☆𝒞ó𝓂𝑜 𝓁𝒶𝓈 𝒻𝓁𝑜𝓇𝑒𝓈, 𝒞ó𝓂𝑜 𝓉𝓊𝓈 𝒸𝒶𝓇𝓉𝒶𝓈...✿

Cap. 27

Cambio de narración - Ahora estará narrando ELENA

Ver como se alejaba, como se iba y sabiendo que fue mi error, que fue mi culpa por mentirle y que no debía hacer eso pero igual lo hice. Cuando se quedó quieta no supe que hacer, quería ir con ella pero sabía lo que haría, sabía que se enojaría que no querría verme. Solo dí la vuelta y regresé a mi casa, con varios nudos en la garganta y ganas de abrazarla tuve que irme. Llena de arrepentimiento y sufrimiento sumado al hecho que la dañé, que la herí y se suponía que debía cuidarla, pero no fue así, todo por un capricho o supuesta confusión. 

Estaba llegando cuando escuché que alguien me llamaba. Justo en el peor momento, Valentino Sevati, mi ex compañero y supuesto novio de la hermana de Gloria. 

Valentino: ¡Ey, Elena! 

Elena: Valentino, cuanto tiempo - Dije tratando de ocultar - ¿Qué te trae por aquí? 

Valentino: Bueno, necesitaríamos hablar contigo 

Elena: ¿Necesitarían? ¿Quienes? 

Valentino: El resto del grupo y yo, también el rey

Elena: Claro sin problema, ¿Dónde los veo? 

Valentino: Nos vemos en la entrada al castillo apenas anochezca 

Elena: Está bien, ahí estaré 

Nos despedimos con un apretón de manos y luego cada uno volvió por su lado. En el poco camino que me quedaba hacia casa sentía algo raro, como si algo malo estuviera pasando y no me daba cuenta. Traté de ignorar pero eran unas ganas de adentrarme más hacia el bosque, justo como hizo ella...

Ella, tenía que ver con ella, la idea de que algo malo le pasara me inundaba la cabeza y más sabiendo que estaba sola en medio de un bosque. Caminé, aceleré el paso y en cuanto logré verla cambié, comencé a correr. Estaba recostada sobre un árbol sin poder respirar, lloraba sin control y solo miraba hacia abajo. 

En cuanto estuve a su lado traté de calmarla de distintas maneras, me miró a los ojos, rojos y llorosos, y en eso, comenzó a respirar... 

No hablaba, solo permanecía con los ojos cerrados sobre mi pecho, las manos le temblaban sin control pero al menos lograba respirar. 

Elena: No puedo dejar que estés así aquí, tendrás que volver 

Gloria: No... 

Elena: Debes volver, será más seguro 

Gloria: Contigo... Quiero ir... Contigo...

Elena: Te estarán buscando 

Gloria: ¿Importa...?

Hice caso, con tal de que estuviera bien y enmendar mi error. La ayudé a levantarse y caminamos hasta mi casa, sin soltar mi brazo en ningún momento y a la vez sin decir ni una sola palabra.

Al llegar, solo se sentó en el sofá y siguió en silencio, me senté a su lado y unos minutos después me miró.

Gloria: Lo siento...

Elena: ¿Por qué dices eso? 

Gloria: No debí hablarte así y mucho menos alejarme de esa manera, más aún que te hice traerme hasta aquí 

Elena: Entiendo tu manera de hablar y de actuar, estabas molesta y es entendible, pero tampoco me molesta traerte aquí, en más, me siento más tranquila ya que no estás allá sola 

Otra vez, me abrazó y yo a ella. Era como si mi corazón por fin lograra entender, la quería, quería estar junto a ella y no dejarla. Con un pequeño beso en la frente se lo demostré y, por su parte, lo demostró de  la misma manera pero en los labios. Compartíamos el sentimiento, el pensamiento y el sueño pero ante todo eso habían muchas cosas que lo impedían...

Gloria: ¿Qué tal si me quedo? No se darán cuenta - Dijo con una sonrisa dulce 

Elena: No, esta vez no 

Gloria: ¿Y por qué? 

Elena: Me pidieron que vaya al castillo, tu padre quiere hablar conmigo 

Gloria: ¿Mi padre? Que extraño, hasta donde sé no hay nada importante 

Elena: Claro que sí, tu boda - Me reí por un momento 

Gloria: Uy si, que gracioso 

Elena: Sabes que es una broma 

Gloria: Claro que lo se, solo que me gustaría escapar... 

Elena: ¿Y cómo piensas hacerlo? No puedes ir a ningún lugar 

Gloria: Podríamos...

Elena: Ya hablamos sobre eso, sabes que es un no 

Gloria: Lo se, pero sería muchísimo mejor  

Decidí cambiar de tema, no quería que siguiera pensando en ello. Hablamos un buen rato hasta que llegó el atardecer, ella se marchó y yo preparé todo para mi visita, ya tenía una idea de que podía ser y más aún si Valentino me había ido a buscar.