Mew
—Está bien, esta es la tercera vez que te distraes hoy conmigo. ¿Qué te pasa? —Me concentré en mi mejor amigo que estaba de pie frente al motero colgando de cadenas en el techo de nuestra celda de detención. Era uno de los pocos seguidores supervivientes del hombre que había secuestrado a mi hermana años atrás. Maddox lo había atrapado ayer con la ayuda de Primo, y mató a otro. La sangre goteaba por la cara y el pecho del tipo. Se había desmayado.
—Nada. —Envainé mi cuchillo y me acerqué al fregadero en la esquina donde un balde con agua fría esperaba en casos como este.
Maximus dio un paso atrás cuando le arrojé el agua al tipo. Dio un respingo, sus ojos abriéndose de golpe, pero luego rodaron en blanco nuevamente y se hundió hacia adelante una vez más. Como futuro Capo, torturar no era la principal de mis prioridades, pero con los moteros hacía con mucho gusto una excepción.
—¿Debería conseguir adrenalina?
Asentí distraídamente, pero mi mente estaba muy lejos. Miles de kilómetros al oeste. Apenas podía concentrarme en otra cosa que no fuera al chico al que había dejado sin despedirme hace dos semanas.
—¿Quieres que siga sin ti?
—No —espeté y tomé unas pinzas de la mesa en la esquina. Maximus inyectó la adrenalina en las venas del hombre y pronto se movió.
Mi teléfono sonó con un recordatorio. Lo saqué de mi bolsillo trasero y miré la pantalla, luego me congelé. Había dado la medianoche y mi teléfono me recordó que era 15 de mayo, el cumpleaños de Gulf.
—¿Quién es G? —preguntó Maximus con un brillo de curiosidad en sus ojos a medida que se detenía a mi lado.
Había olvidado por completo que había puesto el recordatorio en mi teléfono poco después de haberme ido de Las Vegas hace dos semanas.
No estaba seguro de por qué diablos lo había hecho. Pero en aquel entonces solo quería recordar el cumpleaños de Gulf.
Maximus se limpió las manos y se apoyó contra la pared junto a mí.
—Esa es una mirada que nunca he visto en tu cara.
Me volví hacia él.
—¿Qué tipo de mirada?
Hizo una mueca y sacudió la cabeza como si tuviera que decir algo sucio.
—No importa.
—Maximus, escúpelo.
—Es la mirada que tiene mi padre cuando mira a mi madre.
Lo miré, luego resoplé. Pero mi corazón se aceleró completamente de forma inusual. Abrí el recordatorio, pero permaneció bloqueado dentro de mi cerebro.
Maximus siguió mirándome como si pudiera extraerme información mediante rayos X.
—Él no es nadie. —Las palabras sonaron mal.
La mirada de Maximus no vaciló.
—Entonces G es un él.
Levanté mi dedo en advertencia.
—Déjalo, ¿de acuerdo?
—No puede ser Cressida. No tienes un apodo cursi para ella que comience con G y no es su cumpleaños. Lo más parecido a una palabra de cariño que has usado para ella fue perra.
¿Por qué no podía soltarlo? Solía compartir casi todo con él, pero no había mencionado mis encuentros con Gulf ni una sola vez. Con nadie.
—¿Has encontrado una aventura para que puedas soportar estar casado con Cressida?
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6 DESTINO RETORCIDO
Fiksi PenggemarSERIE CRÓNICAS DE LA MAFIA LIBRO 6 🤍 Contenido 🔞 🤍 Escenas Explícitas Adaptación sin fines de lucro. Esta historio NO nos pertenece, todos los créditos para el autor de la misma. Agradecimientos a los traductores de la historia.