Los golpes en la puerta seguían y seguían, me confirmaban que no estaba soñando y me animaron a levantarme para saber quien era, quien estaba tan loco para salir a esa hora con esa tormenta.
Entre el horrible clima y la oscuridad de la noche, la vi, parada frente a mi, con los ojos llorosos y las manos temblantes.
Elena: Pero que haces aquí, deberías estar allá descansando
Gloria: Lo sé... Pero no puedo...
Elena: Mejor pasa y me cuentas
La hice pasar y le dije que se sentara frente al fuego, le llevé un abrigo y puse más leña al fuego.
Elena: ¿Si te das cuenta de cómo está allá afuera? Podría pasarte algo malo
Gloria: Peor sería que me quedara...
Elena: ¿Me dirás por qué tomaste está descabellada idea?
Gloria: Encontré unas cartas en la oficina de mi padre, dicen que estaré obligada a casarme con Elisio, y casualmente están escritas con TU letra
Elena: ¿Cómo encontraste eso?
Gloria: Eso no importa, me vas a explicar eso
Elena: Explicar que, ¿Qué me pagaron por escribir unas cuantas cartas?
Gloria: El porqué no me lo dijiste antes
Elena: Era confidencial, no debías enterarte
Gloria: ¡Claro que debía enterarme! Elena, se trata de que me obligarán a casarme con un idiota y no me lo dijiste
Elena: Gloria, estás muy alterada, no tenías que venir hasta aquí
Gloria: Claro que tenía que hacerlo
Elena: Pero viste como está ahí afuera-
Gloria: ¡No me importa el maldito clima! - Un relámpago junto con un trueno se escucharon de lejos - ¡Se supone que debías contarme y no te importó!
Elena: ¡Y que quieres que hiciera! Solo me pagan por escribir, eso no lo puedo cambiar - Hice una pausa para respirar - Ni tu ni yo podemos cambiarlo
Me levanté y caminé hacia la cocina, ella miraba el fuego y en sus ojos se notaba la decepción mesclada con el enojo. Preparé un té para que no se sintiera mal luego y se lo llevé.
Gloria: No lo quiero
Elena: Es para que estés mejor y luego no te enfermes
Gloria: Eso no importa, ahora tengo que irme
Elena: Ni creas que te dejaré salir
Gloria: Es mejor estar allí afuera a que estar con una mentirosa
Elena: Cree lo que quieras pero de aquí no sales, hasta que no mejore el tiempo tendrás que quedarte aquí
Se levantó y se dirigió hacia la puerta, agarré su mano, la cual estaba sobre el pestillo de la puerta, deteniéndola para que no saliera.
Elena: Si sales es probable que no llegues al castillo
Provocarle un poco de miedo fue lo único que se me ocurría. Sin decir nada, se quedó quieta en la misma posición mirando hacia el suelo, luego noté algunas lagrimas.
Solté su mano y la abracé, mi corazón no soportaba verla llorar. Ella siguió llorando silenciosamente sobre mi hombro.Gloria: Ya no se que hacer... Odio todo esto...
Elena: Lo sé, y créeme que me gustaría hacer algo
Gloria: Si quisieras ayudarme no me hubieras ocultado nada
Elena: ¿Y de que servía decirte? ¿Para rechazarlo? Gloria, entiende, no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso
Gloria: Claro que la hay, hay mil maneras, solo que tú no quieres ayudarme - Se alejó y abrió la puerta - ¡No quiero verte más Elena!
Elena: ¡¿Al menos podrías escucharme?!
Gloria: ¡Ya escuche suficiente!
No iba a dejar que se fuera sola con ese clima así que la tomé con fuerza de la muñeca y caminé hacia adentro.
Gloria: ¡Suéltame! ¡¿Te volviste loca?!
Entramos y cerré la puerta con llave
Elena: No dejaré que corras peligro por una tontería, si no quieres hablarme no lo hagas pero de aquí, hasta que eso no pare, no sales - Dije de manera firme muy cerca de ella
Nuestros rostros estaban a muy pocos centímetros de distancia, casi que nuestras narices podían tocarse.
Guardé las llaves en mi bolsillo y me dirigí el sofá, le dije que mejor se sentara y esperara a que la lluvia pare, se quedó quieta en el mismo lugar unos segundos, como si dudara de acercarse pero al final lo hizo. Se sentó a mi lado y miró fijamente el fuego, me llenaba de curiosidad el echo de saber que pasaba por su mente, saber que pensaba y porqué estaba tan seria.
Fue un error no decirle antes pero tampoco iba a cambiar nada, el hecho de decirle no iba a cambiar el futuro.Gloria: Elena...
Elena: Dime linda
Gloria: Lo siento...
Elena: ¿Por qué dices eso?
Gloria: No debí tratarte así y me siento culpable
Elena: No hace falta que te disculpes, lo entiendo perfectamente
Sin decir nada, me quitó el libro de las manos y lo dejó sobre una pequeña mesa. Se recostó en mi regazo escondiendo su rostro en mi pecho, era lindo pero sospechaba que de esa manera me quitaría las llaves así que las quité de mi bolsillo y las puse sobre la mesa, de manera que las podía alcanzar.
Gloria: No quería eso - Levantó la cabeza y me miró a los ojos
Elena: Lo sé, es por precaución - Le guiñé un ojo y le devolví el abrazo - La próxima vez no salgas en un día como hoy
Gloria: ¿Y si tengo ganas de verte?
Elena: Tendrás que esperar al otro día
Gloria: Eso ya lo veremos - Sonrió
Acaricié su mejilla y se recostó otra vez en mi pecho. En ese momento, recordé lo que había vivido hace unas horas, Janis volvió a mi mente y me generaba incomodidad. Juré no acercarme a ella nunca más y sin embargo, lo hice. Al momento de recordar, mi corazón comenzó a latir un poco fuerte.
Gloria: ¿Estás bien?
Elena: Sí, no es nada
Sin darnos cuenta, ambas nos quedamos dormidas, con lo poco despierta que estaba pude escuchar como paraba la lluvia, pero ella estaba tan dormida que no quería despertarla.
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☆𝒞ó𝓂𝑜 𝓁𝒶𝓈 𝒻𝓁𝑜𝓇𝑒𝓈, 𝒞ó𝓂𝑜 𝓉𝓊𝓈 𝒸𝒶𝓇𝓉𝒶𝓈...✿
Romanceℍ𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒 𝕦𝕓𝕚𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕤𝕦𝕣 𝕕𝕖 𝕀𝕥𝕒𝕝𝕚𝕒 Una poeta del siglo XV se enamora de una princesa. Esta, como muestra de amor le envía cartas, cada una con hermosos poemas pero de manera totalmente anónima. La princesa perdidamente...