Capitulo 86

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Minho condujo la camioneta a través de una serie de caminos sinuosos hasta que encontramos un estacionamiento abandonado, oculto de la vista y alejado de la carretera principal. El lugar estaba oscuro y desolado, pero proporcionaba el resguardo que necesitábamos en ese momento. Minho se aseguró de aparcar en una esquina oculta, lejos de las luces y cualquier posible vigilancia.

Con la precisión de alguien acostumbrado a manejar situaciones de emergencia, Minho y los demás comenzaron a cubrir la camioneta con mantas y cualquier otro material disponible para camuflarla. Las mantas se ajustaron con cuidado alrededor de los bordes y las ventanas, haciendo que el vehículo se mezclara con el entorno. El objetivo era hacerlo parecer una chatarra común en el estacionamiento, para evitar atraer la atención.

Nos metimos dentro de la camioneta y, a pesar del espacio reducido, nos acomodamos con esmero. Las mantas y cojines se utilizaron para crear un área más cómoda y cálida. Aunque el espacio era limitado, la sensación de seguridad que nos proporcionaba estar juntos y ocultos de posibles peligros nos ayudó a relajarnos.

Gally se aseguró de que yo estuviera bien arropada, y después de asegurarme que Gal estaba cómodo y a salvo en mi regazo, nos acomodamos en el pequeño espacio. El sueño nos venció rápidamente, a pesar de las circunstancias. El cansancio acumulado y la tensión del día hicieron que el sueño fuera profundo y reparador.

Minho, Thomas, Newt y Sarten también encontraron sus lugares en el camioneta, tomando turnos para vigilar y descansar. El ambiente dentro de la camioneta estaba impregnado de un sentido de calma, interrumpido solo por el ocasional sonido del viento exterior y los suaves susurros de los que aún estaban despiertos, manteniéndose alerta.

A pesar de la dura realidad que nos esperaba al despertar, el refugio improvisado ofrecía un momento de tranquilidad y seguridad que todos necesitábamos. El hecho de estar juntos y protegidos en ese momento nos dio un breve respiro, permitiéndonos recuperar fuerzas para enfrentar el próximo desafío.

Así, en medio de la incertidumbre y el peligro constante, nos aferramos a la esperanza de que, mientras estuviéramos unidos, podríamos superar cualquier obstáculo que se nos presentara.

Al despertar, el sol ya había comenzado a asomar en el horizonte, filtrándose a través de las mantas que cubrían las ventanas de la camioneta. A pesar del espacio reducido y la falta de comodidad, todos habíamos logrado descansar, aunque el sueño había sido interrumpido por momentos de alerta.

Thomas fue el primero en romper el silencio. Mientras se estiraba y se estiraba para aliviar los músculos entumecidos por la noche en el estrecho espacio, dijo con voz cansada pero decidida: “Lo mejor sería quedarnos aquí un tiempo. Estamos seguros y tenemos que planificar nuestro próximo movimiento”.

Gally y yo nos despertamos al oír la voz de Thomas. Gally se incorporó y, con un gesto suave, comenzó a revisar a Gal, que seguía dormido plácidamente en su pequeño colchón improvisado. La tranquilidad en su rostro era un alivio, y sentí una oleada de gratitud por tener a mi hijo a salvo.

Sarten, Minho y Newt también se despertaron, y mientras se estiraban y se preparaban para comenzar el día, los pensamientos sobre la seguridad del grupo y el siguiente paso ocupaban nuestras mentes.

Newt, que se había acomodado en el rincón opuesto, se estiró y comentó: “Mientras estemos aquí, podemos aprovechar para reevaluar nuestra situación. No podemos seguir en movimiento constante sin un plan sólido”.

Minho, aún medio dormido pero con la mente despierta, asintió. “Sí, y también necesitamos encontrar una forma de comunicarnos con el resto de los aliados. No podemos seguir escondiéndonos sin coordinar nuestras acciones.”

Hasta que te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora