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Enero, 2021Manhattan

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Enero, 2021
Manhattan

Nicole

El timbre de la puerta sonó inesperadamente, rompiendo el silencio que llenaba mi casa desde que desperté.

Dejé los contratos y los papeles que había estado revisando durante las últimas dos horas sobre la mesa de café y me dirigí a la puerta. Hoy no esperaba visitas, y mucho menos en este momento, cuando estaba tratando de encontrar algo que hacer que me diera calma antes de la tormenta que sabía se avecinaba.

Abrí la puerta y lo que me encontré fue a Emily, mi vecina de veinticinco años, quien tenía a su hijo Ben, de cinco años, acurrucado en sus brazos. Su expresión era de pura angustia, y antes de que pudiera siquiera preguntar qué pasaba, empezó a hablar rápidamente.

—Nicole, sé que esto es muy impertinente, pero... ¿Podrías cuidar a Ben por unas horas?— me dijo, entre disculpas y prisas —Es una emergencia en el trabajo, no puedo faltar y no tengo a quién más pedirle ayuda.

Miré a Ben, quien me observaba con sus grandes ojos curiosos y esa sonrisa encantadora que siempre traía algo de luz a los días. No pude evitar sonreírle a Emily, a pesar de la repentina solicitud.

—Claro que puedo cuidarlo— le dije con tranquilidad, tomando a Ben en brazos con suavidad —No te preocupes, Queen y yo nos encargaremos de él.

Emily dejó escapar un suspiro de alivio y, tras darme las gracias repetidamente, se fue apresurada. Ben se acomodó en mis brazos con total confianza, como si estuviera acostumbrado a este tipo de visitas inesperadas.

—¿Qué te gustaría hacer hoy, campeón?— le pregunté, sonriendo mientras le acariciaba el cabello.

Ben me miró con esos ojos brillantes y llenos de energía.

—¿Película?— preguntó con una sonrisa que dejaba al descubierto un par de hoyuelos adorables.

—Película, entonces— respondí, sintiendo cómo el peso de los problemas que había cargado durante días empezaba a desvanecerse ligeramente.

Ben era el tipo de compañía que te hacía olvidar los líos del mundo adulto, aunque solo fuera por un rato.

Caminamos hacia la sala y, después de buscar entre mi colección de películas infantiles, encontré una que sabía que le encantaba. Puse la película y lo acomodé en el sofá con un par de cojines para que estuviera más cómodo. Mientras la película comenzaba, lo observé atentamente, sintiendo una mezcla de ternura y algo que no podía identificar del todo.

Pasaron unos minutos y ya estaba completamente absorto en la historia animada mientras acariciaba a Queen a su lado. Me levanté para ir a la cocina a preparar unas galletas y un vaso de leche para Ben, siempre pensando en cómo podía hacer que se sintiera aún más cómodo.

London Boy | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora