decir nada, me quitó el libro de las manos y lo dejó sobre una pequeña mesa. Se recostó en mi regazo escondiendo su rostro en mi pecho, era lindo pero sospechaba que de esa manera me quitaría las llaves así que las quité de mi bolsillo y las puse sobre la mesa, de manera que las podía alcanzar.

Gloria: No quería eso - Levantó la cabeza y me miró a los ojos

Elena: Lo sé, es por precaución - Le guiñé un ojo y le devolví el abrazo - La próxima vez no salgas en un día como hoy 

Gloria: ¿Y si tengo ganas de verte? 

Elena: Tendrás que esperar al otro día 

Gloria: Eso ya lo veremos - Sonrió 

Acaricié su mejilla y se recostó otra vez en mi pecho. En ese momento, recordé lo que había vivido hace unas horas, Janis volvió a mi mente y me generaba incomodidad. Juré no acercarme a ella nunca más y sin embargo, lo hice. Al momento de recordar, mi corazón comenzó a latir un poco fuerte.

Gloria: ¿Estás bien? 

Elena: Sí, no es nada    

Sin darnos cuenta, ambas nos quedamos dormidas, con lo poco despierta que estaba pude escuchar como paraba la lluvia, pero ella estaba tan dormida que no quería despertarla.  

☆𝒞ó𝓂𝑜 𝓁𝒶𝓈 𝒻𝓁𝑜𝓇𝑒𝓈, 𝒞ó𝓂𝑜 𝓉𝓊𝓈 𝒸𝒶𝓇𝓉𝒶𝓈...✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora