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Diciembre, 2020Manhattan / Summit

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Diciembre, 2020
Manhattan / Summit

Nicole

El sábado por la mañana comenzó como cualquier otra, con el sonido de mi alarma llenando la habitación.

Me levanté de la cama y fui directo a la ducha, dejando que el agua caliente relajara mis músculos tensos y despejara un poco mis pensamientos. Hoy sería un día largo. Un día que preferiría evitar. La idea de pasar horas con Lando Norris, el piloto arrogante y frío que apenas conocía, era lo último que quería hacer. Pero sinceramente no tenía opción.

Después de vestirme con unos jeans negros, un top blanco y una chamarra de cuero azul cielo, fui hasta la cocina. Le puse de desayunar a Queen.

—Hola, bonita— dije, acariciándola detrás de las orejas mientras me preparaba una taza de café —Hoy será un día interesante, ¿sabes?

Queen solo me miró con esos ojos grandes y confiados, como si entendiera cada palabra. Me reí y me incliné para besarla en la cabeza. Aunque preferiría pasar el día con ella, sabía que tenía que cumplir con mi parte del trato.

Tomé un sorbo de mi café y miré el reloj. Aún tenía tiempo antes de que Lando llegara.

Había decidió que lo llevaría a Summit, el pequeño pueblo cerca de Manhattan donde había crecido. Había algo en ese lugar que lo hacía mágico así que quién sabe, quizás lograba ablandar a Lando con lo que tenía planeado hoy.

También tenía planeado llevar unas cosas que había reunido a la casa hogar del pueblo, de paso puedo enseñarle al idiota arrogante otro lado de mi vida. Si íbamos a pasar el día juntos al menos podíamos hacer algo significativo.

Mientras terminaba mi café, el sonido de mi teléfono vibrando en la encimera llamó mi atención. Lo tomé y vi que era un mensaje de John...

John: Lando está en camino. Recuerda, solo relájate y sé tú misma. Esto saldrá bien.

Dejé escapar un suspiro y guardé el teléfono en mi bolsillo. Ser yo misma no parecía ser un problema, pero relajarme... Eso era otra historia. Volví a mirar el reloj y me dirigí a la puerta principal. Queen me siguió y la acaricié una vez más antes de salir —Te veré luego, bonita. Cuida la casa.

Tome el elevador al vestíbulo de mi edifico, una vez que llegue busqué con la mirada a Lando.

El piloto estaba en la recepción, inclinado sobre el escritorio, susurrando algo en el oído de la recepcionista.

Decidí acercarme dispuesta a interrumpir su conversación pero mi presencia no pareció llamar su atención. Hice un sonido con mi boca y hablé —Buenos días— me puse a un lado de él —¿Nos vamos?

Lando levantó la vista, y me observó. Me miró con esos ojos azules fríos que siempre parecían evaluar todo a su alrededor —Si— su voz era neutral, sin emoción. Una vez que nos alejamos de un poco de recepción, decidió hablar —Llegas tarde.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora