Parte 65

5 0 0
                                    

Uno de los guardias se acercó para silenciar tus gritos, pero los chicos no se detuvieron. Golpearon y patearon a los guardias que intentaban bloquear su camino, utilizando toda su fuerza para abrirse paso hacia la sala donde estabas conectada. La situación se volvía más caótica a medida que la resistencia de tus amigos se intensificaba.

Finalmente, llegaron a la sala donde estabas conectada. Los chicos irrumpieron en la habitación, enfrentándose a los guardias que intentaban detenerlos. Newt y Minho se encargaron de los guardias con una furia implacable, mientras Thomas y Sarten se apresuraron a desconectar los cables y liberar tus ataduras. El caos y la desesperación llenaban el aire, pero su determinación y valentía no conocían límites.

Cuando finalmente lograron liberarte, caíste al suelo, temblando y llorando mientras intentabas recuperar el aliento. La descarga emocional había sido abrumadora, y te sentías completamente exhausta. Thomas te abrazó con fuerza, tratando de consolarte mientras Sarten revisaba el equipo para asegurarse de que no hubiera más peligros. Minho y Newt seguían luchando con los guardias y asegurándose de que la sala estuviera segura.

La experiencia había dejado una marca profunda en todos ustedes. La imagen de los rostros doloridos de tus amigos y la tortura que habías sufrido se convirtieron en una marca indeleble en tu memoria. Aunque habías sido rescatada, las secuelas de lo que habías experimentado seguirían persiguiéndote mientras buscabas una manera de sanar y encontrar la salida de ese infierno en el que habías estado atrapada.

Estábamos encerrados en una celda estrecha y sombría. Las paredes estaban cubiertas con un material metálico gris, y la única fuente de luz era una pequeña rendija en la puerta. El aire estaba viciado, y la desesperanza era palpable entre nosotros. El silencio solo era roto por el ocasional zumbido de las luces fluorescentes y el leve eco de nuestros movimientos.

Finalmente, decidimos que la única forma de escapar era a través de los conductos de ventilación. Aunque sabíamos que el plan era arriesgado, era nuestra única oportunidad. Nos dirigimos al rincón más alejado de la celda y comenzamos a trabajar en la rejilla de ventilación. Sarten y Minho se encargaron de forzarla con una palanca improvisada, mientras Thomas y Newt se preparaban para entrar.

Con un esfuerzo final, lograron quitar la rejilla y la colocaron a un lado. El agujero en el muro era lo suficientemente grande como para que uno a uno pudiéramos pasar. La entrada al conducto era oscura y angosta, pero era nuestro único camino hacia la libertad.

Thomas fue el primero en entrar, seguido de cerca por Minho. Ambos se adentraron en el conducto, moviéndose con rapidez y destreza a pesar del espacio limitado. Newt y Sarten fueron los siguientes, y finalmente, me deslicé hacia adentro, arrastrándome con cuidado para evitar hacer ruido.

El conducto estaba sucio y estrecho, y el aire estaba cargado con polvo y el olor a metal oxidado. A medida que avanzábamos, la luz de la celda se desvanecía, dejándonos en la penumbra total. Nos movíamos con agilidad, avanzando a gatas mientras intentábamos no hacer ningún ruido que pudiera alertar a los guardias.

De vez en cuando, el conducto se ensanchaba y permitía un breve respiro, pero la mayoría del tiempo teníamos que arrastrarnos con lentitud. El calor y la falta de ventilación hacían que la atmósfera fuera asfixiante, pero sabíamos que debíamos mantener el ritmo si queríamos tener una oportunidad de salir.

Después de un largo trayecto, comenzamos a escuchar un murmullo en la distancia, un sonido que parecía indicar la presencia de gente o de maquinaria. La señal era clara: estábamos cerca de una salida, pero también había un riesgo inminente de ser descubiertos.

Hasta que te vuelva a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora