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Mew

Pasé la noche en la casa Trevisan. Me recordó un poco al santuario de Gulf, pero la familia de Maximus solo tenía perros, en su mayoría pitbulls, staffordshire terrier, bulldogs y rottweiler. Según la solicitud de Maximus, no me uní a la tortura, ni su padre ni su hermano. Romero y Maximus habían llevado a los rusos a una de las perreras al final de las instalaciones, pero los gritos llegaron hasta el porche donde estaba sentado con Primo y Growl. Los perros en sus recintos y casas aullaron y ladraron.

-Suena como si quisieran unirse -comenté.

Solo cinco perros vivían en la casa con la familia. El resto no estaba lo suficientemente domesticado o era demasiado peligroso.

-Maximus sabe bien que no debe usar a los perros para torturar. Ya han probado suficiente sangre en sus vidas. -Cara, la esposa de Growl, salió al porche, envuelta en una manta de lana.

Su mirada buscó la distancia como si estuviera intentando ver lo que estaba pasando.

Growl se puso de pie y caminó hacia ella. Tomó su hombro.

-Deberías volver a entrar. No deberías escuchar esto.

-También lo escucho adentro.

-Pero adentro no verás a Maximus una vez que haya terminado. No creo que quieras verlo así -dijo Growl. -Ryan, no me importa si está cubierto de sangre. Estaré ahí para mi hijo cuando me necesite. -Growl asintió y condujo a Cara a una de las cómodas sillas de mimbre.

Maximus no regresó hasta las primeras horas de la mañana. Palmeé su hombro cuando entró a la casa para ir a la cama. Romero estaba cerca detrás de él. Ninguno estaba de humor para hablar, no que fuera ninguna sorpresa. Growl, Primo y yo fuimos a la perrera y limpiamos el desorden que quedó.

***

Después de un desayuno tardío, Maximus y yo nos dirigimos al gimnasio de la Famiglia para desahogarnos. Maximus no quería hablar sobre los eventos de anoche, así que no lo presioné. Después de una sesión acalorada de entrenamiento, fuimos a los vestuarios, pero me di cuenta de que algo molestaba a Maximus.

Se dejó caer en el banco frente al mío. Me vio por un momento quitarme las cintas de las muñecas antes de inclinarse hacia delante, con los brazos sobre los muslos.

-¿Qué carajo está pasando?

Hice un gesto a los dos hombres que se estaban vistiendo a toda prisa. Agarraron sus cosas con un asentimiento y nos dieron privacidad. Cuando la puerta se cerró, el silencio se apoderó de mí y Maximus. No estaba seguro de cómo decir lo que había decidido. Era una locura absoluta. Confiaba en Maximus con mi vida y, a través de su matrimonio con Sara, éramos prácticamente una familia.

-Sé que te has estado tomando días libres durante meses. No hice preguntas, pero no puedo evitar preguntarme adónde carajo vas. Ayer, te tomó horas llegar a Newark. No estabas a la vuelta de la esquina.

Miré mis zapatos de boxeo.

-Regresé lo más rápido que pude.

-Lo sé, y no estoy aquí para jugar la carta de la culpa. Tienes una puta vida. Está bien. Simplemente quiero que sepas que puedes confiar en mí. Me ayudaste después del show de mierda con Sara. Maldita sea, aún estás ahí cuando te necesito, así que, ¿por qué carajo me ocultas un secreto?

Sonreí amargamente.

-Porque estoy traicionando a la Famiglia.

Maximus se echó hacia atrás lentamente, con las fosas nasales dilatadas y los ojos llenos de incredulidad.

6 DESTINO RETORCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora