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Diciembre, 2020Manhattan

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Diciembre, 2020
Manhattan

Lando

Desde mi asiento en la esquina de la terraza del hotel, la vista de Nueva York se extendía ante mí, está siempre había sido una ciudad que me encantaba.

Era una de esas noches frías de diciembre en las que la ciudad parecía brillar con una intensidad especial, como si cada edificio y cada calle estuvieran decorados para las festividades. Podía escuchar el murmullo distante del tráfico abajo, mezclado con el sonido de la música suave que salía del restaurante cercano.

Terminé mi té y dejé la taza vacía sobre la mesa, mirando las luces sin realmente verlas. Mi mente estaba ocupada con pensamientos de la temporada próxima, de las carreras, de los contratos y las negociaciones. Había estado en Nueva York para algunos eventos promocionales, para la cena anual de año nuevo de McLaren y para prepararme para la gira de prensa que comenzaría en enero.

—Lando, ¿tienes un minuto?

Robert, mi manager, se acercó, sacándome de mis pensamientos. Era un hombre de treinta años, con un porte seguro y una expresión que rara vez cambiaba de su sonrisa calculada. Vestía como siempre, con un traje impecable y un aire de eficiencia.

—¿Cuándo no tengo un minuto para ti, Robert?— respondí, una sonrisa medio dibujada en mi rostro. Sabía que cuando Robert tenía algo que decir, rara vez era opcional.

—Tengo noticias sobre el contrato con Nicole Miller— Robert se sentó frente a mí, cruzando una pierna sobre la otra con elegancia.

Rodé los ojos, aunque sin perder la sonrisa —Déjame adivinar. Todo está listo y ahora solo falta que nos aseguremos de que parezca real, ¿no?

Robert me miró, una chispa de aprobación en sus ojos —Eres más perspicaz de lo que la gente piensa, Lando. Sí, el contrato está listo. John y yo hemos cubierto todos los detalles. Esto será beneficioso para ambos. Ella necesita limpiar su imagen después del escándalo, y tú... Bueno, mantenerte fuera de los titulares por algo más que no sean las carreras no puede hacerte daño.

—¿Por algo más que mis conquistas, querrás decir?— repuse, con una sonrisa irónica. La verdad era que los rumores sobre mi vida amorosa eran inagotables. Mujeres, fiestas, un estilo de vida que los tabloides adoraban. Pero no me importaba. Al final del día, era el rendimiento en la pista lo que contaba, y eso lo sabía hacer mejor que nadie.

Robert no mordió el anzuelo. Su expresión permaneció neutral —Este acuerdo es para mostrar una imagen más estable. Una relación con Nicole puede desviar la atención de los medios de tu... vida social, y redirigirla a algo más positivo. Para ambos.

—Entonces, ¿Cuál es el plan? ¿Debo llevarla a cenas románticas y paseos por el parque?— pregunté, sabiendo muy bien que Robert tendría ya todo planeado.

—De hecho, sí. Necesitamos que pases más tiempo con ella, en lugares donde puedan ser vistos juntos. Pero para comenzar, John sugirió que pases un día con Nicole. Quiere que ella te muestre la ciudad. Una especie de cita casual. Nada demasiado elaborado, pero lo suficiente para que se conozcan.

La idea me hizo fruncir el ceño. Pasar un día con Nicole Miller no era mi idea de diversión. No es que tuviera nada en su contra personalmente, pero sabía que esto no era más que un truco de relaciones públicas, y eso siempre me había parecido una pérdida de tiempo.

—¿Un día con Nicole, mostrando la ciudad? ¿En serio, Robert?— bufé, recostándome en mi asiento —No soy un turista. No necesito un recorrido.

—No se trata de ti, Lando. Se trata de cómo los medios lo perciben— Robert mantuvo la calma, como siempre —Y antes de que digas que no te importa, recuerda que esto es parte del contrato. Si quieres que este acuerdo funcione, tienes que jugar tu papel.

Suspiré, sintiendo la familiar sensación de estar atrapado. Siempre había reglas, siempre había expectativas, y aunque me gustaba desafiar los límites, sabía que Robert tenía razón. Había demasiado en juego. No solo mi imagen, sino también los patrocinadores, los contratos futuros. Todo era parte del juego.

—Está bien. Lo haré. Pero no esperes que sea encantador. Solo haré lo que sea necesario para mantener esto a flote— miré a Robert con seriedad, queriendo dejar en claro mis límites.

—Eso es todo lo que necesitamos, Lando. Una vez que los medios se acostumbren a verlos juntos, será más fácil. Y recuerda, no es necesario que te enamores de ella. Solo sé cordial, muestra interés, y déjala llevar la conversación. Nicole es una profesional, y sabe lo que está en juego.

Asentí, aunque todavía me sentía reacio —Entonces, ¿cuándo es esta cita turística?

—Este sábado. John y yo manejaremos los detalles. Solo relájate y sé tú mismo. Pero, un poco más... amigable, por así decirlo— Robert me dio una sonrisa que parecía casi genuina, como si creyera realmente que esto sería fácil.

—Amigable no es exactamente mi fuerte, pero lo intentaré— me encogí de hombros, dándome cuenta de que ya estaba decidido. No había vuelta atrás.

Robert se levantó, satisfecho —Sabía que podrías manejarlo. No es diferente a cualquier otra estrategia de carrera. Solo una táctica diferente con una compañera diferente.

Lo observé alejarse, sintiendo el peso del contrato, de las expectativas, de todo lo que venía con ser un piloto en el ojo público. Mientras miraba las luces de la ciudad, no podía evitar preguntarme cómo sería realmente pasar un día con Nicole.

Ella era famosa, talentosa, con una vida que la mayoría de la gente envidiaba. Pero detrás de todo eso ¿Qué había realmente?

No importaba. Esto no era personal. Era solo otro trabajo, otra actuación. Y si había algo en lo que era bueno, era en dar a la gente lo que querían ver, sin importar lo que sintiera por dentro. Esta cita con Nicole no sería diferente.

Me recosté rendido en mi cama y decidí que, por ahora, jugaría el papel que se esperaba de mí. Después de todo, en el mundo de las carreras, siempre se trataba de cruzar la línea de meta en primer lugar, sin importar cómo llegaras allí.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora