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Marzo, 2021

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Marzo, 2021
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Nicole

El avión ya estaba en el aire, y todo lo que podía escucharse era el leve zumbido del motor y las voces de los asistentes de vuelo ofreciendo bebidas. Afuera, las nubes pasaban perezosamente por la ventanilla, pero yo apenas podía concentrarme en eso. Mi mente estaba atrapada en la conversación que había tenido con Avery.

—No puedo creer que hayas terminado con él— dije, rompiendo el silencio incómodo que había caído entre nosotras después de que me confesara que había dejado a su novio.

Avery soltó un suspiro y, en lugar de mirarme, se concentró en las manos que jugueteaban con su anillo, deslizándolo arriba y abajo de su dedo sin cesar, aun no se lo quitaba.

—Tenía que hacerlo— respondió finalmente, sin convicción. La conocía lo suficiente para saber que esto no era solo una decisión impulsiva. Algo más estaba detrás.

Apoyé mi cabeza en el respaldo del asiento, con la vista fija en el techo del avión. Era difícil no sentirme preocupada por ella, aunque también me resultaba confuso. Su relación con Jason siempre había parecido sólida desde fuera.

—¿Por qué no me dijiste nada antes?— le pregunté suavemente. Sabía que Avery solía guardarse muchas cosas, pero esto me tomaba por sorpresa.

—Porque...— Vaciló, y por un segundo pensé que iba a echarse atrás —Me enamoré de otra persona. O al menos eso creo.

Mis ojos se abrieron de golpe. No esperaba eso, y mucho menos de Avery, quien siempre había sido la más racional de las dos. Estaba casada con su carrera, al igual que yo, y siempre había dado la impresión de que cualquier cosa que tuviera que ver con el amor no ocupaba mucho espacio en su vida.

—¿Qué?— mi voz apenas fue un susurro.

—No quiero hablar de eso— dijo, un poco más tajante esta vez —Solo... no quiero. El viaje a Baréin es para olvidarme de todo esto, al menos por unos días.

—Avery...— empecé a decir, pero ella negó con la cabeza, cortando cualquier intento de profundizar en la conversación.

—Lo siento, Nicole. De verdad no quiero hablar de ello ahora. No estoy lista.

Asentí lentamente, sabiendo que no debía presionar más, aunque la curiosidad me carcomía por dentro. Si no fuera por la manera en que había dicho "alguien prohibido", habría pensado que solo era una ruptura más. Pero esa frase... Había algo más, algo que ni siquiera estaba cerca de revelarme.

Me quedé en silencio, dejando que mis pensamientos se dispersaran por el avión, mientras el cansancio comenzaba a arrastrarse por mi cuerpo. Habían sido unos meses agotadores. Mi gira estaba en pleno apogeo, y aunque todo estaba marchando bien en lo profesional, había días en que sentía que todo era una fachada, una nube densa en la que me escondía para no pensar en lo que realmente estaba pasando en mi vida.

Lando había estado apareciendo en algunos de mis conciertos en los últimos meses. Siempre con su sonrisa encantadora y esas miradas calculadas que parecían parte de un acto más que de una verdadera intención. Era fácil mantener el frente para las cámaras, subir fotos, mostrarnos como la pareja perfecta, pero en el fondo, esa tensión entre nosotros nunca desaparecía del todo.

Sabía que todo era parte del contrato, pero a veces me preguntaba si él se daba cuenta de cuánto me afectaba. Había días en los que no podía dejar de pensar en su frialdad, en cómo parecía tan indiferente, mientras yo aún luchaba con los fantasmas de mi pasado. Y luego estaban esos otros momentos, esos destellos de algo más que me hacían preguntarme si tal vez, solo tal vez, había algo real debajo de toda la fachada.

Pero ahora, tenía que concentrarme en otra cosa. Baréin sería una distracción, y aunque no quería admitirlo, una parte de mí estaba emocionada por estar lejos de todo por un tiempo, incluso si solo era por un par de días.

Giré la cabeza hacia Avery, quien ahora miraba por la ventanilla, perdida en sus propios pensamientos. Podía sentir la angustia en ella, aunque no dijera nada más. Sabía que eventualmente tendría que contarme la verdad, pero por ahora, solo podía esperar.

Cerré los ojos, intentando relajarme antes de llegar a Baréin, aunque el peso de la incertidumbre seguía colgando sobre nosotras, como una tormenta esperando estallar.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora