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Gulf

—Denme un momento con Mew.

Nino miró a Mew e incluso yo pude ver que su expresión fue de advertencia.

—Estaré a la vuelta de la esquina, y tienes cinco minutos.

Él y Fabiano se levantaron de los taburetes y se sentaron en un rincón VIP, de modo que la pared circundante nos dio una apariencia de privacidad. Que Nino me haya traído aquí una vez que lo llamó Fabiano me demostró lo mucho que confiaba en mí y en mi juicio. No quería fallarle.

Mew sonrió, y mi pecho pareció expandirse y mi vientre se convirtió en un nido de serpientes. Extendí mi mano y él la tomó, siguiéndome mientras lo alejaba un poco más de Nino y Fabiano.

—Las probabilidades están en nuestra contra —dije cuando me detuve detrás de una cortina que separaba el área de almacenamiento de la barra.

—No me importan las probabilidades. Vine aquí para pedir tu mano.

Mi estómago se hundió, mi respiración se atascó en mi garganta. Esto no era lo que esperaba. Ni siquiera me había atrevido a considerarlo. Intenté mantener mis emociones a raya, de pensar esto lógicamente. Esto era demasiado importante para perder de vista todo menos mi confusión emocional.

—Sin la aprobación de tu padre.

Se encogió de hombros como si no importara, pero sabía lo mucho que se preocupaba por su familia. Nuestras familias eran nuestro todo. Escuchar las palabras de Alex había dolido. Que pensaba que estar con alguien significaba la traición. Que estuviera seguro de que nunca dejaría a nuestra familia, nunca lo dejaría a él porque no podía imaginar estar por su cuenta.

—¿Cressida sabe que estás aquí?

Dio un paso más cerca, mirándome con tanta intensidad que me pregunté cuán profundamente podía mirar en mi alma. Nadie conocía la oscuridad de mi alma, pero con él me preguntaba si tal vez la veía y no le importaba.

—No, no hablo con ella a menos que no me deje otra opción. Pero sabe que mi corazón no le pertenece.

—¿Y no le importa?

Se rio sombríamente.

—A ella solo le importa convertirse en la esposa de un Capo, no mis sentimientos. —La esposa de un Capo. Mi familia me había impedido asistir a eventos sociales durante toda mi vida, me había permitido permanecer en mi espacio seguro. Si me convertía en el esposo de Mew, eso tendría que terminar. La Famiglia era diferente a la Camorra. Más tradicional.

—Lo que dijo Nino es cierto, ¿sabes? Nunca seré alguien que estará a tu lado en los focos, que dará entrevistas a la prensa, que sonreirá agradablemente a una cámara.

Levantó su mano lentamente, y tocó mi mejilla.

—Sé que puedes hacerlo. Todos te amarán. Te adaptarás.

Me di cuenta de que lo creía de verdad. Tal vez quería creerlo. Mi corazón se rompió. Negué con la cabeza.

—No lo haré.

Se encogió de hombros.

—Una vez que tengamos hijos, nadie esperará que estés en público todo el tiempo. Entonces ya no importará.

Tragué pesado. Por supuesto. Mew necesitaba un heredero. Necesitaba un esposo representativo. Necesitaba a alguien que cautivara los corazones de sus soldados.

—Ni siquiera sé si quiero tener hijos.

Frunció el ceño.

—¿Por qué?

6 DESTINO RETORCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora