Pensando y pensando, recordando aquel sueño como si hubiera pasado cuando no lo sabía con exactitud. A causa de un tonto sueño, mis ganas de ver a Elena disminuyeron, no podía verla a los ojos. La veía por el pueblo y evitaba el echo de mirarla, que sus ojos se cruzaran con los míos.
Notaba su extrañeza, no en sus ojos que no entendía que pasaba y yo tampoco lo entendía, algo que probablemente no pasó afectaba hasta ese punto pero la mayoría de veces que me sucedía eso mi mente no se equivocaba, siempre acertaba.
Dejé de salir, lo único que hacía era encerrarme en mi cuarto, a veces tomaba un libro de la biblioteca y me iba al patio pero luego no salía. Así estuve un buen tiempo.
Uno de esos días en los cuales estaba en el patio, se me cruzó por la cabeza acercarme un poco al lugar por el cual me escapaba, solo encontré una flor, idéntica a la que alguna vez Elena arrancó para regalarme la, enseguida supe que era lo que debía hacer. Volví para dejar el libro y luego salir, no estaba muy animada ni convencida pero mi mente rogaba verla.
La encontré en el mismo lugar de siempre, sentada bajo aquel árbol, esperando con una expresión muy desanimada
Gloria: Hola - Me senté a su lado
Elena: Oh hola, pensé que no vendrías
Gloria: Tenía que venir, ya extrañaba verte
Elena: ¿A si?
Gloria: Claro, ¿Lo dudas?
Elena: Bueno, estos últimos días has estado algo extraña
Gloria: Si... Bueno... la verdad no sé que me pasa
Elena: No sabes porqué te sientes mal o no sabes el porqué me has ignorado
Gloria: Ambas... Últimamente e estado así
Elena: Gloria, se que mientes, solo dime que sucede
Gloria: Te sonará muy tonto, pero es debido a un sueño que tuve
Elena: ¿Un sueño? ¿De qué?
Gloria: Sobre nosotras, veía como estabas muy feliz con una chica y bueno... Algo me dice que fue real, aunque no lo creo
Elena: ¿De verdad?
Gloria: Sí... Pero no creo eso, solo no siento que sea real pero al mismo tiempo siento que alguna vez pasó
Elena: Tu tranquila - Me abrazó - Solo toma en cuenta que fue un sueño y esas cosas no son reales
Me fundí en sus brazos, dejando que me calmara y volviendo a mi estado natural, feliz y tranquila. Tan puso y tierno era ese momento que ojalá pudiera parar el tiempo para estar con ella más tiempo, pero todo llega a su fin.
Nos separamos y comenzamos a hablar de todo, de la situación, trabajos de ella, problemas míos, temas van y vienen para todos lados.
Era lindo volver a hablar con ella, pero por mi cabeza seguía pasando esa situación, ese sueño que parecía tan real y me hacía dudar.
Ella tuvo más curiosidad y me preguntó por el sueño, que era, como era, básicamente que le explicara con lujo de detalles, y eso hice. Confío en ella, además, un sueño no afecta en nada.
Mientras le explicaba la expresión de su rostro cambió, estaba sorprendida y a la vez parecía asustada.
Gloria: Oye, ¿Estás bien? Pareces asustada...
Elena: No nada, estoy bien, solo que me parece muy raro
Se notaba un tono nervioso en su voz, que no me miraba a los ojos y trataba de cambiar el tema. Insistiendo e insistiendo, logré que me dijera la verdad...
Elena: La verdad, eso sí pasó - Agachó la cabeza
Gloria: ¿Cómo que pasó? - Dije sorprendida
Elena: Lo que soñaste si pasó, la chica era una de la cual te hablé una vez
Gloria: ¿La misma que te dejó?
Elena: Exacto - Volvió a mirarme a los ojos - Pero no es nada, no la quiero
Gloria: O sea que sí la besaste
Elena: Pero no fue de sentimiento, Gloria, bien sabes que no la quiero
Gloria: No sé si creerte...
Elena: Debes hacerlo, tú más que nadie sabe qué fue lo que pasó
Sin decir nada, me levanté y comencé a caminar hacia la profundidad del bosque. Ella salió corriendo detrás de mi para detenerme pero por más que tratara de hablar no la escuchaba, el echo de que ella misma me lo dijera me dolía más.
Trataba de todo y me decía muchas cosas, pero todo eso lo ignoraba, no quería verla ni escuchar su voz. Con tal de hacer que pare de caminar me tomó fuertemente de la muñeca.
Gloria: Ya suéltame - Dije forcejeando
Elena: No hasta que me escuches-
Gloria: No quiero escucharte, no quiero verte, quiero que te alejes de mi
Su cara lo decía todo, los ojos vidriosos y el soltarme al instante de escucharme al decir esas palabras. Me dolía pero más me dolía lo que hizo, sabiendo que en ese momento todavía estábamos hablando y al mismo tiempo nosotras... Ni quería recordarlo.
Seguí caminando, hasta que un dolor en el pecho me hundió, sentía cómo alguien clavaba sus ojos sobre mi y luego desaparecía. El mismo dolor me obligó a detenerme...
Me paré, miré hacia atrás y ahí estaba, se alejaba lentamente. Estaba tan paralizada que solo podía ver como se alejaba, cómo desaparecía entre los cientos y cientos de árboles, teniendo las ganas de correr hacia ella para pedir perdón, arrepintiéndome de lo que dije pero sin poder hacer nada.
Mi cuerpo no respondía para nada, hasta que la perdí de vista, en ese instante pude moverme y en cuanto fui libre corrí a buscarla, sabiendo que probablemente no la encontraría ya que el lugar era como un laberinto pero deseando tener suerte. Esquivando cada cosa, corriendo hasta el punto de quedarme sin aliento, tanto que tuve que parar.
Me apoyé sobre un árbol para tomar aire y al mismo tiempo que un par de lágrimas cayeran de mis ojos por mis mejillas. Subí la mirada y allí estaba, apenas podía verla pero al menos alcanzaba a verla. Tomé todo el aire que mis pulmones me permitieron y volví.
Ya no pensaba, estaba bloqueada y centrada en una sola cosa, sin recordar que me esperaban en casa pero a mi cabeza no le importaba. Ya lograba verla más de cerca, ya no era una imagen borrosa, estaba cerca. Llegué a estar a unos pocos centímetros de distancia cuando desapareció frente a mis ojos, se había esfumado sin dejar rastro. De pronto todo a mi al rededor comenzó a hacer lo mismo, árboles y arbustos, todo era blanco. Cada cosa desaparecía y se transformaba en un mundo vacío de color blanco, lo último fue el suelo que desapareció, dejándome caer a un vacío sin fin. Solo cerré mis ojos, mientras sentía como caía hacia el vacío...
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☆𝒞ó𝓂𝑜 𝓁𝒶𝓈 𝒻𝓁𝑜𝓇𝑒𝓈, 𝒞ó𝓂𝑜 𝓉𝓊𝓈 𝒸𝒶𝓇𝓉𝒶𝓈...✿
Romanceℍ𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒 𝕦𝕓𝕚𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕤𝕦𝕣 𝕕𝕖 𝕀𝕥𝕒𝕝𝕚𝕒 Una poeta del siglo XV se enamora de una princesa. Esta, como muestra de amor le envía cartas, cada una con hermosos poemas pero de manera totalmente anónima. La princesa perdidamente...