Capitulo 74

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Al caer la noche, nos acomodamos en una de las habitaciones del edificio en ruinas. Gally y yo nos recostamos en un colchón que encontramos, y me acurruqué junto a él. La cercanía me brindaba una sensación de seguridad y calma que no había experimentado en mucho tiempo.

Mientras Gally me abrazaba, su respiración se volvía más relajada y profunda. Sentí el ritmo de su corazón en mi pecho, marcando un ritmo constante y reconfortante. Pasamos la noche así, entrelazados, y la calma del momento me hizo olvidar, por un rato, todo el dolor y la lucha que habíamos enfrentado.

Gally me envolvía con sus brazos de manera protectora, y a pesar de las circunstancias que nos llevaron a ese lugar, su presencia era el refugio perfecto. No dijimos mucho, solo disfrutamos del silencio y del calor de nuestros cuerpos, mientras el mundo exterior permanecía en calma.

El amanecer nos sorprendió aún en esa posición, con la luz filtrándose por las ventanas rotas. Desperté con la sensación de haber recargado energías, y al mirar a Gally, pude ver en su rostro una expresión de tranquilidad y amor que me hizo sentir que, sin importar lo que viniera, estábamos juntos en esto.

Salida:

Salimos con Thomas y Minho a investigar el lugar, con la intención de encontrar suministros. Entramos en una tienda abandonada, donde rápidamente empezamos a buscar alimentos. Thomas se encargó de llenar una mochila con latas de comida enlatada mientras Minho y yo explorábamos. Encontramos algunas bolsas de frituras que decidimos probar. Thomas las abrió, y el crujido de las bolsas llenó el aire.

"¡Son deliciosas!" exclamó Thomas mientras compartíamos las frituras entre los tres. Minho, visiblemente contento, asentía con la boca llena.

"Así es, debemos llevarnos algunas de estas para Newt y Sarten, les encantarán," dije mientras guardaba las bolsas restantes en la mochila.

Al salir de la tienda, reíamos y bromeábamos mientras caminábamos por las calles desoladas. La atmósfera ligera y la normalidad del momento eran un contraste bienvenido con la gravedad de nuestra situación. Sin embargo, nuestra alegría se desvaneció abruptamente cuando una camioneta se detuvo frente a nosotros. El ruido del motor y el chirrido de los frenos nos hicieron alertar de inmediato.

Antes de que pudiéramos reaccionar completamente, Teresa descendió de la camioneta con una expresión seria. Nos miró y dijo: "Te necesitamos, para salvar este lugar."

La sorpresa y la confusión se reflejaron en nuestros rostros. Minho, furioso, se interpuso entre Teresa y yo. "No te la llevarás, maldita traidora," dijo con voz firme, mientras sacaba su arma en señal de advertencia.

Teresa no titubeó. "Si no es ella, será uno de ustedes," respondió con frialdad.

La amenaza era clara. Los chicos se agruparon alrededor mío, tratando de protegerme. Thomas, con una expresión de determinación, tomó mi mano. "No, Minho, no puedes ir," grité mientras me acercaba a él. "No puedes hacer esto."

Thomas me sostuvo con firmeza, tratando de calmarme mientras Minho daba un paso al frente, decidido a ir en lugar mío. "Iré yo, pero no quiero que los lastimen, y menos a ella, que ha pasado por mucho."

La situación se volvió tensa y violenta. Minho estaba decidido, pero la desesperación en mi rostro era palpable. No podía permitir que lo llevaran.

"No, Minho, por favor, no lo hagas," imploré mientras intentaba liberarme del agarre de Thomas.

Minho se mantuvo firme y Teresa lo hizo subir a la camioneta. Mis gritos se mezclaron con los de Thomas, quien intentaba calmar la situación. "Cuidense," dijo Thomas, con un tono grave mientras observaba cómo se llevaban a Minho.

Una vez que la camioneta se alejó, el ambiente se volvió agresivo. Thomas estaba tranquilo, pero su rostro mostraba una determinación inquebrantable. "Sabes que siempre tenemos un plan," dijo con calma. "Y es fácil sacar a Minho de ahí. Vamos con los demás."

A pesar de las palabras de Thomas, el sentimiento de pérdida y preocupación se hizo intenso. Sabíamos que debíamos actuar con rapidez, pero la incertidumbre de lo que le podía pasar a Minho nos pesaba en el corazón.

Cuando llegamos con los demás, el grupo estaba disperso en el área de refugio. El ambiente era tenso, y el silencio se hizo evidente cuando comenzamos a explicar lo que había sucedido. Thomas y yo relatamos la situación con detalle, incluyendo la llegada de Teresa, la amenaza que hizo y cómo Minho había decidido ir en lugar mío.

La reacción de los demás no se hizo esperar. Newt, Sarten y los otros escucharon con preocupación, pero al ver la intensidad en mi rostro, esperaban más que una simple explicación. Gally se acercó a mí con una expresión de furia contenida.

"No puedo creer que te hayas dejado llevar tan fácilmente," empezó Gally, su voz cargada de frustración. "¿Cómo pudiste dejar que te tomaran? ¿Qué pensabas?"

Su recriminación fue dura y directa, y me golpeó con una fuerza que no esperaba. Cada palabra parecía un golpe en mi conciencia, haciéndome sentir aún más culpable por la decisión que no pude evitar. Intenté explicar que no había tenido otra opción, que Minho había insistido en ir en lugar mío, pero Gally no parecía escuchar.

"¿Sabes lo que has hecho?" continuó Gally, su voz elevándose. "Pusiste a todos en peligro. ¿Y ahora qué? ¿Cómo vamos a salir de esto?"

Sentí cómo sus palabras me atravesaban, aumentando el peso de la culpa sobre mis hombros. No había forma de justificar la situación; el dolor de ver a Minho llevándose en la camioneta, la impotencia de no poder hacer nada, todo se mezclaba en una maraña de emociones. Gally seguía con sus reproches, y cada uno de ellos parecía perforar más profundo, haciendo que mi angustia y tristeza se intensificaran.

Finalmente, Gally se detuvo, sus ojos aún llenos de preocupación y enojo. Me dio la espalda, dejándome de pie con las lágrimas amenazando con brotar de mis ojos. Sentí el peso de la culpa y la tristeza desbordándose, mientras los demás trataban de procesar la información y pensar en una estrategia.

El reproche de Gally había sido un duro golpe, y aunque entendía su preocupación, el hecho de que no pudiera ver más allá de mi angustia en ese momento hizo que me sintiera aún más perdida. Me retiré a un rincón, tratando de recomponerme mientras el grupo comenzaba a planificar los próximos pasos.

Me contuve, con el corazón aún agitado por la confrontación con Gally. Até mi cabello con una cinta, arreglé mis cosas y acomodé mi arma con determinación. La frustración y la decisión de actuar por mi cuenta me empujaron a tomar una postura firme.

"¡Entonces iré yo sola!" grité con voz firme, volteando hacia el grupo. "Así que me voy."

Hasta que te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora