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Diciembre, 2020Manhattan

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Diciembre, 2020
Manhattan

Lando

Me dejé caer pesadamente en el sofá de la suite, cerrando los ojos y tratando de calmar mi respiración. El eco de los gritos de Robert aún resonaba en mis oídos, su voz llenando cada rincón de mi mente. Había pasado la última media hora sermoneándome como si fuera un niño que no entiende las reglas del juego. Y, de alguna manera, tenía razón.

—Lando, ¿estás bien?— la voz suave de Rebecca me hizo abrir los ojos. Estaba de pie frente a mí, mirándome con esa mezcla de preocupación y compasión que solo una amiga de toda la vida podría tener.

Me encogí de hombros, mirando el techo con una sonrisa amarga —Sí, claro. Solo el típico día en la vida de un idiota que no puede mantenerse fuera de los titulares.

Rebecca se sentó a mi lado, su presencia siempre reconfortante. Habíamos sido amigos desde la infancia, pasando por todo juntos. Era como una hermana para mí, y la idea de que la gente pensara que había algo más entre nosotros me hacía sentir incómodo.

—Robert tiene razón ¿Sabes?— dijo ella, siempre directa —No es justo para Nicole. La gente está hablando, y no es nada bueno.

—Lo sé— respondí, sintiendo el peso de sus palabras —Es solo que... todo este contrato, esta farsa. No sé si puedo seguir con esto.

Rebecca frunció el ceño, girándose para mirarme de frente —Entonces, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué aceptaste?

Suspiré, inclinándome hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas —Porque necesito enderezar mi imagen. Y porque Robert insistió en que esto era lo mejor para mi carrera. Pero no me siento bien con todo esto. Fingir una relación con alguien que apenas conozco... No sé, Becky. No se siente real.

Rebecca me observó en silencio por un momento, sus ojos oscuros fijos en los míos —Tienes que hablar con Robert. Decirle lo que sientes. No puedes seguir así, Lando. No si te está haciendo sentir de esta manera.

Asentí lentamente, sabiendo que tenía razón. Rebecca siempre sabía lo que decir para hacerme ver las cosas con claridad. Pero enfrentarse a Robert no sería fácil. Era un hombre de negocios y sabía cómo manejar situaciones complicadas, pero eso no significaba que entendiera lo que estaba pasando por mi cabeza.

—Hablaré con él— dije finalmente, tratando de convencerme tanto a mí mismo como a Rebecca —Pero no creo que cambie nada. Estamos en esto ahora, y no hay vuelta atrás.

Rebecca me apretó la mano, su gesto una muestra silenciosa de apoyo —Estoy aquí para ti, pase lo que pase. Y estoy segura de que Nicole también entendería si le dijeras la verdad.

—Nicole...— murmuré, recordando su expresión furiosa en la última reunión. No habíamos hablado mucho, y nuestras interacciones eran más que nada para cumplir con los acuerdos de contrato o para insultarnos. Pero había algo en ella, algo que me hacía sentir que estaba metido en algo mucho más grande de lo que había anticipado.

—Sí, Nicole— Rebecca sonrió, dándome un codazo en las costillas —Parece una buena persona. Tal vez, si ambos fueran honestos desde el principio, las cosas serían más fáciles para todos.

Asentí, sabiendo que tenía razón, pero no estaba seguro de cómo manejarlo. Todo era más complicado de lo que había imaginado. Y ahora, con las fotos de Rebecca y yo saliendo del hotel, la situación se había vuelto aún más delicada.








***








Robert estaba esperando en el salón de la suite, su expresión tensa cuando entré con Rebecca. Mi manager tenía un aire de impaciencia, su pie golpeando rítmicamente el suelo de mármol.

—Lando, tenemos que hablar— dijo en cuanto me vio, cruzando los brazos sobre el pecho —Esto se está saliendo de control.

Suspiré, sentándome en una silla frente a él. Rebecca se quedó de pie, mirándonos con los brazos cruzados.

—¿Sobre qué quieres hablar, Robert? ¿Sobre cómo todo esto es un error?— pregunté, tratando de mantener la calma.

—Sobre cómo tienes que controlar tus impulsos, Lando— Robert se inclinó hacia adelante, su mirada seria —Estas fotos con Rebecca... La gente está hablando. Y no de la manera que necesitamos.

—Rebecca es mi amiga. No hay nada más— mi voz se alzó un poco, sintiendo la frustración arremolinarse en mi interior —No entiendo por qué es un problema tan grande.

—Porque la gente no lo sabe, y no les importa la verdad— Robert sacudió la cabeza —Están más interesados en los titulares, en los escándalos. Y eso afecta la percepción pública. Afecta a Nicole, y por extensión, te afecta a ti.

Sentí una punzada de culpa al escuchar el nombre de Nicole. Sabía que Robert tenía razón, pero no podía evitar sentirme atrapado en esta situación. Todo esto se estaba volviendo demasiado.

Ahorita no podía dejarme distraer por nada y menos por qué ya viene el inicio de temporada.

—¿Y qué sugieres que haga?— pregunté, mi voz más tranquila ahora, resignada.

—Para empezar, asegúrate de que no haya más fotos comprometedoras. Mantén un perfil bajo, al menos hasta después de la fiesta de Año Nuevo. Y segundo, necesitas hablar con Nicole. Arreglar las cosas con ella— Robert se inclinó hacia atrás, observándome atentamente —Esta relación falsa depende de la percepción pública, y ahora mismo, estamos perdiendo el control de esa narrativa y todavía ni si quiera lo hemos hecho público.

Rebecca se acercó, poniendo una mano en mi hombro —Lando, sé que esto es difícil, pero Robert tiene razón. Necesitas arreglar las cosas con Nicole. De alguna manera, encontrar un terreno común.

Asentí, sabiendo que tenían razón. Todo se estaba desmoronando, y si no actuaba rápido, podría terminar peor de lo que había imaginado.

Ojalá nunca me hubiera acercado a ella en ese bar.

—Está bien. Hablaré con ella— finalmente, cedí, sabiendo que no tenía otra opción.








***








Más tarde esa noche, después de que Robert y Rebecca se hubieran ido, me quedé solo en la suite, mirando por la ventana la vista de la ciudad. Las luces brillaban en la oscuridad, parpadeando como pequeñas estrellas en el horizonte. Me sentí solo, atrapado en este papel que había aceptado desempeñar.

Mi teléfono vibró en la mesa junto al sofá, y lo miré con desgana. Era un mensaje.

Rebecca: Estaré aquí para lo que necesites, siempre. Habla con Nicole, Lando. Tal vez las cosas no sean tan malas como piensas.

Suspiré, apagando el teléfono y dejando que el silencio llenara la habitación. Tal vez tenía razón. Tal vez hablar con Nicole sería el primer paso para arreglar todo este desastre. Pero había una parte de mí que dudaba, que temía lo que pudiera encontrar al abrirme a alguien más. Especialmente a alguien como Nicole, que claramente tenía sus propios problemas y secretos.

Me recosté en el sofá, cerrando los ojos y dejando que el agotamiento me arrastrara. Mañana sería otro día, otra oportunidad para arreglar las cosas. Pero por ahora, solo quería un momento de paz, un momento para olvidar todo lo que había salido mal.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora