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Enero, 2021Manhattan

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Enero, 2021
Manhattan

Nicole

La música seguía vibrando en mis oídos mientras la última nota resonaba por todo el estadio. Las luces brillaban sobre mí, cegándome, pero podía sentir la energía del público como una ola. Miles de personas me aplaudían, gritaban mi nombre y, por un segundo, me dejé llevar por esa sensación embriagadora.

Respiré profundo y levanté el micrófono una vez más, con una sonrisa sincera en los labios.

—¡Gracias, Nueva York!— dije con todo el aire que me quedaba, tratando de que mi voz superara el estruendo de la multitud —Gracias por estar aquí esta noche, nunca olvidaré este momento.

La ovación fue ensordecedora, tanto que sentí una punzada en el pecho. Este no era solo otro concierto para mí; era un renacimiento. Mi primer show desde que había decidido enfrentar el mundo otra vez, desde que había aceptado que no podía esconderme más. Cada persona que gritaba mi nombre estaba allí no solo por mi música, sino porque habían seguido mi caída, mi dolor, y ahora me veían levantarme.

Incliné la cabeza en agradecimiento antes de dar un último vistazo a esa marea de rostros emocionados. Era abrumador, pero de una manera reconfortante. Era la prueba de que, aunque había tocado fondo, aún tenía algo que ofrecer. Algo que los mantenía conmigo.

Caminé hacia el centro del escenario, todavía temblando de la adrenalina, y las luces bajaron. Mi respiración resonó en la plataforma mientras bajaba, tratando de calmar la euforia que me recorría. Mis manos aún temblaban cuando dejé el micrófono en manos de un técnico, sintiendo cómo el sudor se pegaba a mi piel bajo las luces intensas del escenario.

Lo había hecho. Finalmente, lo había hecho.

En cuanto crucé el telón, vi a mi familia esperándome. Gala y Avery fueron las primeras en abalanzarse sobre mí, con sonrisas tan grandes que casi me hacían llorar de la emoción. Ambas me abrazaron al mismo tiempo, casi tirándome al suelo con su entusiasmo.

—¡Lo lograste! ¡Eres increíble!— exclamó Gala, sus ojos brillando de alegría.

Gala, por su parte, no pudo decir nada. Simplemente me abrazó fuerte, casi como si quisiera asegurarse de que seguía aquí, de que no había desaparecido. Mi hermana y mi mejor amiga, mis pilares. Sin ellas, probablemente habría salido corriendo de ese escenario mucho antes de terminar.

—Lo lograste, Did— dijo mi hermana finalmente —Ethan estaría muy orgulloso de ti— había algo en su voz que casi me hizo derrumbarme otra vez.

Al soltarme, mi mirada se dirigió a mi madre. Estaba allí, al fondo, un poco distante como siempre. Su rostro tenía una mezcla de orgullo y reserva, como si no estuviera del todo cómoda con lo que acababa de pasar. Pero sus ojos decían lo contrario. Sabía que, aunque no era la mujer más expresiva, estaba feliz por mí.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora