"Extrañaba tu olor," dije, inclinándome hacia él y besando su mejilla con suavidad. Mi voz era un susurro, casi perdido en el viento, pero cargada de emoción. "Todo de ti."
Gally giró su rostro hacia el mío, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y nostalgia. Me miró con una sonrisa que parecía iluminar la oscuridad que nos rodeaba. "Yo también te extrañé," respondió, su voz suave pero llena de sinceridad. "Cada momento sin ti fue un desafío."
Mientras acariciaba su mejilla, sentí una conexión profunda, como si todos los meses de separación se desvanecieran en ese instante. Gally se inclinó hacia mí, y antes de que pudiera decir más, sus labios encontraron los míos en un beso que combinaba ternura y pasión. El contacto fue tan suave al principio, pero rápidamente se convirtió en algo más intenso, como si estuviéramos intentando recuperar todo el tiempo perdido en un solo gesto.
Me dejé llevar por el beso, sintiendo cada segundo como una eternidad en la que estábamos completamente conectados. El mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse, dejando solo el calor de nuestros cuerpos y la promesa de estar juntos de nuevo.
Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos respirando con algo de dificultad, nuestras frentes aún tocándose. Gally me miró a los ojos, su expresión un reflejo de todo el amor y la devoción que había sentido durante todo el tiempo en que estuvimos separados.
"Prometí que no te dejaría sola, y voy a cumplirlo," dijo con firmeza, su voz temblando ligeramente con la emoción. "No importa lo que venga, enfrentaremos todo juntos."
Sonreí, sintiendo una oleada de gratitud y esperanza. "Sí," asentí. "Juntos."
Nos quedamos allí, en silencio, disfrutando de la paz momentánea que nos ofrecía la noche. El mundo aún estaba lleno de desafíos, pero con Gally a mi lado, sentía que podíamos enfrentar cualquier cosa. La conexión entre nosotros era más fuerte que nunca, y estaba dispuesta a enfrentar el futuro con la misma determinación y valentía que él demostraba.
La noche avanzó lentamente, y aunque la incertidumbre seguía presente, el amor y la fuerza que compartíamos nos daban la confianza para seguir adelante. Mientras nos abrazábamos en el techo, el mundo parecía un lugar más esperanzador, lleno de posibilidades y promesas de un mañana mejor.
