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Aria

—Luca, tal vez lo malinterpretaste. Nunca mencionó a Gulf. Por favor, no reacciones de forma exagerada.

Luca siguió caminando de un lado a otro en la sala de estar mientras Valerio y yo almorzábamos. Estaba demasiado molesto para comer.

—No viste su expresión. ¡Estoy seguro de que ha estado viendo a ese chico Falcone a mis espaldas todo el tiempo!

—Se necesitan agallas para hacer eso —comentó Valerio con una sonrisa descarada. Le envié una mirada de advertencia. Este no era el momento de molestar a su padre, incluso si me encantaba su mentalidad de embaucador. Me recordaba mucho a mi hermano Fabiano. Cuando Valerio era un niño, se parecía mucho a él y ahora que tenía diecisiete, era como me imaginaba que habría sido Fabiano si nuestro padre no hubiera intentado matarlo y volverlo frío y hastiado.

No había visto a Fabiano desde la guerra. Si Mew en realidad hubiera visto a Gulf a pesar de la guerra... Los engaños siempre habían sido un tema delicado para mí dado el pasado de Luca y el mío, pero no podía estar enojada con Mew o Gulf. Había visto lo mucho que odiaba Mew su vida con Cressida, cómo lo agotaba además de un día de trabajo ya agotador.

El teléfono de Luca sonó y cuando revisó el identificador de llamadas, sus expresiones se oscurecieron. —Antonaci. Tengo un jodido mal presentimiento con esto.

Me levanté de la silla y alisé mi vestido de lana, necesitando algo con lo que ocupar mis dedos.

Las cejas oscuras de Luca se inclinaron hacia abajo y el temor se instaló en mi vientre.

—Desacelera. —Los ojos de Luca fulguraron con furia —. Será mejor que vigiles tu tono. Familia o no, no permitiré que me levantes la voz. Si quieres conservar tu lengua, será mejor que elijas tus palabras con más cuidado.

Me acerqué, con la esperanza de captar fragmentos de la conversación, pero obviamente Antonaci había prestado atención a la advertencia de Luca.

—No harás nada. Si descubro que revuelves las mierdas, iré tras de ti. Hablaré con Mew. Estoy seguro de que Cressida malinterpretó sus palabras. —Luca colgó y su expresión fue espantosa—. Mew le dijo a Cressida que quiere el divorcio.

Valerio dejó escapar un silbido bajo.

El alivio me inundó, seguido por la conmoción por mi propia reacción. Cressida nunca me había gustado. Había usado a Mew para sus propósitos. Siempre quise el amor para Mew pero con ella no era posible. Lucas negó con la cabeza.

—No luzcas tan complacida. Esto es un maldito debacle. ¿Sabes lo que harán los tradicionalistas si nuestro hijo se divorcia de su esposa?

—Siempre han estado en contra de los cambios que implementaste. Están atrapados en el pasado.

—Mierda. No puedo creer que haya hecho esto. Se retractará de sus palabras y se disculpará con Cressida. No me importa si tiene que emborracharse para seguir adelante.

—Luca, no lo hará. Si de verdad ha estado viéndose con Gulf todos estos meses a pesar de la guerra y si fue con Cressida y le pidió el divorcio, entonces ya tomó una decisión, y dudo que algo pueda cambiarlo.

—Créeme, cambiará de opinión. Lo obligaré. Fue demasiado lejos. Sigo siendo Capo y si no controla sus jodidas hormonas desenfrenadas, no seguirá mis pasos.

—Entonces, iré a practicar mis mejores looks de Capo —dijo Valerio con una sonrisa.

—¡Este no es el momento para tus putas bromas! — gruñó Luca.

Valerio se encogió de hombros y salió de la sala, dejándome a solas con Luca. Valerio tenía un talento astuto para ignorar los arrebatos de Luca.

Toqué el pecho de Luca, inclinando mi cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos. La rabia en ellos no me asustó. Lo había hecho al principio, pero sabía que el amor de Luca por mí y por nuestros hijos superaba cualquier oscuridad que albergara.

6 DESTINO RETORCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora